El pasado 14 de febrero dijo adiós Manolo Pérez González, el símbolo humano de los espirituanos que tiene en su haber la construcción de 158 puentes
Esta vez no hubo equívocos y sí se tuvo la amarga certeza: Manolo Pérez González, el Puentero Mayor, o la Leyenda sin Camisa, como le llamaran muchos falleció este 14 de febrero a la edad de 97 años, cuando el tiempo y lesiones acumuladas le jugaron una mala pasada.
Hombre de historias conocidas o no contadas que durante más de medio siglo construyó obras de fábrica en Cuba, Nicaragua, Irak y en cuanto lugar de la isla se necesitara pasar un barranco sin romperse las piernas.
En 1944 levantó el primero, cuando se enroló como carpintero al frente de una cuadrilla de encofradores para la construcción de un puente sobre el río Juanicú, en la carretera de Trinidad, y todavía está en pie porque como decía “mis puentes están bien amarrados a la roca”.
Las cifras son impensadas: 158 puentes, más de uno por cada año que estuvo activo y que unidos suponen más de 15 kilómetros de vías construidas a fuerza de trabajo, voluntad y también con persistencia, la misma que lo mantuvo 75 años en un matrimonio que compartió el otro amor de su vida: construir puentes.
En 1992 llegó la retirada del trabajo activo de un hombre Vanguardia Nacional del sector de la construcción por varios años consecutivos, reconocido por el Comandante en Jefe en varias ocasiones, condecorado con la orden Armando Mestre y acreedor de la más alta distinción social que otorga el pueblo espirituano: Símbolo Humano de la provincia.
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