Los cubanos tenemos que pisar firme en este terreno minado de la política y los intereses ocultos de la superpotencia hegemónica que el azar nos puso por vecina
De la evaluación de lo que dijo o hizo Barack Obama en Cuba pueden extraerse variadas conclusiones, pero existe una que no puede faltar y que resulta imprescindible para cualquier enfoque atinado hacia las relaciones bilaterales: no perder de vista ni por un instante con quién o quiénes estamos lidiando.
Y es que los cubanos tenemos que pisar firme en este terreno minado de la política y los intereses ocultos de la superpotencia hegemónica que el azar nos puso por vecina; olvidarlo sería equiparable a lo que ocurre a un domador de circo cuando pierde de vista las peculiaridades de su objeto de trabajo: la fiera… Por desgracia, ha dicho alguien, “la memoria no es eterna. Es creada, y recreada, constantemente”.
Pero hay cosas evidentes y esta es una de ellas. Tras 55 años de embates de todo tipo, lo mejor del pueblo cubano ha creado anticuerpos contra ciertos cantos de sirena, pero existe un sector poblacional más propenso a sufrir las malas influencias: la juventud, y hacia ella el adversario ideológico ha enfilado todos sus cañones con la esperanza de reblandecerla, mientras la generación histórica que hizo la Revolución desaparece.
Entretanto, alarma la ingenuidad de algunos compatriotas cuando expresan frases de este cariz: “Para qué tanta lucha, si ya somos amigos”. La ignorancia mata a los pueblos, dice un viejo adagio, y es preciso educarlos desde la cuna para que no sucumban al “veneno” que por múltiples vías les inoculan.
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra, expresó para la posteridad José Martí, convencido de que las más sólidas fortalezas se erigen en la mente y la psiquis de los hombres, y no con acero o argamasa. Este es un axioma que sabemos hasta la saciedad los cubanos —o al menos deberíamos saberlo—, pero que nuestro adversario, a fuerza de derrotas, también ha descubierto.
Y es que más de medio siglo de sonados fracasos en su política anticubana han terminado por aleccionar a Washington de que, por los procedimientos tradicionales de la injerencia, el chantaje y la agresión más o menos encubierta, no podía con Cuba y, pragmáticos por naturaleza, cambiaron los métodos, pero no los fines. Y ello, el propio Obama lo ha reconocido.
Pero, valga la aclaración: resulta del todo imprescindible dejar sentado que si alguna vez existió para los cubanos la necesidad de ser también pragmáticos, esta es un paradigma. Porque no se trata de negar lo positivo de la proyección hacia nosotros del actual mandatario. Debemos reconocer como pueblo y país que Obama ha sentado pautas y emprendido un camino que ninguno de sus antecesores se atrevió a transitar.
Lo que procede, deducen analistas, es aprovechar las oportunidades que se abren en el terreno económico y de cooperación entre ambos países, en el marco del más estricto respeto a las normas internacionales que rigen las relaciones entre los Estados, de acuerdo con nuestras conveniencias.
El Presidente cubano Raúl Castro ha sido el primero en ponderar esos gestos positivos de su contraparte, al tiempo que ha exonerado a su homólogo norteamericano por la responsabilidad de más de medio siglo de agresiones contra Cuba, aunque el bloqueo sigue ahí; Estados Unidos continúa ocupando ilegalmente la base de Guantánamo y en el presupuesto del gran país del norte existen fondos expresamente dedicados a costear la subversión en la patria de Martí.
Se trata de la incoherencia entre la política de la administración de Obama hacia Cuba y la que aplica en América Latina, donde, después del traspiés democrático en Argentina, Estados Unidos impulsa una feroz ofensiva contra gobiernos progresistas, como los de Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador. El objetivo prioritario es controlar de nuevo esas naciones y volver a hacer del subcontinente lo que por siglos fue: su patio trasero.
La pregunta que cae de su peso es: ¿si Washington lograra sus propósitos, le haría falta todavía o consideraría necesario continuar hacia Cuba su actual política de zanahoria y sonrisas?
Estimado periodista.
Los cubanos no son conejos. Lo contrario son muy listos.
La patria es todos los cubanos.
Pudiera explicar bien claro, cuales son las verdaderas intenciones de Obama y por quê entonces el gobierno de Cuba aumenta las relaciones con EU y todas las semanas hay novedades positivas para ambos paises.
La juventud tampoco de deja embobecer con la zanahoria y tiene el derecho de pensar diferente a las generaciones pasadas.
