Especialistas de varias provincias participan en el VII Coloquio Fiestas populares tradicionales Roberto Valdés in memóriam
En tiempos en que Cuba se inunda de manifestaciones culturales foráneas, urge conocer, valorar y defender a ultranza las raíces más autóctonas que nos identifican.
Así ha quedado demostrado en las sesiones del VII Coloquio Fiestas populares tradicionales Roberto Valdés in memóriam, que sesiona hasta este sábado en el poblado cabaiguanense de Guayos, donde investigadores, portadores, etnólogos y directivos de Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Villa Clara, La Habana y la provincia sede dialogan en torno a los mejores modos de resguardar las expresiones de ese tipo y contextualizarlas en los momentos que vive el país.
De acuerdo con el máster en Ciencias Ángel Michel Aleaga Hung, metodólogo del Consejo Nacional de Casas de Cultura, en Cuba existe un compromiso institucional de acompañar a las diferentes comunidades para que preserven tanto el patrimonio material como el inmaterial.
Por ello, se pone en práctica una estrategia de trabajo que, aunque lejana a la perfección, apuesta por identificar las debilidades y fortalezas de cada tradición para impulsar su desarrollo.
Entre las múltiples acciones que realizan los máximos responsables de ese acompañamiento desde la institucionalización —explicó el especialista— se realiza este evento, que se inauguró con un homenaje a Fayad Jamís, intelectual heredero del movimiento cultural de Guayos. En el coloquio se analiza cuánto se hace y cómo se puede involucrar más a las jóvenes generaciones en esas festividades. Y es que el espacio de reflexión, nacido hace siete años en Remedios, no es solo para estudiosos y decisores, sino para dialogar con los practicantes portadores, principales depositarios de las tradiciones.
Como ejemplo de la labor constante de esos hombres y mujeres, fue reconocida la Parranda de Guayos, con más de 90 años, ya que pese a obstáculos de índole económica, logra hacer una fiesta de pueblo.
Duele muchísimo cuando se sabe que más de una tradición en el país se ha perdido por falta de apoyo y otras “agonizan” como las parrandas de Yaguajay, las cuales pocos de sus vecinos saben en qué fecha llegarán y ya de parranda apenas le queda el nombre.
En las jornadas de intercambio se dirigieron las miradas hacia otras expresiones cubanas únicas como el son, el carnaval habanero y santiaguero, la diversidad de cabildos; unas más revitalizadas, otras con menos vigor, pero todas verdaderas muestras del legado cultural de nuestra nación.
Igualmente, se identificaron en las fiestas populares tradicionales fuertes marcas de la globalización que lacera las tradiciones e intenta sustituir sus verdaderas esencias culturales, tal y como lo refiere la doctora Virtudes Feliú Herrera.
“Resulta imposible evitar que lleguen esas tendencias extranjeras porque aunque somos una isla, el desarrollo tecnológico cada vez nos acerca a otros lares y sus idiosincrasias. Entonces, debemos ser capaces de agenciarnos esos medios y llevarle al mundo nuestra cultura”, aclaró.
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