La ineficiencia de los servicios veterinarios constituye un veterano problema para los campesinos espirituanos
“Mire, periodista, no ponga mi nombre ahí porque no soy de mucho hablar y tampoco me gustan los enredos, pero la medicina de los animales siempre ha sido un problema. Cuando más la necesita uno porque está al morírsele un ternero tiene que coger por lo menos 100 pesos y pagarla por detrás del telón donde la encuentre. Y gracias si sale buena: a veces capas un lechón y se pasma porque lo que te vendieron no sirve”, comentó a Escambray hace unas semanas un guajiro de Yaguajay mientras se llevaba las manos a la cabeza en clara señal de preocupación.
Veterano problema el de la ineficiencia de los servicios veterinarios para los campesinos espirituanos, quienes sufren con frecuencia la escasez de medicamentos: en muchos casos solo aparecen por obra y gracia del mercado negro, nadie sabe si resultan auténticos o adulterados, ni si se encuentran o no vencidos; realidad que les obliga a utilizar con frecuencia fármacos de uso humano para sus animales.
En busca de paliar este panorama, desde hace unos años la mayoría de las Cooperativas de Producción Agropecuaria, de Créditos y Servicios y Unidades Básicas de Producción Cooperativa del territorio firmaron contrato para adquirir estos productos directamente con Labiofam —principal comercializador de esos surtidos—, y unas cuantas disponen de personal técnico propio para atender la masa perteneciente a sus socios.
Sin embargo, en algunas de estas entidades compran solo aquellos productos de esta naturaleza que más utilidades y demanda presentan; otras los adquieren en exceso y luego pasan a engordar el catálogo de la reventa callejera; en determinados sitios cobran prestaciones fantasmas y resulta insuficiente un solo técnico para cubrir la demanda de tantos socios; y al final de todas estas distorsiones los guajiros casi siempre siguen pagando la quintá.
Aunque existe una lista oficial de precios, a los cooperativistas solo se les debe cobrar el medicamento más el 10 por ciento por el servicio, y a pesar de que en algunos lugares teóricamente se establece que el veterinario entregue un comprobante al campesino y a la entidad donde consten prestaciones concretadas, la práctica demuestra que esas disposiciones se vulneran con facilidad.
A estas calamidades se le añade la inestabilidad con el suministro de no pocos fármacos, pues en muchas ocasiones escasean antiparasitarios, antihistamínicos y antibióticos, entre otros surtidos. Según aseguró el área de comercialización de Labiofam Sancti Spíritus, en los primeros meses del año existieron limitaciones con el abasto por déficit de materias primas, pero ya estas han comenzado a entrar al país y la situación tiende a mejorar.
Otra noticia casi acabada de salir del horno se suma como balde de agua fría para los dueños de animales: a partir de una Resolución del Ministerio de Finanzas y Precios se acaba de subir el precio de forma considerable a más de 50 medicamentos de uso veterinario. Y lo más inconcebible, deberán pagar con carácter retroactivo ese incremento en los adquiridos desde enero.
En medio de estas calamidades, como parte del perfeccionamiento del Ministerio de la Agricultura en el país, desde el 2012 comenzó el proceso de extinción del Instituto de Medicina Veterinaria, decisión que ha implicado a alrededor de 310 trabajadores aquí, a las dependencias municipales y a su Dirección provincial.
Según precisó a este semanario la Comisión Liquidadora, los servicios técnicos que antes ejecutaban han pasado íntegramente a las empresas agropecuarias del territorio como unidades especializadas en veterinaria y reproducción para atender a cada productor y a todos los animales, ya sean afectivos o productivos.
Además, en cada municipio se mantendrá un Departamento de sanidad animal adscrito a las delegaciones de la Agricultura para controlar el servicio estatal veterinario, con una estructura similar a nivel provincial. Con esta nueva forma de organización se mantiene la misión de organizar, dirigir y controlar las prestaciones de esta naturaleza en la base productiva del territorio.
