La cita, dedicada a Fidel Castro, permitió el diálogo profundo desde las diferentes aristas de las Ciencias Sociales
Hablar a chaquetón quita’o en busca de soluciones desde las Ciencias Sociales a las fisuras que aún laceran el estudio y análisis del pasado, presente y futuro de este país resultó trascendental para la veintena de intelectuales que se reunieron aquí durante el II Encuentro Nacional de Escritores de Literatura Histórica y Social.
En las intensas jornadas el diálogo se dirigió hacia líneas medulares para la nación: lo regional y lo local en los estudios y en la literatura histórica social; la diversidad, exclusión y silencios en las pesquisas y escritos sobre temas históricos y sociales y la Revolución cubana, una etapa que, a juicio de quienes participaron en la cita, aún precisa de indagaciones más actualizadas y críticas.
De acuerdo con Ivette García González, presidenta de la sección de Literatura Histórica y Social de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), desde la primera edición del evento hace dos años se apuesta por enrumbar el camino para fortalecer el quehacer científico-social que se genera en cada territorio de la isla.
Y, por supuesto, el diálogo reflexivo se prestigió con la presencia de parte de los hombres y mujeres que hoy encabezan, en las Ciencias Sociales, tanto la formación de estudiantes como del resto del pueblo, ya que sus pesquisas pueden ser consultadas en diferentes textos.
Así lo refiere Mildred de la Torre, Premio Nacional de Historia 2016, al considerar el espacio como trascendental por permitir desde la ciencia multiplicar los saberes y tendencias de un heterogéneo colectivo.
“El objetivo es mejorar nuestras investigaciones para así contribuir de una manera inteligente y sabia al desarrollo de la cultura nacional. Además, desde nuestra función como cientistas sociales, aportamos al mejoramiento de nuestra sociedad”, añadió.
Tal y como primó en las opiniones recogidas en el II Encuentro… se precisa regresar en cada análisis al tema de la identidad, esa que está presente en cada aporte, desde la indagación e interpretación de un hecho o una figura que permitió la construcción del actual contexto cubano.
Por ello, de acuerdo con Luis Suárez Salazar, doctor en Ciencias Sociológicas, urge realizar estudios críticos desde el interior del país para así explotar la memoria histórica de varias generaciones, quienes han sido protagonistas de los últimos 50 años de Revolución.
Y en ello, insistió, cobra gran vitalidad la vigencia del Comandante en Jefe, Fidel Castro, a quien se le dedicó el evento, porque llamó a criticar y autocriticar cada obra hecha por el ser humano, verdadero constructor de lo que se conoce como historia.
“Hay que poner a dialogar más a la Revolución cubana con lo que sucede en América latina porque somos fruto de ello. Además, precisamos acudir a otras fuentes orales y territorializar el estudio porque en cada rincón no se viven igual los hechos y hasta esas raíces hay que llegar”, añadió.
De esa forma, los pasajes claroscuros que aún no han sido comprendidos provocan y posibilitan malas interpretaciones, por parte de quienes intentan negar el pasado de una nación forjada en el ideario martiano “con todos y para el bien de todos”.
“Si un desafío tienen las Ciencias Sociales es que le ha sido casi imposible acompañar los procesos de los últimos 50 años vividos en la isla y eso puede provocar la tan temida e irrecuperable pérdida de la memoria histórica”, alertó Juan Valdés Paz, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2014.
Por ello, escribir y explicar los momentos complejos de lo ocurrido en la nación, en todas sus épocas, es necesario para evitar así espacios vacíos que son tergiversados por quienes intentan subvertir nuestro pasado y presente, considera René González Barrios, presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC).
Bajo esa premisa —insistió—, y ante la existencia de mucha información desacertada que se consume a cada minuto por los diferentes medios, urge contrarrestarla con estudios profundos y críticos de nuestras raíces y, de esa formar, aportar a la formación de valores y a forjar todos los procesos que se gesten en la actualidad.
Y para lograrlo, primero, debe erradicarse otra de las preocupaciones que formaron la agenda del debate: las pocas posibilidades que existen hoy en el país para socializar los trabajos que responden a las Ciencias Sociales.
Al hojear rápidamente los libros nacidos en las editoriales nacionales como las revistas se constata que hay, en los últimos tiempos, una mayor prioridad para la temática de arte y literatura.
“Con anterioridad ese desbalance no existía. Ni tan siquiera en el quinquenio gris. Nunca hemos estado en una situación de inopia referidos a nosotros mismos. Es contraproducente que haya muchas más investigaciones y que predomine el divorcio entre lo que se produce como conocimiento y los canales para su socialización”, declaró Rafael Hernández, director de la revista Temas, espacio donde se defienden a ultranza los tópicos de las Ciencias Sociales.
Según él, la más inmediata solución es potenciar una política cultural que enfatice en la producción de obras digitales.
“Decir que faltan recursos no es cierto porque hoy se destinan muchos a la difusión de banalidades y superficialidades. Aunque en la vida es válido también el descanso, urge una real proporción entre el conocimiento que se genera y la canalización del mismo. Para eso, solo se precisa querer hacerlo”, concluyó.
Como muestra de los intentos de contrarrestar esa realidad, se conoció que la Editora Historia, perteneciente Instituto de Historia de Cuba (IHC), trabaja en la revisión de los documentos que recogen el pasado de todos los municipios del país, los cuales serán herramientas válidas para la docencia.
Una de las novedades del encuentro en predios yayaberos fue la donación al fondo de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena de textos de la autoría de los participantes y, como colofón de la cita, se reconoció a 12 de los escritores que priorizan sus estudios dentro de la gran gama que abarcan las Ciencias Sociales y que obtuvieron premios relevantes en los dos últimos años. Los cabaiguanenses Jorge Silverio Tejera, por su lauro Ana María Agüero de Investigación, en Argentina y Mario Luis López Isla, por su máximo resultado en el apartado de Testimonio en el 26 de Julio, convocado por las Fuerzas Armadas Revolucionaras, integraron la prestigiosa lista.
La despedida del encuentro fue momento oportuno para pactar el próximo, donde se prevé que se haya pasado página a las preocupaciones actuales y que se generen otros temas que permitan desde las Ciencias Sociales pensar a Cuba.
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