Camilo: El periodista tiene mucha razón en lo que nos está diciendo, pero no ha sabido escoger bien algunas de las palabras que ha utilizado sobre todo tomando en consideración que estas páginas digitales son leídas por muchos jóvenes, que por supuesto piensan distinto a Pastor pues existe una marcada diferencia de edad. Lo que sucede por una parte es que los cubanos y en especial los jóvenes no estamos acostumbrados a los discursos demagógicos que hacen los políticos en las campañas presidenciales y por otra durante estos 57 años hemos escuchado a los Presidentes de EEUU con una discurso agresivo y virulento contra Cuba y el señor Obama además de haber hecho mucho más en estos 6 años que todos los presidentes que le antecedieron, ha utilizado un lenguaje muy inteligente y se ha acercado al pueblo a través de Pánfilo que es el personaje más popular de la TV cubano y esto entre otras cosasa le ha garantizado la simpatía de una parte importante de nuestro pueblo por su manera desenfadada de conducirse, pero también es verdad que una cosa es la que dice y otra es la que hace, ha adoptado un grupo de medidas que indidablemente benefician a los dos países, pero pudiera aprobar otras sobre todo en el problema de la producción de alimentos, las inversiones etc etc. y no lo ha hecho porque no es bueno para sus intereses. En otras ocasiones le he señalado a Pastor que los jóvenes hoy tienen un nivel de información importante y que además leen o visualizan información de otros medios de prensa del mundo, con un lenguaje y retórica diferente, y muchas veces por la forma en que escribimos los jóvenes creen que estamos subestimando el talento e inteligencia de ellos, cuando realmente la verdadera intensión del periodista es alertarnos del peligro en las cosas que Obama debería haber dicho y no dijo, como por ejemplo: los crímenes que se han cometido contra nuestro país con el financiamiento y apoyo de Gobiernos anteriores de los EEUU, si bien es cierto que Obama no tiene nada que ver con eso él representa al país que tanto dolor ha causado a miles de familias cubanas, eso de pedir disculpas se estila en las relaciones internacionales, pero nada los familiares de Manuel Ascunce Domenech y Pedro Lantigua Ortega, los de la Familia Romero, los espirituanos caísods durante Playa Girón y la lucha contrabandidos siguen con su dolor a cuestas y Obama nos pide que olvidemos el pasado; Camilo si conoces a algún familiar de esos que te hablé pregúntale la opinión y entonces entenderás de qué nos quiere alertar ael periodista, aunque concuerdo contigo en una cosa debe perfeccionar el lenguaje para que pueda llegar al corazón de los jóvenes, que son en definitiva nuestra razón de ser. Muchas gracias
En el pasado, de ambas partes, hay muchas cosas que es mejor olvidar.
Para hablar de pelota como dicen por ahi, con el acercamiento a las Grandes Liguas no es acaso que desde esta orilla le estamos pidiendo a todos aquellos peloteros que un dia repudiamos, borramos de los libros de records y tratamos como traidores que olviden el pasado?
No esperamos desde esta orilla, que aquellos a los que sacamos del pais bajo lluvias de huevos, actos de repudio y en mas de un caso agresion fisica y vejaciones que olviden el pasado?
En fin, en todas partes se cuecen habas. Generalmente el camino de cualquier reconciliacion empieza por dejar el pasado lo que en el pasado esta. De lo contrario la reconciliacion se convierte en un ajuste de cuentas.
Estimado Sócrates, perdón, me equivoqué de clásico griego, estoy de acuerdo en que de nuestra parte también ha habido errores. Aún así, son muchos los aciertos que hemos alcanzado y por los cuales Cuba es hoy faro de luz para el mundo. Estuve entre los que repudiaron la tiradera de huevos y la política seguida hacia quienes querían emigrar legalmente y, casualidad, muchos de los que tiraron huevos, hoy están del otro lado del estrecho de la Florida, mira eso. Se fueron para la Yuma, como dicen los chucheros babeándose por los supuestos atractivos del Imperio, cuando todavía están lejos de él, antes de conocerlo de cerca como lo conocieron los «excluibles» del mariel en 1980 y lo han conocido otros emigrantes de más pa’cá. Todavía hoy, en mi fuero interno repudio a quienes se vendieron, como ese Ortega, que dejó caer la bandera cubana que le lanzaron del graderío de las Olimpìadas 2016 en Río de Janeiro, para empuñar la española y dar la vuelta triunfal a la pista del Maracaná. Esos no son más que mercenarios, píntelos como los pinte, y así pensamos multitud de cubanos patriotas. Gracias.
Estimado Camilo, aunque la respuesta está en el texto, le recuerdo que el propio Obama reconoció en La Habana y en su propio país que la actual política de apertura hacia Cuba que él impulsa representa solo un cambio en las formas y los métodos, no en los fines de cambiar el régimen cubano, lo que continúa siendo su objetivo número 1. Esto lo reconoció asimismo Roberta Jacobson, entonces funcionaria del departamento de Estado a cargo de los asuntos latinoamericanos y caribeños y hoy embajadora en México.
De otro lado, la juventud tiene derecho a pensar con su propio cerebro, como tenemos todos, pero creo que no le corresponde echar por la borda por snobismo e ignorancia, la obra colosal de rescate de nuestros valores patrios y soberanía nacional que consiguió la Generación histórica del Centenario y la siguiente, con su lucha abnegada y heroica. Gracias.