La gestión del sector no estatal en beneficio del patrimonio local devino ruta del Primer Taller de Trabajo por Cuenta Propia desarrollado en Trinidad
Que el llamado sector particular terminaría siendo, a la postre, un actor esencial en la salvaguarda de valores arquitectónicos e inmateriales de Trinidad fue una verdad puesta en tela de juicio por más de un incrédulo cuando el terruño, como toda Cuba, se abrió al mundo del cuentapropismo.
Limar semejantes asperezas resulta uno de los principales aciertos del Primer Taller sobre Gestión del sector no estatal en beneficio del patrimonio local; iniciativa auspiciada por la Oficina del Conservador de Trinidad y el Valle de los Ingenios donde quedó demostrado que ambos caminos pueden confluir sin menoscabarse mutuamente.
Primero de su tipo en Cuba, el evento congregó a más de 30 emprendedores locales y especialistas de las oficinas de los conservadores e historiadores de Santiago de Cuba, Bayamo, Camagüey, Cienfuegos y La Habana en un intento de analizar con lupa crítica el comportamiento de este fenómeno a nivel macro, a la vez de servir de espacio para el intercambio de experiencias.
Duznel Zerquera Amador, director de la Oficina del Conservador de Trinidad, refirió la necesidad de potenciar espacios de este tipo con vistas a impulsar la restauración, rehabilitación y el rescate de edificaciones, viviendas, espacios públicos… de forma responsable.
“El patrimonio solo se conserva si se conoce —insistió Zerquera Amador—. El sector cuentapropista constituye hoy un valor añadido para nuestra localidad. Muchos espacios se han revitalizado gracias a la iniciativa de los particulares. El conflicto ciudad patrimonial versus ciudad turística debe quedar atrás. El patrimonio no deprecia, sino que siempre será nuestra carta de triunfo”.
Intervenciones en la vivienda tradicional trinitaria para su empleo como casa de hospedaje o restaurante hilvanaron las presentaciones de los ponentes, quienes pusieron sobre la mesa de debate la necesidad de erigir productos signados por la autenticidad. “El cliente busca lo que nos define. Cada negocio debe ser, en sí mismo, un signo de identidad trinitaria”, aseguró el joven emprendedor Vladimir Ferrer Toledo.
A su vez, los invitados de otras provincias se refirieron a las nuevas formas de gestión como vías de empleo y reinserción social.
Por la labor sostenida en la conservación del patrimonio material e intangible, en el taller se reconocieron los hostales Brisas y alameda, Familia Gil y el proyecto Siempre a mano, todos de Trinidad.
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