¿Compro en libras o en kilogramos? ¿Es la pesa aliada o enemiga del consimidor? Acercamiento a una realidad que preocupa a ambos lados del mostrador.
Si la báscula pesara el robo, Sancti Spíritus pudiera competir por el récord Guinness de la mala medición; si ahora mismo se aplicara una encuesta sobre la calidad de ese servicio, el mal pesaje sube al podio olímpico; si a escala popular se indaga sobre la pesa y el que la maneja, hasta los muertos desconfían.
Como en toda actividad ligada a la acción humana, hay excepciones pero, en materia de instrumentos de medición, penosamente, son minoría. Al menos, es la conclusión de Escambray luego de balancear un asunto tan sensible de la agenda pública con vendedores, administrativos, clientes, directivos, supervisores y especialistas de la calidad, la normalización y la metrología.
Los criterios son tantos y variados que harían falta toneladas de ponderales para equilibrarlos. “Llevo 11 años en la placita y nunca he tenido problemas con el pesaje”; “El que roba es porque quiere, no lo justifica la antigüedad de la pesa”; “Compré el arroz en la bodega y me faltaron 3 libras, fue a reclamar una persona mayor de la casa y le dijeron: ustedes siempre con lo mismo”; “En la Feria de Sancti Spíritus te matan, bajan el precio, pero compensan la ganancia en la pesa”, “El robo se hace fácil por el desconocimiento del pueblo”, “Después que está la mercancía en el plato, acomodan la medida en el brazo a golpes de cuchillo”…
Aunque no es atribución de la prensa comprobar instrumentos ni el pesaje, en los lugares visitados predomina ver la paja en el ojo ajeno y se percibe tolerancia y conformismo por parte de muchos clientes; pero no se trata de convocar una guerra, solo de defender el cacareado derecho de la protección al consumidor, de reclamar la totalidad de la mercancía por la que se paga, casi siempre, precios nada baratos.
Por supuesto, el problema no está en el cliente, en todo caso él es la víctima del robo, pero si el público dominara más esta asignatura las jugadas en las pesas no fueran tan fáciles, el consumidor se preocuparía, por ejemplo, de que la pesa esté en posición horizontal y tenga el sello amarillo de verificada.
Según la Dirección Provincial Integral de Supervisión, el conformismo de algunas personas llega al extremo de negarse ante el pedido de un inspector para comprobar la mercancía que adquirió. Tal práctica va en sentido contrario al enfrentamiento a este mal generalizado.
Nadie pone en duda que para muchos comerciantes, la pesa se convirtió en un divino tesoro porque, no satisfechos con los precios de la mercancía, le quitan producto y más dinero al consumidor a través de la medición, acto reprochable desde todos los puntos de vista. Basta de culpar al período especial y la pérdida de valores al salario que no alcanza.
De la magnitud del fenómeno dan fe las estadísticas de la Dirección Provincial Integral de Supervisión. En el 2015, por la aplicación del Decreto No. 227 ante afectaciones al consumidor, se impusieron 9 694 multas con un importe de 851 315 pesos; por violaciones en las pesas las multas a través del Decreto No. 155 sumaron 4 002 y 6 190 pesos.
De poco sirve decir que ambas acciones de inspección crecieron de un año a otro, cuando conocemos que ya en el primer mes del 2016 la imposición por iguales daños roza las 900 multas. Ante tal cometido no puede esgrimirse que los inspectores no actúan, vale admitir también que las ilegalidades en esta actividad tocan las nubes, que faltan control administrativo y más denuncia popular.
Ningún municipio escapa a esta enfermedad y, mientras la parte supervisora aprecia una situación menos crítica en placitas, bodegas y mercados, lo que no quiere decir que está erradicado el problema, el panorama alarmante ocurre en las ferias populares de todos los territorios —la violación mayor es la falta de peso en la mercancía— y en los puntos de venta particulares. Miremos un dato: en el sector no estatal se ejecutaron el pasado año apenas 124 servicios de verificación de instrumentos de pesaje. Me pregunto, ¿será solo un desinterés intencional o contará también el desconocimiento de trabajar bajo las regulaciones establecidas?
Directivos de la Unidad Territorial de Normalización (UTN) en Sancti Spíritus insisten en que la desinformación y la falta de cultura militan entre las causas principales del fenómeno y alertan que si no se instruye a la sociedad se seguirán lacerando estas relaciones comerciales.
