Escambray Periódico de Sancti Spíritus
Una pequeña brigada de la Emprova en Yaguajay diversifica la producción de materiales para la construcción con máquinas y herramientas salidas del ingenio popular
Desde niño, Yohan Romero Pérez lleva muy adentro las ansias de saber, investigar e inventar; por ello en su infancia desarmaba los carritos de juguete y trataba de articular sus piezas al estilo de un rompecabezas.
“Siempre me ha asaltado la curiosidad y eso me ha ayudado a hacer cosas, a resolver problemas”, expresa sentado sobre un montón de hierros viejos que adquirió del otrora centro de acopio de limpieza de caña situado en la Cooperativa de Créditos y Servicios Simón Bolívar, en los alrededores del poblado de Yaguajay.
Ya tiene 39 años de edad, pero mantiene el mismo espíritu del adolescente inquieto que se hizo chapista, carpintero ebanista, soldador; y hoy labora en cuanto oficio le caiga en sus manos para producir bienes materiales a favor de la sociedad.
“Me gusta mucho hacer siempre algo nuevo, y le confieso, con toda sinceridad, lo que nunca me gustó fue estudiar, por eso dejé la escuela en noveno grado. Después que terminé el Servicio Militar General fui a La Habana y allá me contraté en la Agencia Peugeot.
“Me gané la confianza del gerente español de esa agencia, quien me propuso trabajar en España y allá fui; estuve cinco años y regresé a mi terruño; aquí me puede ver al frente de esta pequeña brigada de construcción, perteneciente a la Unidad Administrativa de Yaguajay, de la Empresa de Producciones Varias (Emprova)”.
La imaginación e inteligencia de Yohan han facilitado la invención de artefactos e instrumentos de trabajo a partir de elementos de desecho, de lo cual son testigos una mezcladora de áridos para hacer bloques de hormigón y las máquinas de bloques, de ladrillos prensados y de malla perle.
Cada vez que el Grupo Nacional del Programa de Producción Local de Materiales de Construcción visita el territorio espirituano se interesa por la labor de este inventor, a quien elogió por haber hecho un rústico molino de piedras para producir gravipolvo y talco fino con destino a la fabricación de bloques y de ladrillos prensados, principalmente.
También de su ingenio es la palita, realizada a partir de un añejo tractor de su padre, para abastecer de árido el mencionado molino, el cual facilita la elaboración de tanques de agua, reciente línea de producción de esta brigada, compuesta por seis integrantes de la Emprova en el norteño municipio espirituano.
Varios muebles salidos de las manos de este creador hoy pueden verse en instituciones yaguajayenses y en otros sitios de la geografía espirituana, y para ello construyó una limpiadora, cuyo proceso abrasivo deja como nuevos los oxidados tubos con que elabora balances, mesas, sillas y otros objetos de utilidad en instalaciones estatales o en viviendas.
La creatividad de Yohan no se detiene y ahora se propone hacer una ponedora de bloques, con el objetivo de duplicar las 1 000 unidades que actualmente ven en la luz en su pequeño pero eficiente taller.
“Estoy trabajando constantemente en esa idea, la que pienso hacer realidad dentro de dos o tres meses a lo sumo”, afirmó con una sonrisa a flor de labios porque ya casi está en la mano, al decir de algunos de sus compañeros, quienes se sienten muy bien en esa estructura productiva, en la que se consideran una familia.
Raquel Pérez López, directora de la Unidad Administrativa de la Emprova en Yaguajay, aseguró que no existe tarea, por difícil que sea, que se le asigne a esa brigada y no sea cumplida con dedicación.
“Ellos —expresó Pérez López— construyeron en menos de dos meses la tienda donde ofertamos a la población nuestros productos, cuyos valores por concepto de venta superan, mensualmente, los 200 000 pesos en moneda nacional”.
También, en breve tiempo, pusieron la carpintería a la funeraria, entre otras encomiendas que han cumplido, siempre con entusiasmo y buen humor, lo que se expresa a través de su ocurrente lema de “Píquiti, paquití, pon”, el cual asumen en señal de aprobación.
Para los Yohanes, como le llaman en Yaguajay a este minúsculo pero gran colectivo, la vida está llena de retos y dificultades, mas ellos saben vencerlas con voluntad. “Seguimos haciendo cosas en el arte de crear con hierros”, puntualizó su jefe, artífice de un proyecto con los pies sobre la tierra.
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Escambray / ISSN 9664-1277
Muy orgullosa de este grupo de trabajo, soy testigo de que todos los días ponen un gran empeño en lo que hacen, muchas felicidades para ellos y que sigan con ese mismo entusiasmo. Yohan, no es el ingeniero que vemos en una fábrica por estudios, pero su ingenio hace sobrepasar cualquier título académico.