Una historia de desesperación, dilaciones, desencanto y esperanza nos narra en su misiva a través del correo electrónico, fechada el pasado 1ro. de octubre, Héctor Rubio Hernández, vecino de la Calle 12, No. 20 B, en la espirituana Zona de Desarrollo, Camino de La Habana.
“Mi suegra, de 97 años de edad, sufrió un dolor muy fuerte en el pecho en el día de hoy. Inmediatamente se mandó a buscar a la doctora, quien vino enseguida, pero no trajo el ‘esfigmo’ porque está roto y no le han situado otro. De modo que debimos acudir a un vecino que nos lo prestara para chequearle la presión”, narra el remitente y agrega que al ver a la paciente bastante mal la doctora decidió que fuera trasladada al hospital para realizarle un electrocardiograma.
“Ella personalmente llamó a las ambulancias por el 114 y le comunicaron que había que llevarla al puesto médico más cercano (Policlínico Norte) porque la ambulancia no podía venirla a recoger al lugar de residencia. Figúrese usted, ¿en qué la iba a llevar al policlínico si por aquí prácticamente no pasan carros?, y de llegar hasta ahí hubiese seguido para el hospital (…). Entonces mi esposa llamó a los taxis y le dijeron que solo había dos y que estaban para el hospital pediátrico, que cuando viniera alguno ellos, llamaban; aún estoy esperando esa llamada”, continúa Héctor su narración.
Refiere el lector que el siguiente paso fue llamar al Puesto de Mando de la Asamblea Municipal del Poder Popular, donde un compañero que lo atendió le recomendó llamar al Policlínico Norte y explicar el problema y, si no resolvía, volver a comunicarse con él. “En mi llamada al policlínico —escribe— la persona que me salió al teléfono, una mujer, me dijo que ellos ni tienen ambulancia ni cómo prestarnos ayuda. Al ver esto llamé a Atención a la Población del Poder Popular Provincial y una compañera, que no recuerdo su nombre, fue muy atenta y preocupada, me devolvió la llamada enseguida para decirme que marcara el 104, que allí alguien llamado Reidel, quien ya estaba impuesto de mi problema, me atendería”.
De acuerdo con su narración, el mencionado funcionario le dijo que no había problemas, que enviaría un carro enseguida y así fue. La anciana fue trasladada al hospital, donde le realizaron un chequeo y afortunadamente pudo sobrepasar su dolencia. No obstante, las interrogantes de Héctor, quien se niega a ser contactado por alguna de las instituciones aludidas, ya que intuye probables justificaciones, suenan como un llamado de alerta para que, como él dice, nadie más se vea envuelto en similar encrucijada:
“¿Por qué se maltrata de esa forma a una persona de tan avanzada edad, si se conocen las consideraciones que en Cuba se tienen con ellas y hasta el Papa habló de eso cuando nos visitó? ¿Por qué la ambulancia no podía venir hasta aquí, si fue solicitada por la doctora del consultorio, y hubo que recurrir al Gobierno Provincial para resolver este problema? ¿Por qué el Puesto de Mando del Poder Popular Municipal no hizo esa gestión, si están ahí para ayudar a solucionar un problema que ni siquiera era tan complicado?
Escambray recuerda que el “peloteo” es una forma de maltrato. También aguarda una respuesta que satisfaga al remitente y acciones para evitar problemas similares. Si contamos con equipamientos altamente sofisticados, ¿resulta imposible aspirar a un esfigmomanómetro en buen estado para el Camino de La Habana?
Nada mi herma que a veces parece que la solidaridad humana es para los países hermanos y nos olvidamos de nuestros hermanos de verdad de aquí de los que andan a pie, saludos