Escambray Periódico de Sancti Spíritus
Caridad Lorenzo, Reinaldo Parra y Sandy Ciriano aprovechan el Ejercicio Bastión para afianzar la preparación combativa
El pelotón escuchó atentolas instrucciones de la suboficial Caridad Lorenzo Monteagudo; le ordena a los jefes de escuadra ocupar posiciones de defensa; concluido el despliegue, ella misma se desplaza a varios puntos y puntualiza las misiones.
La joven de 20 años reconoce en el ejercicio Bastión una nueva oportunidad para cohesionar la tropa y comprobar la preparación.
“No es difícil dirigir el pelotón porque ellos me respetan”, expresa desde su puesto de dirección y argumenta: “Las clases de preparación me han dado los conocimientos necesarios para desempeñar el cargo. Me gusta la carrera militar porque crea hábito y se trabaja organizado”.
Revela que su origen campesino la ha ayudado mucho en la adaptación al trabajo de terreno en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. “El hecho de ser mujer no me disminuye, tengo el entrenamiento militar y me siento preparada para guiar al pelotón a cumplir las misiones que se le asignen. También tenemos que saber que el jefe es el principal político de la tropa”.
La suboficial sigue atenta al escenario, no hay señales de peligro, por eso transmite a las escuadras la orden de reagruparse y avanzar hacia la región de concentración. “No se trata solo de tener preparación física y combativa —alcanza a decir desde la marcha—; hace falta también un alto estado político y moral en la tropa y estar decididos a defender con la vida la libertad de Cuba”.
FRANCOTIRADOR INVISIBLE
Reinaldo Parra Díaz ha aprendido a permanecer en la soledad, a pasar horas y hasta días en el silencio, camuflado para no ser visto. “Tienes que hacerte prácticamente invisible”, narra luego de abandonar la posición que ocupó como parte de la acción contra un hipotético desembarco helitransportado del enemigo.
“Este es un oficio importante, a la vez peligroso; aprendí en un Regimiento de estudio, lleva rigor, entrenamiento, hay que desarrollar muchas habilidades, saber encontrar ese lugar propio, no dejar rastros y tener presente las variables del tiempo”, explica.
Como integrante de una pequeña unidad de infantería, el joven Reinaldo Parra participa en el Ejercicio Bastión 2016. Sostiene el arma en sus manos, la mira y casi adivina la pregunta del reportero: “Tengo dominio del fusil Alejandro, de la mira óptica, y prepararse es de mucha utilidad, nunca se sabe si el país es atacado un día, solo te digo que invadir a Cuba no será un paseo para el enemigo”.
El francotirador se desplaza con cautela entre la maleza, busca otro lugar idóneo para ubicarse y cumplir nuevas misiones. «La preparación es diaria —asevera—, estamos constantemente actualizando los conocimientos, se necesita tener bien afinado el tiro; me gusta esta especialidad y para luchar y defender mi país siempre estaré dispuesto”.
A LAS BALAS NO LES TENGO MIEDO
“A mí no, ¡qué va!”, se rehúsa el joven tirador de ametralladora cuya edad adivino más por su voz que por su rostro, escondido tras el copioso ramaje y el tizne. “Tengo miedo escénico”, aduce ante la insistencia reporteril, pero no cede un ápice en su posición defensiva, desde la que aguarda la orden para iniciar los disparos.
Está en aquel lugar, algo más bajo que la superficie, como parte de la Compañía de Milicias de Tropas Territoriales reforzada que servirá de apoyo a las Tropas Especiales. La operación que ejecutan, insertada dentro del Ejercicio Estratégico Bastión 2016, va dirigida a impedir la llegada del destacamento de búsqueda y rescate helitransportado del enemigo.
¿También le temes a las balas?, incita la periodista. “Para nada, a las balas no les tengo miedo”, responde sin dudar. Junto a la oquedad por sobre la cual pueden verse solo sus ojos y la RPK que empuña con firmeza las declaraciones fluyen trabajosamente. Alcanzo a ver sus orejas enrojecidas por el rubor. “Me tienes sudando aquí, fíjate”, admite. Su blanco son las fuerzas vivas del enemigo. Su lugar de trabajo en tiempo de paz, la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa), donde se desempeña como especialista en Telemática. Venció estudios universitarios en Telecomunicaciones, en Santa Clara.
“Mi misión es impedir que se adentren en la zona que me toca defender”, dice. Tiene 33 años y es este su bautizo de combate. Está casado, pero sin hijos todavía. Procuro sacarle algo más que esa primera declaración y que los monosílabos con que responde; menciono las relaciones Cuba-Estados Unidos, los esfuerzos por cambiar la mentalidad de nuestros jóvenes. “Ese es el objetivo que siempre han perseguido ellos a lo largo de la historia, lograr un cambio en Cuba”, articula.
Pero no cree que los jóvenes resulten vulnerables. “Confundidos los hay en todas las épocas, siempre hay quienes dicen que la juventud está perdida”, sentencia. ¿Te podrán confundir a ti?, pregunto y él contesta con un “No”. Respira hondo cuando me ve apagar la grabadora, pero aún le espeto la interrogante que ha estado evadiendo desde el principio. “Oiga, si eso mismo es lo que no quiero, que salga mi nombre por ahí”. Se oye la voz de mando y empieza para él la batalla verdadera. Antes, ya urgido por las circunstancias y con las manos en el gatillo, suelta los dos vocablos: “Sandy Ciriano”.
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Escambray / ISSN 9664-1277
Se debería ampliar el articulo y exponer quien es el enemigo militar de Cuba?
En el caso cubano es una agresiòn militar (sea de quien sea) menos posible que la visita al planeta Pluto.
El mundo ha cambiado en los ultimos 55 años y la agresiòn actual usa otros caminos y no el militar.