Los agricultores espirituanos tienen el compromiso de buscar en cada lugar un aumento en los niveles de siembra, producción y contratación de alimentos
Acaba de concluir en el territorio un proceso de discusión a escala de bases productivas, empresas y municipios, que plasmó el compromiso de buscar en cada lugar un aumento en los niveles de siembra, producción y contratación de alimentos, como respuesta a un llamado de la dirección política del país de elevar los aportes de comida en el campo.
El nuevo encargo al surco no desconoce el terreno ganado por la provincia en la asignatura agropecuaria; tampoco se trata de ignorar la sequía y, mucho menos, soñar con pariciones agrícolas. Si una lógica tiene este llamamiento al escenario productivo es que apunta hacia las reservas reales que existen en el sector y que no son, un idealismo, ni hay que salir a encontrarlas en otras partes.
En esencia, los productores espirituanos han decidido incrementar los planes de siembra y producción por encima de lo previsto a inicios de año. Más allá de los recursos que presupone cualquier labor agrícola, para materializar tal aspiración será preciso actuar con inteligencia, mayor organización, aprovechar mejor el suelo, usar semillas de calidad, conseguir población en los cultivos y utilizar el conocimiento científico-técnico al alcance del territorio.
Ninguna de esas reservas están por descubrirse, pues en Sancti Spíritus hay muchos productores que demuestran a diario cómo emplear cada palmo de terreno, cosechar frijol en las calles de un platanal, lograr alta población de malanga o yuca y aplicar cuanta novedad tecnológica llega a las sitierías.
Escambray estuvo en las plenarias municipales de Cabaiguán y Sancti Spíritus y suscribe que prevaleció la voluntad de las bases productivas y empresas de responder a la petición del país de producir más alimentos y otros rubros agrícolas.
La trascendencia del nuevo reto asumido por la Agricultura no radica en comprometerse a más hectáreas de siembra y toneladas de productos. La realidad del proceso estriba en que ese aumento se refleje en el abastecimiento a las tarimas, en que se individualice y controle eficazmente cada compromiso de aportar más, se atienda a todos los productores, se baje al surco a conocer las necesidades y se busquen alternativas de soluciones.
La verdadera agricultura necesita traspasar los compromisos y papeles, por eso actualmente pocas cosas toman más relevancia que preparar la tierra para sembrar mucho apenas aparezcan los primeros aguaceros porque, de acuerdo con los guajiros, ese es el quid de la producción.
Todo empeño que contribuya a sumar comida siempre será bienvenido, máxime cuando a la hora de adquirir los renglones alimentarios prevalecen insatisfacciones y los precios están fuera de control en la mayor parte de la red comercial.
No dudo que, cuando regrese la lluvia a Sancti Spíritus, crezcan en las cooperativas y demás escenarios de base las áreas de siembra y, meses después, aumente la producción. Pero, ¿está preparada la logística de Acopio para recoger todo ese incremento que, según se acordó, debe contratarse íntegramente con el Estado?
¿Acaso un compromiso productivo borra de pronto todas las irregularidades de la comercialización que la propia Agricultura reconoce y hace solo unas semanas ocuparon espacio —algunas de ellas— en estas páginas? ¿A partir de ahora los controles serán tan finos que acabarán con el desvío de los productos de mejor calidad hacia la red particular?
¿De verdad volvieron las viandas a la preferencia de los productores que, por lo general, priorizan otros renglones que se pagan mejor, tienen respaldo de recursos y mercados seguros, como son los casos de los destinados a sustituir importaciones o el tabaco? ¿Será que aparejado a este proceso, por fin en Sancti Spíritus se respetarán en toda la red de venta los precios establecidos por el país?
Coincido en que se impone elevar la producción para abastecer todos los destinos y aspirar a que también por esa vía bajen los precios. Conocer que el pasado año Acopio vendió en sus mercados boniato traído de Mayabeque, es apenas un ejemplo de cuánto trecho falta por recorrer en la agricultura espirituana.
Si un desafío tiene la provincia es acabar de ordenar la comercialización, vista en el pago a tiempo, en el respeto de ambas partes al contrato, en la búsqueda de destinos a los excedentes de producción, aunque sea a menor precio, en que en el proceso de compra y venta se respete la calidad en cada eslabón.
Ojalá la voluntad y el entusiasmo no se pongan otra vez delante del surco, porque la comercialización no debió quedar relegada en el proceso que acaba de realizarse. Por eso retomo la intervención en la plenaria de Cabaiguán de Pedro Álvarez, presidente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria 13 de Marzo: “De poco vale el compromiso que estamos haciendo si solo se pone el énfasis en la siembra y la producción, y no se vigila con igual rigor la comercialización y el respeto a las normas de venta y precios vigentes”.
Esta es la parte que más me gusta de todo el artículo ¿A partir de ahora los controles serán tan finos que acabarán con el desvío de los productos de mejor calidad hacia la red particular? y créanme que la he escuchado y leído más de mil veces, ayer mismo en la feria agropecuaria sólo había un vendedor con malanguitas o mejor dicho chopitos y la cual valía 6 pesos la libra y allí es donde me doy cuenta que lo único que logran los periodistas y reporteros con sus artículos es cobrar el dinero que les corresponde por su publicación, porque lo que es llegar a darle solución al problema, eso ni en sueños lo logran, esperemos que las aguas traigan los productos a los precios establecidos porque sino seguiremos leyendo artículos y no veremos la solución del problema, saludos.