Hace exactamente 14 años un sobresalto de catástrofe hizo que el pueblo de Jatibonico despertara en plena madrugada ante la noticia: “Se va la presa, hay una grieta en la cortina de la Lebrije»
Todavía hoy resulta imposible desprender de la memoria aquel sonido de las sirenas, cuando hace 14 años un sobresalto de catástrofe hacía que un pueblo entero despertara en plena madrugada con una misma pesadilla: “Se va la presa, hay una grieta en la cortina de la Lebrije”, gritaban casa por casa los delegados del Poder Popular, los dirigentes, los vecinos; aun cuando se decía que el aluvión resultaba inminente, los moradores de Jatibonico supieron poner a prueba su capacidad movilizativa y a las seis de la mañana aguas abajo del embalse todo era un desierto.
A 14 años del estremecedor acontecimiento, quienes vivimos en estos lares no olvidamos la interminable fila de autos alejándose por la Carretera Central, el sonar de los pitos de los autos agitados en medio de la neblina, las mascotas apretadas al pecho, el tren de Noé en medio del pueblo y, sobre todo, la confianza de decenas de miles de ciudadanos que luego de siete días regresaron a sus viviendas cuando se salvó Jatibonico.
Sin dudas, los ecos de protagonistas incógnitos de aquel 14 de junio de 2002 laten para siempre en cientos de gorras azules y uniformes verde olivo que custodiaron los bienes materiales y espirituales de más de 35 000 personas refugiadas en Sancti Spíritus y otros territorios vecinos.
La solidaridad germinaba en todas partes y en medio de tanto desatino y lágrimas asomaba una luz, para muchos era la Patria con su grandeza humana; otros, se encomendaban a la gracia de la virgen sevillana nombrada Lebrije, que había llegado a estos contornos a finales del siglo XIX; cálidas entonces las palabras de la abuela: la santa no abandonaría a quienes invocaban el milagro.
Y aunque el embalse ya había tenido que soportar otras situaciones difíciles como la venida del río en 1970 sin haberse terminado su aliviadero, en 2002, la Lebrije fue noticia en los medios nacionales y extranjeros por el peligro que representó la fuerte amenaza de ruptura de la cortina y el posible desbordamiento.
Así, mientras pasaban los minutos y las horas el Comandante en Jefe Fidel Castro llamaba una y otra vez desde La Habana; el teléfono testigo de su constante preocupación ahora se expone en el Museo Municipal de Historia.
Las orientaciones de la capital fueron precisas: sin lugar para el descanso, ingenieros, obreros y directivos se convirtieron en protagonistas de exitosas maniobras, fueron incontables los camiones de piedras de la cantera de Nieves Morejón que se tragó la grieta; por suerte, gracias a la Santa Lebrije, o mejor, a cientos de hombres y mujeres, el agua apenas rozó el puente de hierro sobre el Jatibonico del Sur, pues no era secreto que si se iba la presa colapsarían el ferrocarril y la Carretera Central. El país se partiría en dos.
Luego de los días te tensión, llegaría el feliz regreso de todo un pueblo a sus casas y los barrios enteros se vistieron con la histórica frase: “Lebrije, firmeza y confianza”. Miles de pulóveres blancos con la enseña nacional inundaron la plaza Panchito Gómez Toro; el olor a café prendía por doquier y la música de la radio provincial dejaba de ser tensa.
Jatibonico seguía en el mapa, el ser humano desafiaba otra vez a la naturaleza, Cuba entera suspiraba y un abrazo emocionado se multiplicaba en los corazones que, aun en medio de la pesadilla, supieron confiar en la luz de la Revolución.
Ese dia marco mi vida al igual que la de mi familia y amigos en fin pueblo en general hoy a pesar de estar lejos recuerdo ese dia donde la union que caracteriza los cubanos nos hiso sentirnos mas Fuertes que nunca.
En ese tiempo yo era oficial activo de las FFAA en la Región Militar, y nunca borrare de mi pensamiento aquellas guardias llenas de tensión, así como la incertidumbre en los primeros momentos de saber dónde se encontraban algunos de mis familiares, pero eso sí, con la confianza que estaban muy bien atendidos en cualquier lugar donde se encontraran, que la Revolución con sus dirigentes a la cabeza, estaban haciendo todo lo humanamente posible por prevenir la catástrofe, mis compañeros de la Defensa Cívil no descansaban, a la luz de hoy, nos damos cuenta cuanto se trabajó, cuantas personas estuvieron en riesgo de morir por salvar a un pueblo (Jatibonico), Esta es otra, de las miles de razones que tengo para darle gracias a Fidel, a la Revolución, gracias por haber nacido en Cuba.
En mi pueblo se le dio la acojida a muchos que heran familia y los que no eran recividos como tal a pesar de mi infancian en aquel hecho me marco por igual…familia y amigos en presagios de llegar a sus casa y solo verlas cuviertas de agua los agoviaba todo lo recurdo y gracias por no ser mas que un susto
Orgullosa de tanta azaña firmesza de todo el pueblo.Sereno ,disciplinado como así se quedó claro de la gran preparación de la defensa civil de nuestro país que siempre estará preparado para cualquier catástrofe que surja.Por eso tendremos que tener siempre presente el lema de firmeza y confianza . Pues quedará para la historia
En aquel momento tenía apenas 16 años, es increíble ver entonces todo lo acontecido y la forma en que todo un pueblo salió ileso ante esta situación donde todos nos unimos como hermanos y en menos de dos horas aproximadamente 35000 personas fueron evacuadas a lugares seguros, en esos días no faltó nada gracias a esta Revolución todo un pueblo regresó a sus hogares felizmente hoy sólo queda el recuerdo de un pueblo bien organizado. Y de una Revolución única.
Una hermosa crónica, recuerdo esos días de tensión. Hace muy poco le contaba a mi hijo, que estudia ingeniería hidráulica, esa historia, ahora se la comparto, gracias
Pero el partido y fidel
Apoyando el pueblo estaba
Y a cada orden que daba
El pueblo estaba con el
Desafiando el tiempo cruel
Todos fuimos evacuados
Acudiendo así al llamado
De hacer otra gran proeza
Y en seis días ya la presa
Volvió al lugar adecuado