La refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, definitivamente aún no ha podido mantener un matrimonio estable con la naturaleza, si acaso consigue una relación de concubinato aceptado. Luego de algunas bataholas de medianas proporciones por asuntos de contaminación, esta industria ha invertido en serio para hacer las paces con el medio ambiente, pero razones bien objetivas la limitan.
Refinería espirituana por relaciones “amigables” con el medio ambiente
Controlan derrame de petróleo en refinería de Cabaiguán
Fundada el 20 de diciembre de 1947, esa planta mantiene hoy la tecnología más obsoleta de Cuba para este tipo de industria, resulta la única que procesa el crudo cubano con su alto contenido de azufre incluido y a ello se suma otro inconveniente de peso: la increíble cercanía de buena parte del núcleo poblacional, muchas de cuyas viviendas se encuentran prácticamente ancladas en sus predios.
Escambray regresa sobre el tema a través de las respuestas de Léster Alemán Hurtado, su director general, quien de entrada enumera las dos debilidades fundamentales de su entidad: la contaminación por gases y por las aguas residuales.
“Hace unos años se le hizo un cierre temporal a la empresa por el Citma debido a la contaminación de los gases porque habíamos empezado a quemar un nivel alto de crudo de los yacimientos de Matanzas con un contenido de azufre del seis al ocho por ciento y en la producción de asfalto se emanaban gases por encima de lo permisible. Hicimos un proyecto de conjunto con los compañeros de la Empresa de Ingeniería y Proyectos del Petróleo que consistía en quemar los gases de la torre de destilación al vacío en el horno de producción. Con un costo de unos 300 000 pesos, este se concluyó en el 2012”.
¿Qué resultado concreto ha tenido esa inversión en la regulación de los indicadores de los gases contaminantes?
Ha disminuido considerablemente la emisión de los gases porque la mayoría de estos se queman en el horno. Las mediciones las realiza el Centro de Investigaciones del Petróleo cada seis meses. Los gases tienen tres tipos de mediciones, una en la zona de trabajo, otra en el área intermedia y otra en los lugares lejanos de la industria. En Cabaiguán existen ocho o nueve puntos de muestreo.
Por ejemplo, en el sulfuro de hidrógeno que da el mal olor, cuya norma para el área de trabajo —incluidas las casas cercanas—, es de 20 miligramos por metro cúbico de aire, estábamos vertiendo 200 o 250 y después de la inversión nos enmarcamos dentro de la norma. La mejora se ha experimentado en todos los gases, aunque puede ser que un punto dé un problema puntual. Después del 2012 en cada monitoreo las mediciones promedio se encuentran dentro de la norma cubana para área de trabajo. En las zonas cercanas se mejoraron los indicadores, pero no se cumplen las normas para área habitable porque aquí la población se encuentra prácticamente dentro de la refinería.
¿Cómo se explica entonces que cuando uno circula por algunos lugares del pueblo aún persistan los fuertes hedores?
Hace unas semanas recibimos 18 quejas a través del Citma, sin embargo hacía ya días que nosotros no estábamos trabajando. Pero esta refinería se ha convertido en una productora importante de mezcla asfáltica, que ahora es nuestro producto estrella, tenemos un inventario alto, estamos refinando todos los meses unas 2 500 o 3 000 toneladas de asfalto en tanques y se están cargando entre 6 y 10 pailas diarias, eso significa estar el día entero circulando por la carretera; las quejas ahora vienen sobre todo de la calle Libertad por donde las pailas parquean. Esto no tiene nada que ver con la torre de destilación al vacío. El asfalto desprende ese olor porque tiene incorporado alto nivel de azufre, pero se encuentra certificado por el laboratorio como el mejor de Cuba.
¿Y esta mezcla asfáltica se ajusta a las normas cubanas de protección al medio ambiente?
Sí cumple con las normas.
¿Entonces eso quiere decir que una parte de la población tendrá que seguir viviendo con el mal olor?
Así mismo. Aquí había una producción que emanaba gases contaminantes y se resolvió, pero ahora hacemos otro producto que no tiene el mismo proceso y está cumpliendo las normas medioambientales. Contra eso no se puede hacer más nada. Al asfalto se le mide un único parámetro, la penetración, para ver cuán duro o suave es. Que quede con más o menos contenido de azufre eso no hay forma de controlarlo.
El crudo de Matanzas tiene inherente una cantidad de azufre que no hay cómo quitársela, cuando haces la producción de asfalto tampoco tienes cómo minimizarle eso. Si el crudo tiene azufre ocho el asfalto va a tener azufre ocho y el solvente va a tener azufre ocho. Todas las destilerías de Cuba lo hacen así, pero las condiciones de nosotros son más severas porque ninguna utiliza el crudo cubano que tiene alto contenido de azufre.
