Tres espirituanos ya cuenten con su clasificación reservada para la cita carioca: la tiradora Eglys de la Cruz, el boxeador Yosbany Veitía y el remero Eduardo Rubio
El camino más corto de la cuenta regresiva que conduce a Río de Janeiro comenzó para los atletas del mundo que luchan hace rato por conquistar lo más alto del Olimpo, rondarlo al menos o quizás acariciar la gloria de participar en la cita cumbre del deporte mundial.
Resulta un privilegio entonces que a falta de siete meses y algo para el encendido del pebetero, ya 43 cubanos tengan en sus manos el boleto garantizado entre los más de 10 500 atletas anunciados para intervenir.
Mucho más honroso es que tres espirituanos ya cuenten con su clasificación reservada para la cita carioca: la tiradora Eglys de la Cruz, el boxeador Yosbany Veitía y el remero Eduardo Rubio. Pero no serán estos los únicos.
Según las listas de la Subdirección de actividades deportivas del Inder en Sancti Spíritus suman 26 los coterráneos con opciones de participar si se tiene en cuenta su presencia en preselecciones nacionales en deportes con posibilidades de asistir como el judo, el voleibol, el atletismo, el canotaje y el remo.
Y si asistir ya es un lujo, ¿qué sería para algunos de los espirituanos poder acceder al podio? Casi una hazaña adelantada, si tomamos en consideración que en la última cita en Londres 2012 ninguno de nuestros seis representantes obtuvo medalla y solo el canoísta Serguey Torres pudo acceder a finales con un sexto puesto en el C-2 a 1 000 metros.
Llegar a Brasil tendrá un mérito adicional para quienes logren hacer el grado, pues Cuba estima intervenir con unos 100 competidores y desde temprano se conoce que no podrá acceder a por lo menos 133 de los 306 títulos en 28 deportes que se repartirán en el gigante sudamericano.
No será hasta que se conformen las nóminas definitivas que podrá hablarse de pronósticos, pero con estos “truenos” ya pueden avistarse algunos “nubarrones”, si queremos llegar a los Juegos con los pies mucho más pegados a la tierra que como fuimos a Toronto, donde un cuarto lugar entre países deshizo el discurso triunfalista oficial de la Dirección Nacional del Inder.
Luego de la estrepitosa debacle del lugar 28 en Beijing 2008, de un más coherente 16 en Londres 2012 y de la propia actuación en los Panamericanos, poco a poco la afición ha ido acostumbrándose a la idea del descenso experimentado por nuestro movimiento deportivo y de que las ubicaciones están más apegadas a las realidades económicas de esta esfera, tan lastimadas como otras por las carencias de recursos, el éxodo de talentos (atletas y entrenadores) hacia el exterior, retiro de figuras claves en este cuatrienio, la falta de atención diferenciada a la base en años anteriores, problemas con la infraestructura, la alimentación, insuficiente acceso a la tecnología…
Al menos ya nadie espera un retorno a los años de ensueño del cuarto puesto en Moscú 80 (sin todos los países concursando) o el histórico quinto de Barcelona 92, los octavos de Montreal 76 y Atlanta 96, el noveno de Sidney 2000 y el onceno de Atenas 2004, nuestra última clarinada.
En lo que resta hasta Río, una de las estrategias debe ser la defensa a ultranza de la participación de nuestros atletas en todos los torneos clasificatorios que se convoquen y donde existen reales posibilidades al menos de asistir.
También la de disponer de financiamiento para favorecer el necesario roce internacional o la realización de bases de entrenamiento en el exterior, aunque sea para adaptarse a los cambiantes sistemas competitivos o para que no nos “muerda el mismo perro” del desconocimiento de contrarios, que nos ha privado de más de una medalla en diferentes competencias.
Pesan ya a esta altura, la inasistencia de varias de nuestras figuras a eventos foráneos de nivel en los últimos meses, pues aunque se ha abierto a muchos más deportes y atletas en particular, la política de contratación con el exterior dista de cubrir las expectativas que en ese orden se crearon hace tres años cuando inició esta política.
Tampoco han recibido favores la mayoría de las disciplinas llamadas a sostener el medallero, con la excepción de la lucha con escasos cuatro representantes en Europa, pues la mayor cifra pertenece a deportes colectivos, la pata coja del deporte cubano en la actualidad.
Es enjundioso y casi titánico lo escrito por los deportistas cubanos en 14 ediciones olímpicas al ubicar a la isla como el único país de América Latina entre los primeros 20 (lugar 18) en el medallero histórico con unos 70 títulos y Río no debe ser la excepción en la conquista de premios.
Ahora, de si la mística del Cristo de Corcovado o el ritmo de la zamba pueden envolver para bien a la comitiva cubana es algo a despejar un poco más cerca del 5 de agosto.
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