La producción tabacalera en Sancti Spíritus muestra crecimientos y la actual cosecha augura sostener ese despegue, pese a la sequía
Apenas unos años atrás el tabaco en Sancti Spíritus mostraba la cara de la depresión. Frente al veguerío se habían plantado otros apremios agropecuarios: el envejecimiento predominaba entre los cosecheros y para construir un aposento era preciso traer madera hasta de Pinar del Río. Otras realidades de precios, plagas y carencias de insumos también le hicieron sombra al cultivo
A partir del 2011 el horizonte tabacalero empezó a definir el rumbo de la recuperación y desde entonces la provincia consigue un crecimiento estable al lograrse cumplir el plan en las dos últimas campañas. Tal resultado no significa que la vega se volvió el paraíso —todavía el territorio está distante de su potencialidad—, pero nuevas aromas se respiran alrededor del cultivo y Sancti Spíritus vive un despertar en el aporte de la hoja.
Datos oficiales de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco ilustran que del 2011 al 2016 la producción creció en 1 100 toneladas, salto condicionado por el estirón experimentado en la siembra, el regreso a las vegas de más de 100 cosecheros y la incorporación de 435 usufructuarios a través de la entrega de tierra.
“Nuestra fortaleza es la herencia”, subrayó Odelvis Carrazana Lorenzo, director agrícola de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco, para aclarar que el rescate de la vega en el territorio depende mucho del lazo familiar. “En las zonas donde hay arraigo se han ido incorporando los hijos de los vegueros y cada vez que nos proponemos sembrar más tabaco aparecen los productores”.
EN BUSCA DEL AGUA
Si por un lado el clima ha sido aliado, la escasez de agua se ha vuelto el enemigo principal de la campaña. Al decir de Osmel Pérez Puentes, director de la entidad, la asignación de equipos por el grupo Tabacuba permitió llevar adelante la operación Buscando el agua, que se tradujo en acometer 345 obras hidráulicas desplegadas, sobre todo, en Taguasco, Cabaiguán y Yaguajay.
“El mayor trabajo —comentó Osmel Pérez— se realizó en Taguasco, el municipio más afectado, pero la reconstrucción de obras no dio todo el resultado esperado por la falta de lluvias; no obstante, las labores más afectivas fueron donde había manantiales y la recuperación de tres conductoras. Hemos ido tanto detrás del agua que hasta se han montado turbinas arriba de las carretas para bombear de donde exista”.
Añadió la fuente que están identificados los productores que tienen reservas del líquido y pueden trabajar la capadura como alternativa para suplir el posible daño a presentarse en Taguasco; en tanto, la incidencia de la sequía en el cultivo se concentra, mayormente, en unas 719 hectáreas.
La contienda ha tenido en la variedad Sancti Spíritus 2006 —un logro de la ciencia espirituana— al mayor aliado, pues cubrió más del 80 por ciento de la plantación y ha expresado en el terreno las ventajas que se le reconocen: resistente a la sequía, a plagas y enfermedades, alto rendimiento agrícola, rápido crecimiento y mejor rebrote.
MOMENTO PICO
La recolección cerró febrero con el 40 por ciento de la cosecha ejecutada y marzo concentra el momento pico en las tres modalidades que se explotan en el territorio: sol en palo, tapado y ensartado. Este mes termina mayoritariamente el corte del principal y empiezan las primeras recogidas de la capadura, segundo y tercer rebrotes que se aprovechan y representan alrededor del 30 por ciento del plan de producción.
De momento la campaña se mantiene con los rendimientos planificados y la respuesta de los productores se corresponde con la estrategia prevista, según explicó Pérez Puentes. “Lo que nos falta es un poco de lluvia, el clima está favorable, hay poca plaga y buena protección fitosanitaria, la intención es defender hasta el último cuje de tabaco para cumplir las 3 460 toneladas planificadas”, añadió.
De acuerdo con el directivo, lo que más afecta el crecimiento productivo de la provincia es que las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) no cubren sus potencialidades, hoy explotadas a la mitad.
Además de la incorporación de productores y del manifiesto interés por cultivar tabaco en virtud de que es un rubro con buenos precios de compra, mercado e insumos seguros, la garantía de madera es otro empeño que enseña mejor rostro.
Las plantaciones de bosques fomentadas por la propia rama permiten que la provincia garantice el 60 por ciento del recurso demandado para construir o reparar aposentos; el resto se trae desde Cienfuegos y Villa Clara. “Para el 2018 se prevé buscar fuera del territorio solo los horcones”, precisa Osmel Pérez.
