El pasado 14 de octubre Silvio Rodríguez y la tropa que le acompaña, ofrecieron un concierto en el Establecimiento Penitenciario Jóvenes de Occidente, en La Habana
Invitar a la reflexión, aunar esfuerzos, tratando de sanar el alma a través de la música y continuar el camino hacia el porvenir siguen siendo nobles propósitos de Silvio Rodríguez y la tropa que le acompaña, quienes el pasado 14 de octubre, ofrecieron un concierto en el Establecimiento Penitenciario Jóvenes de Occidente, en La Habana.
No es primera vez que el autor de Te doy una canción, decide alzar su voz en espacios como estos; sus primeras experiencias datan de la década del 70 y también en la de los 90, luego retoma esta labor en el año 2008, para darle continuidad el pasado viernes.
Más de dos mil internos, durante dos horas y media, disfrutaron de un concierto, que dio inicio con las palabras del fundador de la Nueva Trova, quien aseveró ser defensor de estas actividades, las cuales hacen él y quienes les acompañan, con mucha responsabilidad y alto sentido de solidaridad humana.
Comentó, que a estos conciertos, se invitan aficionados y artistas del lugar visitado, unas veces guardias, otras, internos y en esta ocasión, los invitados serían dos agrupaciones: Las Estrellas del Zafiro y Estrellas del futuro, que tendrían a su cargo el inicio de la actividad.
La versión e interpretación del conocido tema “Quién fuera”, realizada por Las Estrellas de Zafiro, internas bajo la dirección de su instructor, maestro y pianista Wilfredo Rodríguez Reyes, logró un gran impacto no solo en el público y los artistas presentes, sino en su propio autor.
Por su parte Estrellas del Futuro, integrada por jóvenes reclusos, interpretaron “Girasoles” de Francis del Río, “Como quien pierde una estrella” de Humberto Estrada y el tema “Contradicciones”, de Evelio Padrón, integrante del grupo y quién se destacó en su actuación.
En la legión del trovador, no faltó la presencia de Víctor Casaus, el poeta y Director del Centro Pablo de la Torriente Brau, que además de servir de presentador del concierto, hizo entrega de una donación de libros, para los Centros Jóvenes de Occidente y Mujeres de Occidente.
La segunda parte del programa estuvo a cargo de Kelvis Ochoa quien, invitado por Silvio, con su voz, carisma y cubanía dejó en todos el regocijo que producen sus creaciones.
Para asumir la tercera parte de este encuentro artístico y humano, Silvio Rodríguez subió a escena en unión de la flautista y clarinetista, Niurka González, El trío Trovarroco (integrado por Rachid López, César Bacaró y Maikel Elizarde), Jorge Reyes, al bajo, y Oliver Valdés, en la batería.
Desde los primeros acordes se creó un momento de magia e integración, de olvidarlo todo, para dar paso a la música y cantar en coro gigante: El Papalote, El Mayor, La Maza, Gota de Rocío, El necio, Pequeña Serenata Diurna, Canción de la Trova, Canción del Elegido, y otras tantas que forman parte del repertorio y autoría del cantautor cubano.
En esta actuación memorable, Silvio hizo algunas confesiones, como que el tema “Mi casa ha sido tomada por las flores”, la creó hace trece años, cuando nació su última hija, y la había dedicado a todos sus hijos y a su primer nieto.
Recordó que “La era está pariendo un corazón”, fue la primera canción que le hiciera a Ernesto Ché Guevara al conocer de su muerte.
Otro momento conmovedor de esta cita, resultó sin dudas, cuando los presentes le solicitaron escuchar “Para Bárbara”, tema de Santiaguito Feliú y que a pesar de no estar en el programa, Silvio interpretó de inmediato; para minutos más tarde, concluir su actuación con “Ojalá”.
Disciplina, respeto, solidaridad y música -que con su altura, hace tanto bien para el mejoramiento humano-, reinaron el pasado viernes en Jóvenes del Occidente, Establecimiento Penitenciario cubano, al que llegó una expedición liderada por Silvio y su tropa (una parte visible y otra invisible como él mismo enfatiza), para demostrar una vez más, que desde la cultura, se puede educar, se pueden defender los valores de una nación, con todos y para el bien de todos.
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