La necesidad de incorporar a la juventud a cada una de las acciones de la Sociedad Cultural José Martí resulta premisa para quienes siguen el legado del Apóstol
El pensamiento del Maestro resulta el timonel ideal para transitar en tiempos como los actuales, donde llegan aires contaminados por cantos de sirenas que buscan borrar una historia nacional de cientos de años.
Así quedó demostrado en la asamblea de balance de la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM), organización que tiene como propósito agrupar a hombres y mujeres que apuestan por honrar cada día el legado de nuestro Héroe Nacioal.
Justamente por ello urge involucrar mucho más en su accionar a la juventud, que tiene la responsabilidad de mantener viva la idiosincrasia raigalmente cubana en los contextos actuales.
A fin de lograrlo, Reinaldo Perera de Armas, vicepresidente de la SCJM, instó a combinar las experiencias de los mayores con la de las nuevas generaciones.
Afortunadamente, en Sancti Spíritus desde hace un tiempo esa preocupación está presente entre los socios de la organización, quienes apuestan, sobre todo, por lograr una organización con más rostros juveniles.
Ejemplos múltiples se presentaron en la cita, que tuvo lugar en la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena de Sancti Spíritus, donde se conoció de los fuertes nexos de la Brigada de Instructores de Arte José Martí con la filial espirituana.
Igualmente, sobre las múltiples actividades que se realizan en centros de la enseñanza media superior del territorio y la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, así como en clubes enclavados en localidades rurales como Zaza del Medio.
En cada uno de ellos, el reto se traduce en que sus estudiantes, docentes y pueblo en general se identifiquen con el pensamiento universal de un hombre de carne y hueso, quien tuvo una nítida visión de las verdaderas intenciones de Estados Unidos para con Cuba.
No obstante, se reconoció cómo aún se precisa consolidar las relaciones con los movimientos y organizaciones pertenecientes a la Unión de Jóvenes Comunistas, para que el pensamiento martiano fluya de forma natural desde dentro de la isla.
También urge divulgar en mayor medida los principales resultados del trabajo de los 396 socios del territorio, ya sea a través de las publicaciones científicas especializadas —en su mayoría, cerradas como consecuencia del fatalismo geográfico—, o mediante el sitio web de la organización en predios provinciales.
Como muestra de reconocimiento a una institución consagrada a luchar contra la banalidad y la seudocultura, la filial entregó su máximo reconocimiento, El deber y la honra, al Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Sancti Spíritus. Además estimuló a sus miembros y clubes más destacados durante el año.
Por su parte, el espirituano Luis Ernesto Camellón recibió la Bota de Meñique, condición de la máxima dirección de la SCJM en el país por ser uno de los cinco mejores jóvenes de Cuba en divulgar el legado del Maestro.
Precisamente, René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, reconoció que se precisa lograr que los menos experimentados se sientan verdaderos protagonistas de sus hechos para que así logren interiorizar el legado martiano.
A su juicio, resulta esencial asumir al Apóstol desde la inteligencia de la juventud cubana para enfrentar tiempos de un constante bombardeo ideológico, llegado desde fuera.
“Entra por los medios de comunicación, las redes sociales y de una forma simplista, por lo que Martí resulta una herramienta necesaria para enfrentar esas ideas. La correcta utilización de internet puede demostrar la riqueza del conocimiento de este país. Ojalá y todos puedan tener pronto más acceso a ese cúmulo de información”, aclaró.
Para él, las pasadas jornadas vividas en Cuba tras la muerte del Comandante en Jefe Fidel Castro, demostraron que los niños y la juventud poseen a su propio Martí.
“Brotaron sentimientos entre quienes se pudiera pensar que por sus cortas edades no albergaban dolor y eso nos dijo que valía la pena trabajar mucho para lograr que desde cada barrio nazca un Apóstol. No podemos exportar sus ideas si no está entre nosotros”, añadió.
Antes de despedirse de tierra espirituana, René González regresó a otra de las semillas de nuestra idiosincrasia: la guayabera.
Justamente, en la casa espirituana que atesora la mayor colección de esa prenda donó a nuestro patrimonio una pieza, testigo de un hecho no divulgado en su momento.
Considerada, según el propio René, como la más valiosa de las que tiene de mangas cortas, la guayabera la usó en abril del 2012, durante su etapa de libertad supervisada, cuando vino de visita a Cuba para ver a su hermano enfermo.
“No se podía saber porque tenía que regresar para cumplir el tiempo establecido; pero al llegar a Cuba conocí que Chávez estaba bajo tratamiento médico y pedí permiso para verlo. Fue un encuentro único”, expresó mientras entregaba la camisa a la Casa de la Guayabera de Sancti Spíritus.
Junto a la pieza, obsequió la foto que se tomara en esa histórica jornada junto a su esposa, el líder venezolano y una de las hijas de Chávez.
“Dudé de su estado, pues me recibió con un ímpetu tremendo, mucha alegría. Conversamos. Ambos teníamos mucho que ver porque fuimos tanquistas, nos tiramos en paracaídas. Además, era un ser excepcional contando historias”, añadió.
González Sehwerert reconoció la extraordinaria capacidad de Chávez para aglutinar masas y permanecer vigente, incluso tras su muerte, en gran parte de su pueblo.
Por el profundo respeto y admiración que sintió por el mejor amigo de Cuba, tal y como lo denominó Fidel Castro, y por la singular historia de la guayabera, el Héroe de la República pidió que la prenda fuera exhibida cerca de la del exmandatario venezolano.
“Chávez supo rescatar la historia de su nación porque tenía una profunda cultura que supo siempre transmitir. Lamentablemente, falleció un mes antes de mi regreso definitivo a la patria”, concluyó.
Con la donación de esta guayabera, la segunda que se hace en el quinto año de la casona yayabera, el patrimonio espirituano atesora la de cuatro grandes del siglo XXI: Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino y René González.
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