El gobierno bolivariano espera que antes de irse, el 20 de enero del próximo año, Obama ‘de una luz de esperanza y entregue a Venezuela a ese prófugo, por mandato y obligación que tiene ante las leyes internacionales y pactos de derechos humanos’.
En el acto de homenaje a las víctimas de ese acto terrorista ocurrido 40 años atrás, destacó Maduro aseguró que cada año se ha renovado la solicitud desde que la hizo por primera vez el fallecido presidente Hugo Chávez.
Repudió que el criminal se encuentra en Florida, protegido por el gobierno norteño, a pesar de su responsabilidad en el crimen de Barbados, el cual confesó sin tapujos en una entrevista con el rotativo The New York Times en 1998.
Maduro solicitó a la canciller Delcy Rodríguez y al embajador venezolano ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Bernardo Álvarez, retomar el pedido de extradición del prófugo de la justicia, para ser juzgado en este país por sus actos terroristas.
Por otra parte, el presidente instó a no perder la memoria histórica latinoamericana, cuyos vestigios están retornando para dar al traste con los avances sociales de las últimas décadas, logrados por los pueblos y los gobiernos progresistas.
En referencia a las agresiones que actualmente sufre Venezuela orquestadas desde Washington y con el apoyo de la derecha nacional y regional, el jefe de Estado enfatizó que las fuerzas revolucionarias continuarán movilizadas.
Convocó al poder judicial del país a estar alerta contra las conspiraciones y actos desestabilizadores de la oposición y su itinerario de violencia para el mes de octubre.
En este sentido, exhortó a las fuerzas revolucionarias a salir a las calles el próximo día 12 en apoyo a la paz y resistencia a la convocatoria de la derecha para presionar por el referendo revocatorio contra el ejecutivo bolivariano.
Posada Carriles, además de su extenso historial de agresiones a Cuba, durante su estancia en Venezuela organizó los órganos represivos en el país contra los líderes de izquierda, desde la policía y la inteligencia al servicio del gobierno de Carlos Andrés Pérez.
También estuvo vinculado a los planes de atentado contra dirigentes cubanos en Chile y en el atentado contra el expresidente cubano Fidel Castro durante su visita a ese país en 1971.
En su currículo criminal también están las misiones criminales en varios países del área y la organización de cuerpos represivos durante el gobierno fascista de Augusto Pinochet, encargada de la represión interna en Chile luego del derrocamiento de Salvador Allende, y parte esencial del macabro Plan Cóndor para el asesinato de opositores a las dictaduras sudamericanas.
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