No pocos de los veterinarios consultados por este semanario se mostraron desanimados y escépticos —algunos incluso han emigrado del sector— pues, aun cuando aquellos que se vinculan a unidades productivas mejoran sustancialmente el salario, consideran que esta decisión les resta jerarquía técnica, amén de que muchas administraciones desestiman su criterio y la importancia de la salud animal en función de alcanzar favorables resultados productivos.
Y no es para menos porque entre sus múltiples funciones las empresas ahora también deberán asumir estos servicios con la creación de esas nuevas unidades, que llegan algo así como la última rueda del carro y cuyo objeto social de alguna manera tropieza con la posibilidad legal que mantienen las cooperativas de establecer relación contractual directamente con Labiofam.
En el saco de la reestructuración también se incluyeron las clínicas veterinarias, las cuales ahora igualmente forman parte de las empresas agropecuarias, donde han mejorado el abasto de medicamentos, pero no las condiciones materiales para su desempeño y hasta cierto punto desentonan pues ellas solo se encargan de los animales afectivos.
Difícil panorama enfrentan además los laboratorios, instituciones determinantes para realizar análisis y diagnósticos, que han pasado a último plano, aún sin garantía de recursos y sin tener muy claro cómo mantendrán sus tradicionales funciones.
No obstante todos los inconvenientes, la Subdelegación de ganadería en la provincia insistió en la pertinencia de este reordenamiento —donde nadie quedó excedente— para garantizar el control de los medicamentos y su incidencia directa o indirecta en la salud de animales y humanos: se calcula que más del 80 por ciento de las enfermedades de estos en algún momento se relaciona con aquellos.
Aún faltan por ver los resultados finales en esta especie de odisea veterinaria. De cualquier manera siempre gravitará de forma decisiva el control sobre los medicamentos que ejerzan las unidades productivas, el personal técnico y los departamentos sobrevivientes con la nueva reestructuración. De seguro la producción, los animales y sus dueños mucho lo agradecerán.
hola. buen trabajo. Tambien hay que abordar mas el tema sobre el maltrato animal. Una sociedad tambien se cataloga por como trate a sus animales.
Considero oportuno el artículo , no creo que el Ministerio de la Agricultura con todos los problemas que tiene ,pueda resolver las dificultades de la medicina veterinaria, la investigación y la producción de medicamentos,así como su distribución . además de la salud animal . Se necesita un instituto que aglutine todas éstas operaciones que son bastante complejas , insertadas dentro del Ministerio de Educación Superior conjuntamente con el CITMA .
Si se analiza la cantidad de medicamentos humanos que se desvían para los animales efectivos a precios subsidiados ,veremos que el ahorro es inmenso .
Sancti Spíritus ha decaído mucho , hace algunos años existía una farmacia de medicina veterinaria en la calle independencia o máximo gómez , después no hace mucho labiofam abrió una en la feria donde vendía a la población algunos medicamentos , pero por problemas burocráticos se cerró y no abrió más , hoy hace contratos con entidades y cooperativas , pero no tiene acceso la población a éstos medicamentos , fisura donde entra el mercado sumergido a resolver el problema. No sé por qué en Santa Clara existe una farmacia para venta de medicamento animal , aquí no y pretendemos ser una provincia mayoritariamente agropecuaria. Le sugiero a la Periodista que averigue cuántos médicos veterinarios graduará la provincia para el 2017, incluyendo los que estudian en Villa Clara.verá que no es sólo el medicamento también hay problemas de planificación y estructurales que están por resolver.
Hola. Buen trabajo. Hablemos también de la indefensión de los perros y gatos para los que, en ocasiones, es imposible encontrar un simple tratamiento o vacuna. Duele el abandono y el maltrato animal y la indolencia ante semejantes comportamientos. La escuela y los medios de comunicación pudieran hacer más por la protección de esos fieles,indefensos y útiles acompañantes. La cultura de una sociedad también se mide por su actitud hacia los animales. Apliquemos y divulguemos la ley de protección animal si existe o pensemos en articular alguna si es necesario
Saludos