Este ensayo demuestra que contamos con un artefacto confiable para detener una amenaza real, opinó el vicealmirante James Syring, director de la Agencia de Defensa de Misiles del Pentágono.
A su juicio, la interceptación de una amenaza tan compleja como la que representa el misil mencionado es un gran resultado para el denominado Sistema Terrestre de Defensa a Medio Trayecto.
Según informaciones periodísticas, el interceptor estadounidense carece de antecedentes uniformes, y antes de este martes había logrado nueve derribos en 17 intentos desde 1999.
La prueba anterior, desarrollada en junio de 2014, resultó exitosa también, pero ocurrió después de tres fracasos consecutivos.
Dicho sistema ha evolucionado gracias a un esfuerzo multimillonario que tuvo origen en las acciones de 1983 del entonces presidente Ronald Reagan para una solución a las amenazas de misiles balísticos durante la Guerra Fría.
En opinión de expertos, el concepto de defensa balística se basa en enviar un cohete al espacio luego de que se detecta el lanzamiento de un misil hostil.
El cohete despliega un dispositivo de 1,5 metros (el llamado ‘vehículo de la muerte’) que utiliza sistemas de control internos para dirigirse al trayecto de la ojiva del misil y lograr su destrucción en el aire por la fuerza del impacto.
Reportes de prensa recordaron que la RPDC aún no ha puesto a prueba ningún misil del tipo referido, pero el Departamento de Defensa estadounidense considera que sus esfuerzos en ese sentido avanzan rápidamente.
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