El Héroe del Trabajo Abundio Sánchez Varona sembró en su alma la admiración por Fidel, de quien guarda sentidos recuerdos
Esa mañana Abundio Sánchez Varona no subió hasta su finca en Cangalito, alejada a unos 6 kilómetros de la comunidad de El Cacahual, donde vive. Conocía ya el interés de Escambray para hablar del hombre que puso en su pecho hace 24 años la medalla de Héroe del Trabajo de la República de Cuba.
“Bueno, cualquier atraso que esto me cause en la finca después aprieto la mano y lo recupero, pero lo que sí no puede esperar es el homenaje a Fidel”, expresó con el saludo. Permanece unos instantes callado, cabizbajo y las manos apretadas como si agarrara el machete de todos los días; de nuevo aparecen las palabras: “Con la noticia sentí como un calambrazo en todo el cuerpo, no lo esperaba, sé que estaba enfermo, pero, ¡caramba!, estaba luchando con las ideas”.
A los 72 años Abundio retiene cada pasaje y se recuerda a sí mismo aquella dura crianza que le tocó de niño, “en un callejón”, aclara; tal vez ese pasado de miseria le alimentó también las fuerzas para convertir el trabajo en una proeza y fue el oficio de obrero agrícola quien lo puso por primera vez delante de Fidel.
En 1974 lo seleccionan el obrero más productivo del país y asistió a una reunión de ganadería en La Habana, allí estaba el líder de la Revolución cubana. “Cuando llego hasta él para recibir el trofeo, primero me da la mano y me doy cuenta de que me la retiene, como que quería conversar; empieza a hacer preguntas, del campo, del trabajo, hasta que me dice: ‘¿De dónde tú eres?’, y le digo: Soy guajiro macho del Escambray; y vuelve otra vez: ‘¿Qué hiciste para ganar esa emulación?’, eso causó risa en el plenario porque le dije: Comandante, yo trabajé como un caballo para venir hasta aquí”.
Por entonces, cañaverales, potreros, la tierra misma sentía las brazadas de Abundio, que hacía de la faena diaria una carga al machete y en mayo de 1992 llegó la recompensa: primer Héroe del Trabajo de Sancti Spíritus.
“Fui a La Habana para recibir la Estrella de Oro y él era el encargado de condecorar a los cuatro Héroes ese año. Cuando estuvo delante de mí, enseguida me conoció, ¡tú sabes lo que es eso, con las ocupaciones que tenía Fidel y acordarse de un obrero agrícola!
“Yo llevaba la camisa llena de medallas, pero me había quitado una, me la eché en el bolsillo, para dejar un espacio; Fidel como que no vió ese vacío y, me pregunta: ‘¿Dónde te la pongo?’; y le dije: Póngala en el corazón, Comandante; él se rió cantidad con aquello, es que Fidel con los trabajadores tenía siempre mucha relación, como ningún presidente del mundo”.
Abundio confiesa que no imaginó tener la oportunidad de un tercer encuentro con Fidel, pero su expediente de guajiro laborioso lo puso otra vez delante del líder cubano el 28 de Septiembre de 1996, cuando Sancti Spíritus acogió la celebración nacional por el aniversario de los CDR.
“Me escogieron para ese homenaje a Fidel, fui hasta él así, con marcialidad, y le dije: Comandante, lo felicito, le hago entrega del Premio del Barrio; entonces él casi no me dejó terminar de hablar y me dijo: ‘Tú te vas a quedar con ese Premio, pero lo cuidas, me lo conservas’. Aquí lo tengo, ahora voy a cumplir algo que me falta, ponerlo en una urna de cristal, para que dure toda la vida”.
El lunes 28 de noviembre Abundio estaba en Mota, un caserío rural de Fomento, donde habita parte de su familia. “Allí mismo en la escuelita firmé mi compromiso con el concepto de Revolución, porque la noticia de su muerte me cogió por allá; como siempre, llevaba la guitarra, pero ahí mismo la cogí, la enfundé, y la dije a la familia: ni una cuerda se toca aquí; desde entonces estoy atento a todas las informaciones, al homenaje”.
Demasiados minutos lleva sentado este hombre acostumbrado a subir montañas; ahora está de pie, mueve los brazos que parecen extrañar la chapea, el trabajo; enfoca la mirada al lomerío y deja escapar los pensamientos de su alma.
“¿Quién es más feliz que yo?, uno de los hombres más grandes del mundo tuvo tiempo para intercambiar tres veces conmigo; ahora Fidel va a ser más gigante que antes y es el momento de llevar a la práctica su legado; pon ahí que en Abundio, su ejemplo perdurará”.
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