Norma Rodríguez Escobar, epidemióloga espirituana que presta servicios de colaboración en Trinidad y Tobago relata por correo electrónico pasajes de su quehacer junto al resto del personal médico cubano
Alguna vez, por motivos de trabajo, la abordé en su calidad de vicedirectora del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología. Alguna vez, a su llegada de una misión en Guatemala o Venezuela, nos detuvimos a conversar en pleno bulevar. No pocas veces ayudó a destrabar entuertos donde se demandaba un fármaco que solo ella podía autorizar. En cada caso su fibra humana afloró, junto a su pasión por conseguir para Sancti Spíritus tanta salubridad como fuese posible.
Humilde y cordial incluso en la distancia, Norma Rodríguez Escobar, máster en Enfermedades infecciosas desde el año 2007 y por más de tres décadas profesora adjunta de la Universidad de Ciencias Médicas espirituana —no hace tanto alcanzó la categoría de profesora auxiliar—, de cuando en cuando se comunica vía e-mail. A través de una cuenta de correo indaga por la tierra que añora, y responde a la curiosidad de quien, reportera al fin, la espolea con toda clase de preguntas acerca de su quehacer en Trinidad y Tobago.
DE CARNAVALES Y DE ZIKA
“Tremenda muela, pero como he estado sola toda la tarde-noche me embullé a contarte un poco”, escribe, jocosa, sin sospechar que la utilizo, en el mejor sentido. Sus referencias a los carnavales de inicios de febrero me motivan no solo porque son —cuenta ella— los más importantes del área del Caribe, sino porque por su masividad y con profusa afluencia extranjera, devienen momento oportuno para la propagación de enfermedades en tiempos de alerta epidemiológica mundial.
Días después sus noticias exhalan alarma. “Ayer el Ministro confirmó la entrada de un caso de zika a Siparia. (…) Pasaron el control de foco por la TV y es una mujer de 61 años que viajó a Nueva Zelanda. Esperemos se controle. Ayer hablé con Eligio, el epidemiólogo de Sancti Spíritus que está en Tobago, y le renovaron todo el plan para esa enfermedad, en estos momentos el gobierno está controlando todo al respecto, vamos a ver si no se propaga a partir de este caso”, narraba Norma el 18 de febrero pasado.
Con 34 años como médico, en su mayoría ejerciendo la especialidad de Epidemiología, esta doctora parece dominar al dedillo el arte de dirigir. Quienes la conocen de tiempo la recordarán al frente del hospital de Condado, rectorando la dirección de Salud en el municipio de Taguasco o la Unidad Municipal de Higiene de la cabecera provincial, sin contar sus responsabilidades en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, que llegó a dirigir por más de dos años.
No tiene a menos, sin embargo, estar en contacto con la realidad y ha estampado su huella con idéntica pasión tanto en cuestiones de control de vectores como en los avatares para contener y vigilar enfermedades, transmisibles o no.
¿Qué labor desarrollas allá?, indago en uno de mis correos. La respuesta me llega en plural.
“Somos tres cubanos de la especialidad en el país; en la región de San Fernando, que es donde más cooperantes tenemos, somos dos; la otra epidemióloga es de La Habana y lleva las enfermedades transmisibles e infecciones nosocomiales; yo atiendo las crónicas no transmisibles. No hay trinitarios como epidemiólogos médicos, ¿te imaginas? Ellos tienen una formación no médica del personal y son muy pocos, además. En cuanto a las crónicas no trasmisibles, acá el accionar es bastante pobre”.
Sus referencias a los nativos del país denotan admiración. Ha “guapeado” para conseguir la prevención ausente. Tras revisar con el prisma de la OMS toda la información disponible y llevarla al inglés procurando conservar la idea, consiguió que se entendiera el mensaje. “En cada oportunidad les explico la importancia de dispensarizar el paciente y sistematizar la información de forma anual. Solo así se pueden realizar análisis y lograr un perfil de salud de la región que permita identificar problemas y mejorar la toma de decisiones. Parece que avanzamos algo, porque quieren generalizar a los 29 Health Centers restantes el proyecto piloto que hice en dos de ellos y llevarlo a las demás regiones del país”.
Le hablo de hacer pública la información que me ofrece. “En ese caso quiero que hables no solo de mí, sino de todos los de allá”, advierte con su proverbial sentido de colectivismo. Es entonces cuando menciona, uno por uno, al resto de los coterráneos: “Somos 16 espirituanos, de ellos cinco médicos y nueve enfermeros. Tenemos otros dos colaboradores en Erick William, región central. En la ciudad cabecera de la Región Suroeste, San Fernando, radican además las doctoras Ángela, oncóloga, y Minerva, pediatra, así como Mariano y Thaiván, ambos enfermeros, el primero de Yaguajay y el otro de Cabaiguán. Los otros médicos de nuestra provincia son Mariano, el clínico que trabaja en el Sanatorio La Rosita, asignado a Puerto de España, y Eligio, que ya lo mencioné, al frente de la coordinación en Tobago”.
Llegada a las islas caribeñas el 2 de septiembre del 2014 como parte del sexto grupo médico cubano, la epidemióloga yayabera atiende la salud del colaborador a nivel de país, lo cual la obliga al despliegue de medidas respecto al dengue, la chikungunya y el zika, con idénticas vías de transmisión, así como a velar por la vacunación contra la influenza.
De vuelta al tema de las enfermedades crónicas no transmisibles, su plato fuerte allá, se le escapa una frase que denota nostalgia: “Lo que te cuento de la dispensarización se hace en las consultas, cuando acuden los pacientes, porque acá no se visita a nadie en sus casas. ¡Ojalá tuviera aquí los MGI cubanos para que tú veas que arreglamos esto en un dos por tres!
Mis saludos y respeto para una excelente profesional y persona.Tengo la absoluta convicción que Trinida y Tobago ganará mucho con su trabajo allí. Éxitos profe,y si lee aquí me saluda a Mariano y Eligio…