Los arroceros espirituanos deben plantar en el actual ciclo 18 000 hectáreas del grano, cifra que pudiera ser mayor
Tras el recorte en las siembras al que obligó la sequía en las últimas tres campañas, los arroceros espirituanos deben plantar en el actual ciclo 18 000 hectáreas del grano, cifra que pudiera ser mayor.
En declaraciones a la ACN, Orlando Linares, director general de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, rectora de la actividad en el territorio, aseguró que debido al alto volumen de agua embalsado en la Zaza, el plan inicial de ambas cosechas (frío y primavera) se fijó en 29 500 hectáreas.
Sin embargo, ante las dificultades con las horas de vuelo de la aviación –responsable del 90 por ciento de las labores del cultivo- y con las piezas de repuesto para las combinadas y la infraestructura industrial, el país decidió rebajar las siembras hasta las 18 000 hectáreas, subrayó Linares.
La intención, dijo, es completar las 20 000 hectáreas y para ello se trabaja fuertemente con aquellos productores que tienen más condiciones y posibilidades de plantar y atender sus áreas a mano.
De acuerdo con Eddy Santiago Gómez, director técnico productivo de la entidad, gracias a un programa bien concebido, desde hace algunos años se garantiza en la propia empresa toda la semilla; en tanto, con la activación de los casi 40 pozos previstos a instalar en el Sur del Jíbaro podrán utilizarse los cerca de 50 millones de metros cúbicos de agua subterránea.
Respecto a las normas de consumo del líquido, uno de los “dolores de cabeza” de hace algunas contiendas, Gómez insistió en que pese a la disponibilidad del recurso, continúan extremándose las medidas de ahorro, sobre todo a partir de las mejoras de campo, la limpieza de canales y drenajes y un eficiente trabajo de los anegadores.
De lo que se trata es de llevar el agua a punta de lápiz, lote a lote, puntualizó el directivo, y de lograr una productividad del líquido de 6,5 metros cúbicos por kilogramo de arroz consumo, una meta por debajo de la nacional.
Para alcanzar ese resultado, el directivo insistió en que es necesario sembrar en áreas compactas, mantener el anego rápido y continuar con las mejoras de campo.
Conscientes del desafío que supone esta campaña luego del impasse que generó la sequía, en la Unidad Básica de Producción Cooperativa Sur del Jíbaro no se pierde ni un segundo: mientras unos ajustan la maquinaria, otros alistan sus áreas para repetir el rendimiento de cinco toneladas por hectárea conseguido en los últimos años.
Es una tarea fuerte, pero no imposible, porque luego de varios encuentros muchos saben que deben sembrar y hacer las atenciones culturales a mano, aseveró Yoel Hernández, administrador de la unidad que en la pasada campaña consiguió casi seis toneladas por hectárea.
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