Carta para el gordo de Clandestinos, el dramaturgo, el amigo, el hermano Amado del Pino
En estas horas, tras la noticia, no puedo evitar los accesos de dolor; es una corriente intensa de imágenes y una herida que se abre, siento que se abre por segundos. Amado se me fue y me queda el sabor de la frustración. El próximo 9 de marzo estreno —junto a mi grupo— Espontáneamente, un texto de mi amigo, de mi hermano y dramaturgo Amado del Pino.
Espontáneamente es otro lance de excelencia, de gran urdimbre biográfica, otro argumento largamente trabajado con su impulso de autor apasionado.
Amado del Pino es un dramaturgo que entiende el proceso de la puesta en escena como un todo que va desde la recepcionista de la sala de teatro, los actores, los técnicos, el contacto con el director, hasta que la obra viva alcance al espectador. Es un autor donde habita orgánicamente lo culto y lo popular, la cultura libresca y la experiencia de vida.
Este excepcional ser humano, este artista nos dejó, se fue.
Amado era mi amigo, aún no puedo imaginarme los días sin sus correos acerca de la puesta en proceso o el teatro cubano todo. Era tan maestro que aprendía con cada milímetro de conversación, con cada segundo de amistad. Cada mensaje era como una clase para mí. Confieso: me siento como un niño que ha perdido a sus padres en un desfile o en un carnaval. Amado era eso para mí: un aire fresco mezcla de sabiduría, sencillez y buen humor.
El teatro cubano perdió a un dramaturgo, un periodista, al actor de cine, al gordo de Clandestinos, a un teatrólogo; yo perdí a un ser querido, a un artista con quien hablar y analizar.
Espontáneamente tiene ahora un valor agregado: será un abrazo, el abrazo frustrado por Ikú.
No te preocupes, Amado, tu teatro está bien cuidado.
Pronto visitaré La Habana, el Vedado, tu casita, pero nada es igual. Todo ha cambiado definitivamente.
Hermanito: La vida es un sueño y todo se va…
Hasta el próximo correo, hasta el próximo estreno.
Hasta ahorita, Amado.
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