El despegue del tabaco tapado, que llegó en esta campaña a las 150 hectáreas —de 20 que se sembraron en el 2013— ha obligado a crear nuevas capacidades de curación, a la vez que se planifica construir cuatro escogidas con tecnología de avanzada para ampliar el beneficio de la capa, lo cual permitiría devolver a la modalidad de sol en palo instalaciones que hoy se utilizan para el tapado.
VEGAS POR DENTRO
En materia de tabaco, puede ser la zona de Santa Rosa, en Taguasco, una de las capitales de la sequía porque allí hasta el paisaje está de luto. “Nos hemos visto despoblados de la lluvia”, describe en dialecto guajiro Armelio Gómez Acosta, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Obdulio Morales.
“Aquí se hicieron 42 huecos, todavía quedan 22 con agua, que son los que tienen manantiales, y eso ha sido la salvación, fíjate, que tenemos productores regando con casi 400 tubos, te aseguro que un riego de esa longitud no se había visto nunca en la zona”, comenta.
En medio de la escasez de agua —añade—, la Cooperativa está defendiendo la cosecha a tal extremo que dictaron una especie de ley interna para que nadie arranque un tronco de tabaco hasta que la junta directiva lo autorice, “A ver si nos cae un chubasco y podemos coger capadura”.
En Santa Rosa no bastó con encontrar los manantiales o llenar los restantes huecos con las conductoras; fue necesario también designar un hombre —llavero lo nombran allí— encargado de repartir y regular el uso del líquido.
“Nadie puede regar sin permiso y casi hubo que ponerle candado al agua para controlar el riego, por eso ando todo el día con el mazo de 15 llaves abriendo por aquí, por allá, para que la poquita que nos queda alcance para todos”, relató Alexis Hernández Pérez, el hombre más importante hoy en la CCS Obdulio Morales.
“Lo grave de esta sequía es que cogió los embalses prácticamente vacíos, por eso fue tan valioso el trabajo en las tres conductoras y en los canales de aproximación para trasvasar el agua cerca de las vegas, pero ahora, para la capadura, si no empieza a llover cogeremos poco porque ya apenas hay agua embalsada”, expresó Héctor García Concepción, al frente del cultivo en Taguasco.
Un panorama menos tenso se divisa en Cabaiguán, aunque late también la situación de la escasez del líquido. Por ejemplo, en áreas de la CCS Horacio González, en plena carretera hacia Santa Lucía, la cosecha muestra ritmo y la calidad de la hoja da un matiz positivo al corte de tabaco principal.
Fabel Rives Pérez, joven productor, se amarró en su quinta cosecha con una plantación de respeto: 250 000 posturas. Tras sortear algunos apuros iniciales por falta de cortadores, ha logrado encarrilar la recolección.
“La vega se ve buena, pero tengo huecos en el techo de una de las casas de tabaco y eso siempre preocupa; la otra inquietud es que hace falta agua para cortar la capadura, creo que si bajaran más los motores en la presa la poca que queda puede dar para rebombear mejor”, manifestó.
La CPA La Nueva Cuba llegó a la campaña 2016-2017 con el aval de mejor cooperativa de su tipo en el país por el rendimiento alcanzado en la anterior cosecha en la modalidad sol en palo.
Ante la interrogante de ¿qué frena en las CPA del municipio el acercamiento al potencial productivo conseguido en otras épocas?, Santiago Hernández Leal, presidente de La Nueva Cuba, expone su punto de vista. “Se perdió la cultura del trabajo, el tabaco exige mucho de los sistemas de riego, pero mucho más del hombre que sepa cultivarlo. Buena parte del cultivo está en manos jóvenes, sin embargo, el viejo de antes ya no produce ni la mitad.
“Para desarrollar una caballería de tabaco se necesitan 15 hombres que conozcan y trabajen, lo otro es que el tiempo no es el mismo de hace 40 años, matas los bichos por aquí y salen por otro lado. Mira, encontrar 20 hombres que sepan cortar a cuchilla es difícil. La Nueva Cuba no tiene más tabaco porque se secó la presa”, concluye Santiago Hernández.
Más allá de la zancadilla que le ha puesto la sequía al veguerío, del despertar del cultivo y de los proyectos de desarrollo, se requiere el permanente acercamiento al campo porque junto al interés de los productores es real la carencia de brazos, lo cual pone en riesgo la continuidad de la recolección. Tal así es que ya en muchas partes ni pagando a 120 pesos la mañana, dando merienda y almuerzo, aparecen los cortadores de tabaco.
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