La fauna silvestre del territorio se distingue por la gran riqueza de especies y el elevado endemismo
La fauna silvestre de Sancti Spíritus, que incluye los animales salvajes de esta región geográfica, alcanza sorprendente riqueza. Pero no todos se encuentran a salvo. Desde las costas y cuevas, hasta los bosques y ríos habitan aquí tanto especies de vida oculta y silenciosa como otras bien conocidas. Respetarlas, más allá de cualquier romanticismo, constituye una necesidad ecológica, económica, científica y espiritual.
Con escasas investigaciones precedentes sobre el tema surgió el libro Fauna salvaje de la provincia de Sancti Spíritus, Cuba, de los autores Abel Hernández Muñoz y José Blas Pérez Silva, publicado por la Editorial Académica Española.
Aunque incompleto, el texto revela conclusiones desconocidas para muchos; por ejemplo, que el conjunto de animales del territorio presenta su mayor diversidad y endemismo en las montañas, áreas cársicas y cayerías, donde no pocas especies se encuentran en peligro de extinción.
El origen de la fauna aquí, al igual que el de la del resto de Cuba, se atribuye a inmigraciones —a través de un puente terrestre desaparecido—, provenientes de la América Central en dos épocas distintas, a principios del Eoceno (más de 40 millones de años atrás) y a fines del Mioceno y principios del Pleistoceno, épocas bastante más recientes.
El reino animal de esta región presenta una serie de particularidades que responden a barreras de aislamiento como serranías, ríos y mares, entre otras, y a su condición de área transicional en medio de las zonas oriental y occidental de la isla.
Entre sus características más notables se destacan la gran riqueza de especies, el elevado endemismo, la pobreza de vertebrados y de la ictiofauna o peces de agua dulce, la escasez de mamíferos terrestres y el predominio numérico de grupos zoológicos inferiores (invertebrados).
“Aquí solo existían algunos estudios sobre las aves en Caguanes, de las lagunas costeras de Tunas de Zaza y en el área de manejo integral de Jobo Rosado, además de otros profesionales de la Salud y Sanidad Vegetal que a veces trabajan con insectos, moluscos y plagas, fundamentalmente. Con la ayuda de estudiantes del perfil de Biología del antiguo Pedagógico creamos bases de datos durante más de una década, acopiamos muchas imágenes de estos animales que no existían tampoco e incluso logramos algunas expresiones cartográficas de estos fenómenos, como un atlas de las aves que nidifican en la provincia, mapas de faunación, de distribución de especies endémicas y amenazadas”, comentó a Escambray Abel Hernández, biólogo, máster en Ecología Animal y uno de los autores del mencionado texto.
Hasta el momento, el inventario realizado por los expertos contabiliza la existencia aquí de 2 335 especies, con mayor presencia de insectos, aves, arácnidos y moluscos. Las investigaciones han avanzado sobre todo en los vertebrados, donde el acercamiento resulta más sencillo; mientras que los arácnidos, de gran presencia, permanecen casi vírgenes para la ciencia.
En Sancti Spíritus existen 26 especies endémicas estrictas o locales, es decir, que solo viven aquí, fundamentalmente de moluscos, y la mayor exclusividad se concentra en las alturas de Guamuhaya.
Entre las pinceladas más interesantes del mundo animal espirituano aparecen las poblaciones de grulla en la Ciénaga de la Guayabera, en Yaguajay, el ave silvestre más grande de Cuba y muy poco común en la isla; que la totalidad de las 11 especies de palomas habitantes del país se localizan en esta región, donde desempeñan un importante papel como sembradoras de bosques al diseminar las semillas; la abundancia del zunzún en todos los hábitats, incluso en áreas verdes urbanas; la presencia del zunzuncito, el ave más pequeña del mundo solo localizada en Guamuhaya y en la faja costera entre Cienfuegos y Trinidad; y el avistamiento del manatí, con su conocida relevancia, únicamente en la bahía de Buena Vista.
Según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en la provincia se localizan 31 especies amenazadas, la mayoría evaluadas en las categorías de vulnerable y en peligro, pero ya algunas con peligro crítico: las tortugas verde, caguama, tinglado y carey, el cocodrilo americano, el gavilán colilargo, gavilancito, grulla, frailecillo blanco, paloma perdiz, pitirre real y los murciélagos de la palma jata y de las cuevas calientes.
Por otra parte, de acuerdo con la Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas, en Sancti Spíritus 40 presentan regulaciones y en una decena de ellas se prohíbe la compraventa, salvo con permisos especiales: las tortugas verde, caguama, tinglado y carey, la Iguana, el cocodrilo americano, la grulla, la codorniz, la cotorra y el manatí.
Según los especialistas, entre las causas de esta lamentable realidad aparecen las transformaciones de sus hábitats por incendios, deforestación o huracanes; la caza, la pesca y la recolección indiscriminada; además de la influencia de la contaminación ambiental, sobre todo en los entornos acuáticos.
“Ya aquí desapareció, por ejemplo, el guacamayo, el caracol cobo se encuentra amenazado y se prohíbe colectarlo, se han reducido las densidades poblacionales de las jutías conga y carabalí por la continua persecución, se capturan muchas aves canoras y de bellos plumajes que en algún momento pueden comenzar a peligrar como el negrito, tomeguín del pinar, azulejos y mariposas. En Cuba no contamos con centros de recuperación o cría localizada y si no los ayudamos otros pueden desaparecer”, se preocupa Abel Hernández.
Muchas poblaciones de ríos y lagunas evidencian un considerable declive debido a la degradación ambiental de los acuatorios y la sobreexplotación pesquera, como la biajaca, la guabina, el joturo y el dajao.
Especialistas e instituciones no se cruzan de brazos. Entre las medidas que intentan salvar la fauna más frágil aparecen la veda que limita su caza y pesca, la creación de áreas protegidas con diferentes categorías de manejo para conservar la biodiversidad y acciones de educación ambiental, entre otras. Pero, a todas luces, tales empeños continúan siendo insuficientes porque el reino de los animales —en el mundo de la Biología también conocido como animalia— de Sancti Spíritus, aún precisa amparo.
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