Los especialistas de la UTN sostienen que, pese a la longevidad de la mayoría de los instrumentos, siguen siendo bien utilizados, una garantía para la medición correcta. Se trata de ver el pesaje como una parte esencial de la calidad del servicio que se brinda al pueblo.
Si una debilidad tiene la medición en la provincia es la falta generalizada de pesas de comprobación, carencia que engorda la desconfianza en los clientes, máxime cuando intentan revisar el pesaje con el vendedor de al lado. De nada vale tener equipos en esa función si no están bien identificados, fuera del alcance de la vista pública, como apreció Escambray en el mercado industrial El Convenio, de la ciudad espirituana.
En el Mercado Agropecuario Estatal número 9, en el barrio de Colón, funciona una experiencia alineada con la protección al consumidor: la pesa de comprobación señalizada y, además de las listas de precios en cada área, una pizarra de conversión de unidades, verdadera ayuda para el público a la hora de entender la medición en el brazo de la pesa. ¿Qué limita mostrar esa conversión donde quiera que trabaje una pesa?
Es llamativo que en los diversos establecimientos que visitó el semanario no apareciera constancia escrita de una queja del cliente por este concepto; sin embargo, consumidores, dependientes y administradores admiten algún que otro reclamo verbal. ¿Por qué será que las personas, aun con la sospecha de que les dieron menos, toleran y callan? ¿Que no existan reclamaciones oficiales es sinónimo de que en ese lugar no haya problemas en la pesa? A otro con ese cuento.
El país comienza a incluir en los planes de la economía la modernización tecnológica de dichos instrumentos y se habla de políticas para ampliar la cobertura del envasado de productos. La provincia lleva tres años ejecutando altos niveles de verificación de equipos de pesaje a través de la UTN, cuya expresión visible es la colocación de un sello amarillo que declara el instrumento apto para el trabajo. La pesa que carezca de tal sello no puede estar en servicio, hacerlo es una violación de la Metrología legal.
Pero la verificación es la fotografía de un instante, por eso en el día a día toca a las administraciones velar y responsabilizarse más con la calidad del pesaje, operación respetada en cualquier lugar del mundo, pero en el territorio convertida muchas veces en una patente de corzo, funcionando como si fueran las pesas de Don Pío.
Cuando vamos a adoptar un solo sistema de medidas? O libras o kilos. Usted llega a una casilla estatal y ve que el pollo se lo pesan el libras pero se lo cobran el kilos. Las pesas estan por un lado en kilos y por oto en libras. el tener dos sistemas de medidas solo beneficia a los ladrones. Pero el relajo es histórico. Miren los cubanos inventamos un nuevo litro…uno que tiene menos de los ofialmente aceptados 1000 mililitros. todavia hoy después que desaparecieron los pomos de novecientos y tantos mililitros usted comprueba el contenido de la bolsa de leche y la de yogurt y sigue siendo el mismo….es increible como hemos respetado esa tradición. En fin si a la persona que se le detecta una pesa en mal estado o le roba una libra a usuario fuera tratado como lo que es….un ladrón quizas las cosas fueran distintas.
la solucion es facilita, pesa de comprobacion y que el vendor entregue comprobante de venta con el peso y el precio que cobro.
revision aleatoria a los clientes que salen del establecimiento. Si se detectan violaciones de peso, a la primera $5000 de multa al dependiente, la segunda cinco dias de internamiento en un centro penitenciario para el dependiente y la tercera expulsion del puesto de trabajo y tres meses de carcel.
Y para estimular a los consumidores a cooperar, si se detecta una violacion del peso a ese consumidor se le reintegra lo que pago pero se queda con el producto. Si se detecta un consumidor haciendo maran~a para sacar ventaja del proceso se le quita el producto y se le impone una multa de $5000.
Seguro estoy que basta con trincar a uno solo y aplicar todo el peso de la ley y las cosas mejoran mucho.
El problema es k no keremos hacer nada al respecto, es verdad, la ley no hace nada con eso, a mi me ha pasado de comprar algo, y no tener el peso correcto, y cuando reclamo, me dice el vendedor «… no viste k la pesa se corrió…» me dieron ganas de matarlo, pero al final, pueden poner pesas digitales en Kg o lb al final las hay, l o k pasa que es mejor hablar y no resolver.
