En lo que podría calificarse como un acontecimiento inusual en este espacio, nos escribe el presidente de una junta de vecinos para plantear la inquietud que desvela a todos. Desde Jatibonico, Luis Linares Pérez emite un llamado de auxilio para las 20 familias residentes en el Edificio No. 50, CDR No. 1 de la zona 14.
Cuenta el remitente que sufren las consecuencias de la obstrucción de las redes de aguas albañales, con lo que está en riesgo la salud de los moradores, sobre todo de los niños que juegan en áreas comunes. “El edificio fue montado en 1988 a un nivel inferior al de la calle (a más de un metro), los registros están sin tapas, cuando llueve el agua arrastra la tierra y todo tipo de desechos, tupiendo la tubería, que se encuentra rota en varios tramos”, relata Luis.
Agrega que como alternativa ante la situación los vecinos del edificio No. 49, también afectado, hicieron zanjas para el vertimiento de albañales. “Los apartamentos del primer piso cavaron huecos en forma de registros a fin de destupir las tuberías, pero fue en vano”, narra el lector y a seguidas subraya la amenaza que se deriva de la existencia de una fosa común “con peligro de derrumbe” bajo la edificación. A causa de ello, las aguas pútridas salen por delante y por detrás del inmueble e inundan jardines y aceras.
“La fetidez resulta insoportable, en el área vuelan cientos de mosquitos adultos y otros insectos. Los pozos de agua potable de los alrededores están contaminados y clausurados por Salud Pública, Jatibonico no cuenta con acueducto”, revela el presidente de la junta de vecinos.
El día de la visita de Escambray ya las inundaciones habían bajado, pero quedaban las huellas y el descalabro afloraba a la vista. Inquietaban la mala higiene del lugar y la afirmación de que los inspectores de Salud solo intervenían cuando se detectaban focos de vectores capaces de provocar dengue y zika.
Según el remitente, el lugar fue visitado por una comisión con todos los organismos implicados. “Vivienda planteó que tenía los recursos para resolver el problema, Acueducto dijo que apoyaría con la fuerza laboral. De acuerdo con lo dicho allí, al día siguiente comenzarían el trabajo, pero hasta el momento, nada”, sostenía antes de que finalizara el 2016.
Luis González Palmero, delegado de la Circunscripción No. 50 del Poder Popular y quien se desempeña como vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal, adujo al respecto: “Ha faltado agilidad en la concertación de esfuerzos. Se han realizado acciones, pero la solución no está. Meses atrás la situación se agravó como resultado de los intentos vecinales para aplacar los torrentes del líquido, que provocaron una rotura en las tuberías”.
Agregó el representante de Gobierno que ese no es el único caso de la misma naturaleza en el municipio y que la solución demanda recursos, aunque, ciertamente, no se cumplió el compromiso de Acueducto de consumar los trabajos antes del fin de año. Contactado nuevamente esta semana, informó que a principios de febrero allí se llevó a cabo un trabajo conjunto de esa entidad y de los vecinos, que trajo consigo la desobstrucción y el drenaje de buena parte de los residuales. También, apuntó, fue fumigada la zona ya que se habían presentado casos febriles.
A todas luces, la situación apremia. Palabra empeñada es compromiso, máxime si en ello va la salud humana.
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