Y en el caso de las aguas residuales que alguna vez ya contaminaron ríos cercanos, ¿qué estrategia han desplegado para su restablecimiento?
En el caso de la contaminación de las aguas residuales la refinería tiene tres trampas que vierten a una piscina, donde por separación de densidad los combustibles nunca se mezclan con el agua y se bombean para volver a incorporarlos al proceso productivo, mientras que el agua sale por un lecho de viruta para la calle.
Por el tiempo de explotación y los crecimientos productivos, este sistema se fue volviendo un tanto ineficiente. Se nos aprobó una inversión en el 2015 de 2.2 millones de pesos para mejorarlo, dividida en tres etapas. En el 2015 se hizo la primera: varios contenes simples que permiten separar las aguas residuales y las pluviales para que no fluyeran juntas a la trampa porque esa era la razón de que cuando había muchas precipitaciones esta colapsaba.
Para el 2015 estaba aprobado el asfaltado de los viales, que no se pudo hacer por problemas de fuerza de trabajo en el Micons y ya se terminó en el 2016. Este año también debe hacerse una trampa de residuales nueva y tres tanques para el tratamiento posterior de las aguas. Tenemos más de un mes de atraso por las lluvias, pero antes de diciembre debe terminarse sin problemas. Después faltaría una planta centrífuga en el 2017, que filtraría el producto para un tanque aparte y saldría el agua limpia para el exterior de la empresa.
¿Cuando termine esta inversión podemos decir que la refinería se encuentra a salvo de la contaminación?
Una refinería nunca va a estar a salvo de la contaminación. Es muy difícil que no haya un derrame, no se bote un producto, no se perfore un tanque o se vacíe una paila. A veces son problemas operacionales asociados al mantenimiento, a veces negligencias que no hay forma de evitarlas. Tenemos que tratar de minimizar todo esto. Una refinería es un gran contaminador por la cantidad de productos que tiene, sustancias peligrosas que no se degradan en diez años. Cuando terminemos la inversión sí podemos decir que hemos reducido la contaminación por las aguas residuales en un significativo por ciento. Igual que por los gases, aunque todavía se siga sintiendo olor, eso bajó en un nivel considerable.
También estamos recuperando un área de biorremediación para cuando ocurra un derrame echar allí el residuo sólido, que los microorganismos se coman el petróleo y dejen la tierra sana. Eso se usa en el mundo entero. En la planta de aceites básicos tenemos un problema con la acidez de las aguas y el equipo técnico está trabajando para disminuirla y evitar la corrosión. Son varios trabajos que desarrolla el área técnica, es un programa medioambiental importante porque esta refinería ha ido cambiando el tipo de crudo y ahora el que más procesamos es el de Matanzas, que es más pesado y agresivo.
Yo realmente no entiendo como nuestro país, que tanto hace por su pueblo permite que se produzca contaminación sin antes tomar las medidas. Yo vivo en Cabaiguán y muchas veces en la semana me levanto en la noche con casi la garganta trancada del olor a azufre que se come la vida realmente de las personas. No sé qué parámetros se habla aquí pero si yo que estoy casi a un km de la refinería me levanto con falta de aire sin ser asmático, y con imposibilidad para respirar correctamente, no entiendo que mentira son los parámetros o los estudios o las inversiones que están haciéndose en el país para amortiguar esto, Se está matando a la población por un poco de asfalto que el director dice en el producto estrella y cabaiguan no tiene una calle sana. No creo que el dinero sea más importante que la salud de un pueblo, menos si es cubano, El estado ha de tomar medidas en función de la salud y no del ingreso que esté dando esta producción, los escapes de contaminantes van a la presa Zaza y después esta agua contaminada es bobeada a los hogares. Cabaiguán tiene los índices más elevados de enfermedades alérgicas, cáncer y muerte por población en cuba, No entiendo la postura de la máxima dirección del país con esto o será que no alcanzan a saber que está pasando. Recientemente se realizó las asambleas de rendición de cuanta y fue l único planteamiento de todo el pueblo, planteamiento que no tiene solución porque está aportando ingresos, porque es estratégico, entonces es el dinero lo que es más importante aquí o no??
La contaminación de la refinería ha hecho daños al medio ambiente en reiteradas ocasiones , sin embargo no veo que se ha tratado de restaurar parte de éstos daños en en los ríos afectados , en el río Tuinucu , han desaparecido especies provocado por derrames de petroleo , las franjas han perdido vegetación .
Se requiere un estudio serio por parte del citma de las consecuencias de éstos derrames y cómo ir devolviendo a la naturaleza lo que se ha perdido .
Da pena ver la situación que tiene el río Tuinucú , la desforestación de un lado ,ganado mayor pastando en sus márgenes , los derrames de petroleo y la basura que arrastra de los arroyos que desembocan en éste , que al final van a parar a la Presa Zaza, de dónde se extrae alimentos para millones de Habitantes