Estimado Ruben: No creo que la falta de pesas y de inspectores puedan justificar que nos estafen los bolsillos.
Para enfrentar las estafas al consumidor mediante el pesaje de los productos comercializados esperamos que la vista del periodista sea más aguda y su opinión más crítica en la investigación de las causas del problema. Para mí hay dos causas básicas: la primera se refiere a insuficiencia de pesas en el mercado. Hay que recordar que cuando al Estado a necesitado reducir el consumo de combustible en el país creó un Programa Energético Nacional y aparecieron contadores más precisos, ollas eléctricas, cocinas de inducción y todo lo necesario. Así ha sucedido con el desarrollo de la biotecnología, y el desarrollo de la infraestructura hotelera para el turismo internacional, y otras muchas tareas ahorradoras o generadoras de divisas para el país. El Estado estudio cuidadosamente cada situación y aparecieron soluciones que nos han hecho la vida más fácil a todos desde hace algunos años hasta la fecha. Sin embargo es inexplicable que para el desarrollo del comercio estatal, o privado, no hayan existido iniciativas prácticas para la producción nacional de pesas. No ya las sofisticadas pesas digitales, que nada tienen de sofisticadas ni complejas para nuestro desarrollo científico actual, pero vamos a conformarnos con la producción de pesas mecánicas, las clásicas de la bodega del chino o del gallego tradicional. Estas pesas solo necesitan que se funda su base en aluminio, se le fundan sus barras de bronce y se gradúen convenientemente, que se les haga un plato de aluminio del mismo material de los calderos tradicionales, y por ultimo unos contrapesos de hierro convenientemente estandarizados. ¿Qué tiene de complicado esto para la industria nacional? Nada. Pero la realidad es que en las bodegas y mercados estatales o privados nunca se estafa al Estado porque los coge la Contraloría y los muele. Por tanto los funcionarios del Estado no han estado lo suficientemente compulsado para resolver este problema. Los únicos estafados y perjudicados somos los consumidores, que no tenemos para donde virarnos a reclamar pues solo encontramos retorica pura.
La otra arista del problema o segunda causa como se me ocurre decirle es la no aplicación de sistema métrico internacional de manera coherente, causa del robo descarado al ignorante, al anciano o al ciego. Todos sabemos que el país compra alimentos por toneladas, que estas se distribuyen por kilogramos, y que cuando las vamos a comprar le aplican el otro sistema de pesaje, el de las libras y las onzas. Esa es la fuente más sofisticada de robo, pues todas las normas de consumo nacional para la alimentación social son en gramos, y el asunto es que el ciudadano común no sabe, o si sabe no puede aplicar la conversión, pues la mayoría de la veces no recuerda cuantos gramos tiene una onza. ¿Lo sabe usted? ¿Sabe cuántos gramos tiene una onza liquida y cuantos una onza solida? En una cola tendrá tiempo usted de sacar las cuentas para saber si lo estafaron.
Son pequeñas pinceladas que los decisores estatales no han decidido cómo resolver en muchos años de leque leque.
¡Ah! por favor, si van a hacer las pesas mecánicas gradúenlas en gramos, pongan la misma medición para la cara del consumidor y todos podamos ver lo que le están pesando. A lo mejor en Pinar del Rio, con alto nivel de desarrollo en la industria electrónica, podemos empezar a hacer las pesas digitales. Qué bueno que sea rápido.
100% de acuerdo con usted, creo que esa explicación está mas cerca del pueblo y quisiera agregar algo como una tercera opción: Tratar de vender todo lo que sea posible empaquetado ya que ahi se les pone un poquito mas difícil el problema de robar al que consume por ejemplo fijese en la cerveza a granel la de pipa ya los litros se han vuelto pequeños lo que costaba antes 2 pesos vale tres y así no se puede.
Se debe incremetar en los mercados y bodegas la oferta de productos envasados con su peso preestablecido (frijoles, arroz, azúcar y otros productos) y la ubicación de una pesa electrónica que compruebe el peso de los demás productos ante la queja de un consumidor. Esto evita el lamentable hecho del robo en las pesas y facilita el trabajo del dependiente que no tiene que estar manipulando sacos y palas constantemente. Saludos
Es mejor de incrementar los productos y a precios normales. Con 500 pesos y los precios, llega la plata al 10 del mes. El resto del mes es un invento de madre. No se gaste en pesas, sino en jama.
