Mejorar el equipamiento es un anhelo generalizado el colectivo de trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) Gráfica Sancti Spíritus
“El oficio de impresor gráfico te reta porque tienes que dominar el papel, conocer sus características. Es una materia muerta y debes acomodarla en la máquina y moverla para obtener un producto final con la calidad que exige el cliente. Este trabajo se basa en la perfección y para eso también es necesario controlar el agua y la tinta. El detalle está en controlarlo todo”.
Con la sabiduría que emana del ingenio y la experiencia Arsenio Valdés Quesada detalla las interioridades de una profesión que ha ejercido por más de 35 años en el poligráfico de Sancti Spíritus. “En cada jornada realizo tiradas de 10 mil o 20 mil impresos. Por mis manos ha pasado más papel que años tiene la humanidad”, expresa entre risas.
Otros dos colegas, Palomino y Yimmy, llevan más de tres décadas dedicadas a la impresión, y hablan de similares cuantías. El oficio —ese que entendemos como mezcla de práctica y total conocimiento de causa— ha tallado sus manos.
De ellos habla la destreza al mover los pliegos y la agilidad para manipular los envejecidos aparatos que entintan el papel. En lo que introducen hojas blancas y recogen las grafiadas ellos rememoran momentos cumbres. Por ejemplo, cuando tiraban el periódico Escambray, y también otros, cuando ante la escasez de materia prima, hicieron cerámicas, talabarterías, orfebrería… Los tres integran el colectivo de trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) Gráfica Sancti Spíritus.
Dentro de la fábrica
El olor se me asemeja al de una biblioteca, pero el ruido de las máquinas distorsiona el símil. Todo el personal concentrado en un flujo productivo rítmico y constante. El proceso se inicia en el área de preimpresión, impresión offset y plana, la rotativa, el encuadernado, las guillotinas y el área de acabado, donde empaquetan, fundamentalmente, libretas escolares e impresos comerciales.
“Alrededor del 80 % de nuestras producciones se concentran en el modelaje que demandan las dependencias del Ministerio de Salud Pública de las provincias de Villa Clara, La Habana y del territorio espirituano; además de las libretas destinadas a las universidades de Ciencias Médicas de todo el país, y a otros clientes”, explicó Niurka Concepción Díaz, directora de la UEB.
“Somos un colectivo de 93 trabajadores con arraigo en la actividad y sentido de pertenencia, algo que nos conduce a resultados concretos. Hasta la fecha cumplimos el compromiso de producción y venta a un 133,8 %, la productividad creció en un 18,2 % y el salario medio supera los 950 pesos”, acotó la directiva.
Añadió que están inmersos en un amplio plan de mantenimiento en aras de mejorar las condiciones de las áreas, que incluye la impermeabilización total de la cubierta, enchape de los baños y los pisos de la fábrica, fortificación de la cerca perimetral y un parqueo para bicicletas.
El cambio de imagen del poligráfico espirituano es visible aún en medio de las faenas constructivas. “No pretendemos ser una vieja con colorete”, afirma categórico Noriel Bravo Borroto, mecánico de taller, quien junto a Carlos Freddy Vázquez, mecánico gráfico, oxigenan la tecnología añeja y sobrexplotada que arranca cada mañana en ese centro.
“Son máquinas obsoletas. Algunas desechadas de otros poligráficos y que aquí logramos que funcionen. Tenemos que darles respuesta a roturas diarias mediante la innovación y la recuperación de piezas ociosas porque carecemos de repuestos. Logramos que esto funcione porque nos enfrascamos de lleno en la reparación”, aseveró Noriel.
Mejorar el equipamiento es un anhelo generalizado en el colectivo de la UEB Gráfica Sancti Spíritus. “Me gustaría un día ver este centro equiparado al desarrollo de la gráfica en el mundo. Conocer y poder trabajar esa tecnología”, comentó Arsenio, amante del conocimiento, que añora cursos de capacitación y un mayor contacto entre los gráficos del país. “Estoy atado a esto. Es una profesión que atrapa”, apuntó el también licenciado en Derecho.
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