El equipo masculino de esta disciplina en Sancti Spíritus realizó una proeza al resultar subcampeón del Campeonato Nacional
Preciso despojarme ahora de ese cántico que yo misma entono cuando refiero ese poquito que casi siempre le falta al deportista nuestro en el momento clave. La medalla de plata conseguida por el voleibol masculino en su campeonato nacional se inscribe entre lo más descollante del deporte espirituano en el 2017.
Lo digo sin reservas, incluso pese al 0-3 con que cedieron en la final ante un Santiago de Cuba que se presentó imbatible en su sede, por esa garra oriental inigualable, tal como lo reconoce Ismael Pentón, uno de los entrenadores del elenco espirituano y artífice del resultado, al igual que Yamil Herrera, el otro técnico.
Lo digo porque, vista la nómina inicial, sin dos de sus principales figuras, entre ellas un pasador de lujo como Adrián Goide y un auxiliar u opuesto de altura como Osniel Melgarejo, Sancti Spíritus no iba con el favoritismo de otras veces, aunque en la mentalidad de atletas y entrenadores sí estaba alojada la opción de al menos repetir el bronce del pasado año.
Y se lo creyeron sobre la cancha, que es donde se define quien es quien. Mucho más cuando enfrentaron en la semifinal a Villa Clara y sacaron el partido del clásico refrigerador cuando perdían el tie break por tres puntos y voltearon la pizarra.
Fue quizás la intensidad de ese partido lo que los desgastó para enfrentar un reto como el del cierre, mas fue justo ese juego el que les garantizó el subcampeonato, aupado también por la labor de los refuerzos.
“Su juego fue clave para el resultado del equipo —comenta Pentón—. De hecho, dos de ellos integraron el sexteto ideal: Jesús Herrera Jaime, líder anotador del torneo; Daniel Durán González, mejor receptor de la justa, además de Juan Leandro Lescay Franco, incluso los tres fueron llamados a la preselección nacional”.
El otro que completó la tríada de premiados fue el espirituano José Sandoval Rojas, mejor bloqueador y de paso confirmado como otra de las promesas casi logradas del voli espirituano, pues ya hizo el grado en el equipo nacional que obtuvo los más recientes triunfos en los diferentes eventos internacionales en las diversas categorías.
Repuestos del espasmo que siempre viven quienes ven escapar el oro tan cerca, los espirituanos aquilatan el real valor de su medalla.
“Este ha sido el único deporte —señala Yamil— que ha sido capaz de obtener medalla en todos los grupos etarios: tercer lugar zonal en la categoría pioneril, segundo en la escolar, tercero en juveniles y segundo en la primera”.
Este resultado confirma al voleibol como el mejor deporte colectivo del año en la provincia y de manera general lo reafirma como la disciplina más estable, sobre todo entre los hombres.
El saldo es la sumatoria de un trabajo integral desde la base hasta el alto rendimiento donde prima estabilidad, experiencia y calidad de la fuerza técnica del deporte y que se expresa en la presencia de varios atletas en los principales equipos del país y, por ende, en los eventos claves.
Gracias a esta medalla, Sancti Spiritus garantizó su permanencia en la primera división, o lo que es lo mismo, en la élite del voli nacional, y para el año que viene será sede en febrero de la Liga Nacional.
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