Luego de vivir poco menos que una odisea en la noche del 14 de febrero pasado, Fe Dora Fundora, residente en Raimundo de Pisa No. 155, en la ciudad de Sancti Spíritus, se comunicó telefónicamente con nuestra columna y, tras narrar los sucesos que la llevaron a escribir por primera vez a ella, remitió una carta manuscrita.
La remitente se duele de que en tan señalada fecha ella y su esposo, junto a otras parejas de enamorados, tuvieran que pasar por la amarga experiencia de ver rotos sus planes de celebración. Todo se debió, según cuenta, a un mal servicio en el Café Real, instalación que, con un confort envidiable, abrió sus puertas en las proximidades del bulevar al calor de las festividades del 26 de Julio pasado.
“Ese propio día mi esposo, llamado Rolando Beltrán, acudió a dicho centro, perteneciente al grupo Palmares, en dos oportunidades y en ambas le plantearon que no se realizarían reservaciones, sino que la entrada se efectuaría por orden de llegada, con ofertas especiales a partir de las 8:00 p.m. Nos fuimos temprano y marcamos la cola, todo muy organizado, pero a la hora de abrir, el compañero encargado de hacernos pasar dijo que llamarían primero las reservaciones. Aquello provocó las lógicas insatisfacciones de todos nosotros, pues se estaba incumpliendo lo establecido por ellos mismos”, narra Fe Dora y añade:
“Quienes ocupaban los primeros lugares se plantaron y no permitieron el desorden que se estaba anunciando. Alguien llamó a la Policía y se solicitó la presencia del administrador. Se decía que es el mismo del Ocio Club, pero no se portó por allí. Figúrese el disgusto que teníamos todos, pues era una fecha muy señalada y ya a esa hora todos los demás lugares estaban repletos, ¿a dónde íbamos a ir? Muchos se fueron de allí en medio de comentarios negativos que no dejaban de resultar razonables y, tras una paciente espera, otros logramos entrar a las 9:30 p.m.
“Entendemos que el Día de San Valentín debe ser siempre un día feliz, pero para todos los que acudimos allí aquella fue una noche de tormento. Esperamos que se analice la situación antes narrada con los responsables de lo ocurrido”, finaliza la lectora.
EL OFICIO DE LA GRATITUD
Ana Rosa Sánchez Utrera, vecina de la comunidad de Arroyo Blanco, en el municipio de Jatibonico, adereza su misiva con una hermosa frase martiana: “Honrar a los que cumplieron con su deber es el modo más eficaz que se conoce hasta hoy de estimular a los demás a que lo cumplan”.
Con ella extiende su gratitud a los trabajadores del Hospital General Universitario Camilo Cienfuegos que atendieron durante casi un mes a su sobrina, operada en enero por un equipo de ese centro asistencial.
“En nombre de mi familia quiero hacer un especial reconocimiento a los médicos de la sala de Neurocirugía 2B, así como también al personal de Enfermería y de Servicio”, acota la emitente.
Ademas en ese lugar, que lleva apenas 9 meses de abierto, es evidente el cambio. Recien abierto y con todas las miradas en él, buen trato, rapidez en el servicio, y las ofertas caras pero abundantes y atractivas.
En la actualidad no siempre buen trato, lentisimo el servicio aunque no haya nadie y el mismo precio con menos productos en las ofertas. La cantidad de guarnición en vegetales y papas, mucho menos que al principio, a veces no te dan papas fritas y solo chicharritas de platanos (todo con el mismo precio de antes). Y es como que cada turno cocina a su manera y con lo que haya. Creo que Palmares debe ocuparse mas de mantener su estatus de excelencia y velar por la calidad de sus instalaciones, que son las más caras de todas por demas.
Muy buen lugar el Café de Real, pero en la noche de este sábado 25 de febrero cambie la opinión que tenia de ese lugar, tuve el placer de visitar el lugar con otras personas nos sentamos en la barra y pedimos café, pero por una recomendación que nos hicieron pedimos dos bocaditos de Atún, le preguntamos a la dependienta de la barra que si no nos podíamos sentar en una mesa para esperar a que estuvieran y muy educada nos dijo que sí, todo muy bien hasta que llego la mal educada dependienta del salón que nos dijo que si estamos esperando bocaditos para llevar no podíamos estar en una mesa porque le hacía falta la mesa para sentar personal que espera a las afueras del lugar, dicho clientes nunca llegaron, creo que para trabajar en un lugar como ese la gerencia de palmares debe garantizar que su personal tenga la educación necesaria para atender a todos los clientes que lleguen.