La condena de gobiernos, líderes y partidos de Latinoamérica y el Caribe al golpe parlamentario judicial perpetrado contra Dilma Rousseff causó un evidente malestar al gobierno brasileño, que emitió sendas declaraciones al respecto
En una declaración difundida este miércoles en La Habana, y citada por televisoras en Brasilia, el Gobierno Revolucionario de la República de Cuba rechazó enérgicamente el golpe de Estado que depuso a la Presidenta constitucional, sin que se presentara ninguna evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad.
Ello constituye ‘un acto de desacato a la voluntad soberana del pueblo que la eligió’, enfatizó el comunicado y llamó la atención sobre el hecho que no pocos de quienes (en el Senado Federal) juzgaron a la Presidenta están bajo investigación por actos de corrupción.
Lo ocurrido en Brasil es otra expresión de la ofensiva del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones, contraviniendo el espíritu y la letra de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, subrayó el texto.
Por su parte, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ratificó el retiro de su encargado de negocios en Brasil, Horacio Sevilla, y calificó la acción contra Rousseff de ‘apología del abuso y la traición’.
Mientras, el canciller de esa nación suramericana, Guillaume Long, manifestó que la destitución de la Presidenta brasileña no fue una acción constitucional, pues para aprobarla se buscó claramente un pretexto y ya contaban con los votos.
El Gobierno boliviano también llamó a consultas a su embajador aquí, José Kinn, ‘para asumir las medidas que en este momento se aconsejan’, apuntó en su cuenta de twitter el presidente Evo Morales, después de condenar el golpe parlamentario contra la democracia brasileña.
Acompañamos a Dilma, Lula y su pueblo en esta hora difícil, subrayó Evo, en tanto la Cancillería llamó a todos los Estados de la región a rechazar estos golpes ‘suaves’ ante el peligro de que se debilite la institucionalidad de la democracia, provocada por oposiciones incapaces de lograr votos necesarios para formar un gobierno.
Venezuela, por su parte, decidió retirar definitivamente a su embajador en Brasil, Alberto Castellar, y congelar las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno surgido de este golpe parlamentario.
También el Ejecutivo de Nicaragua condenó el golpe de Estado contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff y advirtió que se abre una etapa difícil para el pueblo de la nación sudamericana.
‘La democracia en Brasil ha sido afrentada. Condenamos el golpe perpetrado en contra de Dilma Rousseff’, declaró el principal partido de izquierda de Costa Rica, el Frente Amplio, que además desconoció la legitimidad de un Senado cuyas dos terceras partes están cuestionadas por actos de corrupción.
En sendas notas difundidas esta noche, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil anunció que llamaría a consultas a su embajador en Caracas y lamentó las que llamó ‘manifestaciones de incomprensión’ de los Gobiernos de Bolivia, Ecuador y Cuba sobre la conclusión del proceso de impeachment de Dilma Rousseff.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.