Trinidad acogió el Festival Provincial de Habilidades de Preparación Laboral de la Educación Especial, espacio donde ninguna patología constituye óbice cuando existe empeño y talento
Parecía un pueblo en miniatura. Un pueblo donde solo habita gente de suma laboriosidad, bendecida con un don. Un pueblo de carpinteros, dulceros, artesanos, zapateros, camareras, peluqueras, jardineros, cantantes, bailarines… Tal vez fue una ilusión al ver la maestría, el dominio de la técnica, la vehemencia para defender y valorar su trabajo.
Solo cuando reparó en los uniformes, Escambray despertó del letargo y supo que estaba en el corazón de la escuela especial Jesús Betancourt Pichs, en Trinidad, para dar cobertura al evento de mayor relevancia para este tipo de enseñanza: el Festival Provincial de Habilidades de Preparación Laboral.
Bien pudiera definirse como una suerte de trinchera para aunar a todos los estudiantes de la provincia cuyos padecimientos psicológicos y/o motores demandan un aprendizaje con características específicas en pos de romper los muros del estigma.
“Es el escenario real donde ponen de manifiesto todo lo aprendido en los talleres para desarrollarles aptitudes en aras de lograr la inclusión social, convirtiéndolos en hombres y mujeres económicamente independientes”, resumía la máster en Ciencias Deisy Castillo Ibarra, jefa del Departamento de Educación Especial en la Dirección Provincial de Educación, mientras instaba a Escambray a corroborar en el terreno los frutos de meses de trabajo ininterrumpido.
Más de 150 alumnos desde quinto grado hasta el cuarto ciclo complementario, procedentes de todos los municipios espirituanos, arrebataron suspiros a los profesores al convertir trozos de madera en punteros para aulas, mezclar ingredientes para hacer dulces de excelente factura, crear flores de papel y un sinfín de objetos decorativos.
Allá, en la plaza, el arte congregaba a aquellos con inquietudes artísticas. Baile, pintura, música y teatro también dieron vida a la mañana en el plantel, que figura entre los que más graduados egresó al mundo laboral el período lectivo anterior, según Castillo Ibarra; motivo para convertirlo en escenario principal esta ocasión.
“Es una fiesta —agregó—. Tenemos de todo: técnicas básicas agropecuarias, construcción, trabajo con metales, alumnos que actualmente desempeñan sus prácticas preprofesionales en instituciones estatales de servicios y comercio. Trinidad ha superado toda nuestras expectativas, más cuando confirmamos que también este año se encuentra entre las punteras de los egresados”.
“No hemos hecho nada más que lograr nuestro cometido: que los niños sean útiles a la sociedad, al país. También ponemos en práctica iniciativas para la preservación de tradiciones de la ciudad como la lencería y el trabajo con yarey”, refería Mariam Escobar Saroza, directora del centro trinitario, antes de que la emoción le robara las palabras.
¿Cuánto contribuyen estos talleres a la motivación que necesita un niño con estas características?
“En primer lugar les permite desarrollar un oficio a través de círculos de interés, clases, visita a establecimientos, etc., con el propósito de definir qué trabajo se corresponde con sus habilidades y, sobre todo, con el lugar donde viven. Solo así se garantiza la inserción efectiva en el entorno laboral y social. Incluso, te diría que gracias a ellos muchos oficios se mantienen en pie”, explicó Fidel García Jacomino, metodólogo provincial de educación especial.
Ahora con la presencia del sector no estatal, nuevos horizontes se abren para los graduados. Lo reconocen los propios emprendedores locales a cargo de sitios como el restaurante Vista Gourmet, La Ceiba, Fando Brothers, El Paraíto, La Esquina o La Nueva Era, quienes realizaron un significativo aporte a la celebración. “Podemos dar fe de la tenacidad y actitud ante el trabajo. Algunos de ellos podrán tener un lugar con nosotros una vez concluidos los estudios”, aseguraron a este semanario.
Parecía un pueblo en miniatura. Un pueblo donde solo habitan gente de suma laboriosidad. Y en realidad lo era: una comarca donde habitan manos para el futuro.
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