El Papa Francisco arribó a México, arropado por mariachis, cantos infantiles, el saludo de miles de personas y la bienvenida que le dispensó el presidente Enrique Peña Nieto
Francisco llegó al Aeropuerto Internacional Benito Juárez cerca de las 20:00 hora local a bordo de un avión de Alitalia que le trajo desde La Habana, donde sostuvo una histórica reunión con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, su santidad Kirill, y fue despedido por el presidente cubano, Raúl Castro.
Al filo de la alfombra roja lo esperó Peña Nieto, antesala de toda una ceremonia deslumbrante entre oficial y cultural, en la que Francisco varias veces se alejó del protocolo para bendecir a fieles, en particular a discapacitados y niños.
Decenas de miles de personas formaron una cadena humana iluminada por teléfonos celulares y pequeñas linternas, durante los más de 20 kilómetros que recorrió el Pontífice desde la terminal aérea hasta la sede de la Nunciatura, donde pernoctará en su primera visita pastoral a México.
Fue antesala del baño de pueblo que le espera en este país, donde realizará actividades y oficiará misas en la capital y los estados de México, Michoacán, Chiapas y Chihuahua.
La presencia del jefe de la Iglesia Católica en esos lugares no es casual, pues tendrá que ver con sus mensajes al pueblo mexicano.
En esta capital oficiará en la Basílica de Guadalupe, con alto contenido pastoral y religioso. Ecatepec, en el estado de México, donde también encabezará misa multitudinaria, de seguro abordará el tema de los excluidos por la pobreza, un rasgo que marca a ese populoso municipio.
Chiapas, el estado de menor población católica del país, será escenario del encuentro de Francisco con las comunidades indígenas.
Según versiones desde el Vaticano, quizás aproveche la ocasión para anunciar una ordenanza que autoriza las misas en las lenguas autóctonas, lo cual sería reconocer algo cotidiano en ese estado sureño y donde predominan los pueblos originarios de México.
Allí también podría referirse al drama migratorio, pues Chiapas es puerta de entrada de miles de migrantes de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, que intentan llegar a Estados Unidos.
Por esa frontera se espera el arribo de fieles de Guatemala y otras naciones de América Central.
El Papa estará en Ciudad Juárez, Chihuahua, una ciudad norteña que cobró notoriedad internacional hace unos años por la violencia y asesinato de mujeres.
Allí se reunirá con reclusos de un centro penitenciario que antes estuvo bajo control de carteles del crimen organizado.
Como dijo a Prensa Latina un funcionario del Partido Revolucionario Institucional (en el gobierno): «el Papa no resolverá los problemas del país, pero su mensaje será alentador».
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