La Agricultura Urbana, casi arrasada por Irma en Sancti Spíritus, emprende a todo tren el rescate de los canteros y la producción
“Después de Irma el organopónico está bien, los que estamos desbaratados somos nosotros”. Así resume Ismar Garcé la epopeya de trabajo desplegada junto a Róger Santiesteban en la unidad El Ranchón, para devolverles vitalidad a los 30 canteros que llegaron incluso a estar sepultados por el agua en aquel sábado de diluvio.
Ni pensar que los cultivos, en sentido general, que acoge esta plataforma productiva pueden salir ilesos ante tamaño evento meteorológico, por eso la envergadura del impacto causado, sobre todo por las intensas lluvias, se cuantificó en 10 446 canteros, el 81 por ciento de los que se explotan en la provincia.
“Todo cultivo de hoja y de porte alto que estaba sembrado se perdió, pero aun en esa adversidad hay otros que sufren menos como el ajo puerro, el cebollino, el quimbombó y alguna espinaca o acelga, es lo que se ha estado comiendo; en los semilleros también el daño fue grande”, detalló la ingeniera Onelquis Gutiérrez, jefa del Grupo Provincial para la Agricultura Urbana, suburbana y Familiar en la provincia espirituana.
EMPEZAR DE CERO
Además de la dedicación y los conocimientos que atesoran los colectivos enrolados desde hace más de dos décadas en esta vertiente productiva, la otra alternativa a favor de la recuperación de la rama aparece en que el huracán prácticamente coincidió con el inicio de la campaña invernal, de manera que la entrada en la mejor época para los vegetales ha sido bien aprovechada.
“No esperamos a ver el daño”, aclara Onelquis Gutiérrez para describir la estrategia seguida en un giro donde se conoce que luego de tanta humedad aparecen las enfermedades fungosas, “por eso lo recomendado es sanear, picotear esa tierra para descompactarla, volver a aplicar abonos orgánicos y proceder a la siembra de los canteros. Fue como empezar de cero”.
Al decir de la propia fuente el trabajo de recuperación incluyó el trasplante de los pocos semilleros que se salvaron y la siembra directa y escalonada, a partir de la etapa en curso y con vistas a tener una disponibilidad de verduras lo más rápido posible.
La vulnerabilidad de la infraestructura productiva se evidenció de nuevo con el segundo golpe de agua ocurrido a finales de septiembre, al extremo que en muchos organopónicos y huertas se malogró otra vez parte del trabajo que ya se había iniciado.
Tenemos en el territorio semillas de todo tipo y en gran cantidad, señala la representante de la Agricultura Urbana en Sancti Spíritus, a la vez que enfatiza en otra fortaleza actual: “Todo semillero que se echa ahora nace porque está en su época”.
A esta altura del calendario algunos organopónicos populares exhiben una rápida recuperación y, de acuerdo con la ingeniera, todos los canteros dañados se encuentran sembrados. “Ahora corresponde seguir trabajando con la materia orgánica y atender en cada lugar los cultivos, a finales de octubre comenzarán a salir los primeros vegetales de hojas que sembramos”.
OTRO RANCHÓN
En su larga experiencia como agricultor Ismar Garcé creía que ya lo había visto todo, pero lo de Irma era impensable. “A nosotros nos dejó en cero, quedaron el quimbombó y el ajo puerro, lo demás se destruyó; “¿que si me dolió?, cuando llegó el ciclón los 30 canteros estaban sembrados, no quería ni mirar cómo quedó esto, pero hay que levantarse”.
Si en El Ranchón, unidad que ostenta la triple Corona en el Movimiento de la Agricultura Urbana, se habla ya de vender lechuga a inicios de noviembre, se debe a que pudieron salvar una parte del semillero, empleando los métodos que dicen los libritos y también las mañas que aporta esa labor en el día a día.
“Tenemos los 30 canteros sembrados y nacidos con cultivos de ciclos lo más corto posibles: acelga, rábano rojo y blanco, lechuga pepino… Ahora se dice fácil, pero le aseguro que el trabajo ha sido grande, nos ayudó la familia, también tuvimos el apoyo de un grupo de trabajadores del Patio de Materiales de la Construcción. Aquí de Irma lo que queda es el mal recuerdo, esto ha sido borrón y cuenta nueva”.
Después del huracán Róger Santiesteban apenas ha conocido el descanso porque allí había mucho que hacer en cada metro cuadrado; tampoco recuerda un intensivo laboral de esta envergadura: “Ha sido mañana y tarde, sin parar, ya la imagen es totalmente distinta, te puedo decir que El Ranchón está mucho mejor”.
En el organopónico El Estadio, Francisco Aquino (Pachi) no había visto una afectación tan aguda como la dejada por Irma. “No es solo que quedamos, como se dice, en cero, es que enseguida tiramos los semilleros y, oiga, vino aquella vaguada después y volvió a fastidiarnos. Claro que se ha trabajado, mire el cambio, ya hoy vendimos lechuga”.
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