El equipo espirituano deberá equilibrar su desempeño cuando está a punto de cumplirse el primer tercio de la temporada
Lo que más han hecho los Gallos en los inicios de campaña es batear, contrariamente, incluso, a como se pensó. Pero ni ese comportamiento ha podido voltear el saldo adverso de triunfos y reveses, cuando ya está en curso la cuarta subserie de la 57 Serie Nacional de Béisbol.
Sancti Spíritus compila por encima de la media del torneo y, en lo individual, siete de los nueve hombres que han fungido como regulares lo hacen sobre 300; justo es reconocer la respuesta de Eriel Sánchez, entre los máximos impulsadores.
Sin embargo, a pesar de ese desborde no siempre los promedios se han traducido a favor de los marcadores, pues detrás de la decena de impulsadas del máscara en los primeros nueve juegos, excepto Dunieski Barroso, con seis, el resto archiva menos. Mida entonces la productividad: de 153 jugadores en posición anotadora, solo 31 llegaron a home.
Sí resulta positivo ese ajuste ofensivo en una arrancada dura frente a Las Tunas, Ciego de Ávila y Granma, aunque ya usted sabe que con el nivel de la actual campaña las barreras que separan a débiles y fuertes es prácticamente imperceptible.
Me sigue preocupando la escasa predisposición al juego rápido, una de las claves de los Gallos, con apenas cuatro intentos de robo de bases, la mitad de estos válidos. Ello, junto a la rapidez de los corredores para adelantar bases, es fundamental para aprovechar mejor el momento ofensivo del conjunto, ya que el desbalance con el resto de los departamentos es manifiesto.
Si por un lado el elenco fue capaz de entrarle literalmente por los ojos a un picheo como el de Ciego de Ávila y voltear marcadores, por otro es preocupante que su staff no haya sido capaz, en líneas generales, de aguantar ventajas, como en el último encuentro ante los Alazanes.
Con un promedio de 5.79 PCL y bateo contrario de 260, será complicado sostener el paso ganador que hoy requieren los Gallos para mejorar posiciones. De la inefectividad no escapan ni abridores ni relevistas con contadas excepciones como Yohannys Hernández, Yuen Socarrás y Humberto Delgado.
Y si falta le hace al equipo que su picheo enderece, también precisa que lo hagan sus guantes. Con un fildeo de 959 en los tres primeros cotejos particulares y más de un error por juego, hará falta repasos intensivos en medio de la candela, porque por esos orificios se le puede escapar otra vez la opción de mejorar la actuación de anteriores campañas.
Los Gallos necesitan equilibrar su desempeño, mientras quede tiempo en los inicios, ahora que enfrentan a Guantánamo y siguen fuera de sus predios desde el martes contra Holguín, cuando ya se cumpla el primer tercio de la serie.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.