Es cierto que eso ocurre y con bastante frecuencia, coincido con jorge en que una de las principales vías para atajar ese robo solapado pasa por el trabajo serio y responsable que debe hacer el inspector. Que bueo sería tener en cada lugar donde hay pesas un inspector con una pesa de comprobación para verificar la mercancia pagada, pero sucede que los inspectores son pocos y tampoco existe esa cantidad de pesas, entoces, ¿que hacemos? Creo que si toca a las adminstraciones comprometerse mas con la calidad de ese servicio, con la responsabilidad por la cual devenga un salario estatal, ellos representan alli los intereses del estado y el pueblo, no pueden ser complices silentes del robo en las pesas. Mientas no tengamos mas inspectores y pesas de comprobacion esta se una de las cosas que se puede hacer y que las autoridades tienen que exigir que se haga y se cumpla.
Lo otro, es que la poblacion es muy tolerante, y no se trata de que los que tienen que responder por ese servicio esquiven su responsabilidad, es que el cliente debe conocer sobre estos procesos, como se dice en el trabajo, si la poblacion dominara mas esa asigatura y reclamara mas, las jugadas en las pesas no fueran tan faciles.
Ahora, esto hay que atajarlo, lo que no puede ocurrir es que siga vigente el robo y que a las autoridades, al estado, a las aministraciones, eso no les preocupe. Eso es tan importate para el pueblo, detener ese robo, como acabar con los mosquitos o producir mas comida. Oigame, esa opinio que emite un ciudadano : “En la Feria de Sancti Spíritus te matan, bajan el precio, pero compensan la ganancia en la pesa”, es algo bien serio, eso hay que atenderlo, revisarlo, si tenemos mas comida en las tarimas, pero nos estan robando en las pesas, como el estado, las autoridades permiten eso. Creo que estas pequeñas cosas de la vida cotidiana tambien hay que atenderlas y resolverlas.
El problema con el robo en la pesa es que hay mucha gente que no esta haciendo su trabajo, especialmente los inspectores y funcionarios de comercio. Tal como hace el policia de transito con los infractores, en este caso el inspector habiltado con una pesa confiable, ubiquese a la salida de cualquier bodega o mercado y solicite a los clientes que le dejan pesar su compra y ahi encontraran el robo. No esta escondido, es al descaro, y no se hace nada. Entonces no digan que hace falta mas denuncias de la poblacion. Al policia de transito no hay que denunciarle nada, el caza la infraccion, la busca y la encuentra. Da la impresion que con este asunto nadie quiere buscarse problemas y quieren dejar el asunto en manos del consumidor, que ademas sufre el alza de los precios y la precariedad economica de su bolsillo, y ademas quiere que se busque un problema que es obligacion de los inspectores y del Estado resolver.
Ponganse para eso el que tiene que hacerlo que para eso le pagan.
En mi bodega con el pesaje de la leche en polvo es un desastre pesan con un papel medio húmedo sobre el plato deben haber al menos 2 onzas de leche pegadas y esas se las roban a cada consumidor que compra mas lo que te tumban por el brazo así que saque cuantas libras le quedan en 200 consumidores.
Tristemente los inspectores están aquí en la cabecera provincial para su búsqueda y la resolvedera también y Liborio sigue embarcao y el estado regalando dinero a esos de supervisión y control que también le roban el salario al estado por no cumplir con su deber al ser sobornados por los dependientes y administradores del 99 % de las unidades para no decir el 100 % ya que debe haber un 1 % honestos de eso no me cabe duda porque los conozco.
En la naviera son lámparas te incorporan el peso del plato en cada compra de mercancías, la pesa esta en 0.0 sin el plato cuando lo colocan te están robando el peso del plato, pero para que buscarte más problemas ya me canse de repesarles y reclamarles siguen de mal en peor.
Hace falta le caigan arriba a esto como a los mosquitos a ver si se resuelve el problema
Saque usted sus propias conclusiones.
Yo pensaba que la honestidad es parte de la educaciőn recibida.
Vivo en Austria. Preguntarě en los mercados, para que tomen ejemplo del agropecuario 9 y pongan pesas de comprobaciőn, ya que los capitalistas son del …..