En el municipio cabecera, por ejemplo, durante el fin de semana se recogen alrededor de 1 800 metros cúbicos de desechos sólidos
La lata de refresco arrojada en plena calle sin ton ni son, en la cercanía del parque Serafín Sánchez Valdivia de Sancti Spíritus, a la vista de 20 o 30 personas, parece una imagen no prevista para una foto tomada por un visitante foráneo. Como ese “descuido” con la cercanía de un cesto con solo cruzar la acera, otros tantos se repiten como una epidemia.
¿Acaso solo importan la limpieza y el cuidado puertas adentro del hogar y lo de afuera es tierra de nadie? Visite la Feria Agropecuaria Delio Luna Echemendía en horario nocturno los fines de semana. En vez de un espacio con propuestas gastronómicas, música y otras actividades, luce además como un basurero gigante, hay restos de cuanta comida, papeles y envases para bebidas se compran. Al amanecer, como sucede cuando la culpa la paga quien no debe, el lugar cambió su imagen por la recogida oportuna.
¡Ah!, clarísimo como agua de manantial es el insuficiente número de cestos ubicados en las áreas públicas. Por solo citar uno, en el área urbana de la villa del Yayabo existen 10 contenedores-recolectores móviles, 11 camas recolectoras y otros tantos contenedores en espacios concurridos. Sin embargo, ello no justifica creer que la calle es el supiadero público.
¿Y la ley para hacer cumplir las obligaciones de los residentes dónde está? El Decreto No. 272 del 2001 establece claramente en su capítulo V, sección 2, las infracciones contra la higiene comunal. Lo mismo se dictamina que quien vierta escombros u otros materiales en desuso en los espacios públicos deberá pagar una multa entre 200 y 600 pesos; como —y vamos al pollo del arroz con pollo— el que arroje desperdicios en la vía tales como papeles, envolturas y similares elementos debe abonar 50 pesos y recoger inmediatamente lo que botó.
Solo en el Santiago Espirituano, la fiesta popular del municipio cabecera y con visitantes de toda la geografía provincial y más allá, se recogieron diariamente en las áreas de baile por parte de los trabajadores de los Servicios Comunales, de 80 a 100 metros cúbicos de bolsas de nailon, vasos desechables, papeles de dulces; para que se entienda mejor: lo que equivale a dos carretas de desechos. En fin, basura salida del descuido de la población, lo mismo de un Ariel, Marta, Pedro, José, Rosa…
Queda claro también que durante el verano, y los fines de semana fundamentalmente, el nivel de concentración de los pobladores aumenta en espacios como plazas y parques. Dígase que producto de estas aglomeraciones se produce el doble o triple de los niveles de desecho que normalmente se recogen; solo en Sancti Spíritus equivalen a alrededor de 1 800 metros cúbicos, mientras que un lunes o martes cualquiera pudiera solo alcanzar entre 800 o 900, de acuerdo con datos ofrecidos en la Dirección Municipal de Servicios Comunales.
¿Y los que hacen cumplir la ley? La Dirección Provincial Integral de Supervisión es la entidad del órgano de Gobierno con la última palabra. De acuerdo con Norma Martín Alonso, su directora, en los principales espacios de cada municipio labora una pareja de los trabajadores de esta dependencia. Asimismo, todo cuentapropista, por ejemplo, con actividades relacionadas con la venta de alimentos debe contar con un cesto para que los clientes tengan un lugar cercano para desechar los sobrantes. ¿Y los números? Durante el carnaval espirituano se aplicaron 161 multas a personas naturales con un monto ascendente a 8 260 pesos.
¿Basta solo con estas cifras? Por supuesto que no, las legislaciones existen para ser cumplidas, máxime cuando se trata de la imagen que como ciudadanos proyectamos día a día. ¿Y la labor de la educación? ¿Qué se hace en las escuelas? ¿Arrojar basura en cualquier parte es también una consecuencia de los valores no aprehendidos en las aulas? El currículo escolar plantea en asignaturas como la Educación Cívica la importancia del comportamiento individual y colectivo acorde con la identidad, la responsabilidad y la participación, según el sitio institucional CubaEduca.
Las indisciplinas sociales no hay quién las frene, me comentaban vía telefónica. Cuando cada cual asuma el papel que le corresponda, la anterior frase será una falacia, y guardará en el recuerdo aquella escena en que jóvenes trasnochadores siguen de rumba a plena madrugada mientras los trabajadores de los Servicios Comunales recogen más basura de la cuenta.
Cuando exista una autoridad respetable y leyes ejemplarizantes las personas se educan, visto que la consciencia no funciona, pues que sea la multa la que eduque, en verdad da pena ver mi ciudad asi, però tambien hay que colocar recolectores de basura en todos partes no solo en los lugares de mayor aglomeracion de personas, de cal y de sal, culpas e irresponsabilidades por todos partes. He dicho.
Solo con seriedad , contancia y la fuerza de la ley se podra resolver este problema lo demas es muela .