Este lunes pioneros y jóvenes espirituanos amanecieron de fiesta en saludo al aniversario de la Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas, conscientes de que de ellos depende en futuro de su país
De nuevo los medios de prensa vuelven —y hasta se saturan— de las coberturas en saludo a la efeméride. En los centros estudiantiles se trasluce la efervescencia: los alumnos de un lado a otro con comestibles en las manos, los más pequeños ensayan el baile, el canto, la poesía, para que todo quede perfecto y “evitar pasar penas delante de toda la escuela”. Hasta el abuelo de la casa está en la plaza para ver la actuación del nieto…
Esos pretextos me resultan suficientes para afirmar que, pese a los años, la alegría de abril no se apaga. Tal vez sea exceso de romanticismo. Tal vez sea exceso de nostalgia porque yo fui el estudiante que intentaban ser artista en aquel escenario improvisado en la escuela primaria Eduardo García, en Trinidad, y al despertar he visto a otros niños con el mismo ímpetu con que me levantaba cada 4 de abril.
No quiero entrar en polémicas, pero me cuesta sumarme al criterio popular de que la juventud está perdida cuando vi a dos jovencitas cargar con la responsabilidad de dirigir más de 200 alumnos de una comunidad rural, en un paraje tan lejano como Méyer, en la tercera villa, cuando un novel estomatólogo creó un portal digital sobre la traumatología dental y despertó el interés de catedráticos internacionales para incluirlos en los planes académicos de sus universidades, cuando más de una veintena de estudiantes de la facultad de Ciencias Pedagógicas de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez alivian el déficit de cobertura docente que atraviesa el territorio.
Me cuesta creerlo si recuerdo a la profesora de la escuela de música sumergida tras el buró en el liderazgo de un departamento completo, a una amiga destinada a convertirse en una cirujana de renombre como premio a tanto esfuerzo.
Ya decía: a lo mejor son excesos de romanticismo o nostalgia, pero sin vendajes. Para nadie es un secreto cuántos asuntos urgen resolver para evitar desmotivación, éxodos, apatía… los salarios, el precio de la vida, que sube otra vez, como dice la canción, la subestimación que persiste…No obstante, abril se me antoja como un mes de fiesta.
“Mamá, estoy nervioso porque la directora nos dijo que el lunes viene la gente de la televisión y unos hombres que se llaman periodistas a grabar el matutino”, murmuró una niña de segundo grado en la escuela José Mendoza García este viernes cuando iba en busca de mi ahijado, su colega de aula.
Debí contener la risa, admito, porque lo que la pequeña no sabía es uno de esos periodistas que hoy estaba grabadora en mano, a la caza de voces e historias para compartir, era yo.
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