¿Actúan los inspectores en consecuencia cuando el cliente insiste en que esa no es la cuantía que gastó en el mes? ¿En qué medida puede equivocarse el lector-cobrador?
Jorge y Álida no se conocen y ni siquiera viven cerca, la única cosa que tienen en común es que los dos un buen día se vieron en la necesidad de hurgar hasta el fondo en sus bolsillos para que las matemáticas les quitaranel disgusto: les habían llegado recibos de cobro mensual de electricidad con sumas de dinero tan altas que ni siquiera moviendo todo el salario daba el cupo para saldar la supuesta deuda.
“Resulta inexplicable cómo sin añadir ningún equipo eléctrico en la casa me llegue una cuenta que casi triplica la del mes anterior. Primero fueron 90 pesos, el mes siguiente me llegaron 180 y al tercero la cifra fue de 420 pesos y no tengo aire acondicionado. Cuando fui a reclamar esta última vez, la respuesta fue que primero debía pagar, después reclamar y luego se investigaría la causa”, explica Álida todavía molesta por algo que no acaba de entender aunque hayan pasado los meses.
El caso de Jorge ni siquiera se le asemeja, pero también tiene que ver con el dinero de un trabajador cuyo salario medio no rebasa los 500 pesos. “Llegó a mi casa un inspector y, según él, detectó que el metro-contador estaba alterado. Le expliqué que éramos nuevos residentes y allí vivían otras personas, además la casa es medio básicoy mis recibos llegaban con la tarifa acorde con los escasos equipos de que disponía. Comencé un proceso de reclamación que culminó cuando, tras incomprensiones y peloteos, me di por vencido y terminé pagando 500 pesos de multa sin que haya violado nada”.
El criterio autorizado de Darío Peña Cuenca, director Comercial de la Empresa Eléctrica Provincial, admite: “Es posible que haya errores. Son algo más de 180 000 clientes los que tenemos en la provincia que se leen todos los meses, y de todos ellos se reciben mensualmente unas 500 reclamaciones, aunque solo proceden alrededor de 120, el 0.2 por ciento del total de consumidores. Por otra parte, no se puede descartar que en la lectura un cobrador nuestro se equivoque a la hora de visualizar los números y lleve incorrectamentelos datos al equipo que trae consigo. Asimismo, hay que conocer la tarifa que es complicada porque se incrementa a partir de los 100 kilowatts/hora”.
Cierto es que, como cualquier otra, la actividad comercial de esa entidad se rige por determinadas líneas y existe ese eslabón fundamental a la hora de una reclamación, que son las 27 oficinas comerciales que hoy están distribuidas por los ocho municipios de la provincia; pero, ¿actúan los inspectores en consecuencia cuando el cliente insiste en que esa no es la cuantía que gastó en el mes? ¿En qué medida puede equivocarse el lector-cobrador?
Y, como narra Alina González, una de las tantas afectadas con cuentas por encima de lo común, la mayoría de las veces la respuesta tras la reclamación se repite como si fuera un disco: primero pague y después reclame.Según los directivos de la Unión Eléctrica en el territorio, el asunto está claro, lo que se estipula es que “todo cliente que tenga vencida la cuenta sin justificación debe pagar primero para que el inspector de mesa o un especialista indique una investigación”.
Para los afectados el problema no es tan cristalino y no son pocos los que han tenido que debatirse entre llevar las cosas hasta el final o asumir las consecuencias del pago tardío.¿Qué sentido tiene pagar primero y ventilar después, sobre todo si se da el caso que más adelante la queja procede? ¿Es tan difícil para una empresa darse cuenta de que si el pago promedio de una persona es de 50 pesos resulta casi imposible que de un mes para otro el consumo sea tres o cuatro veces mayor? ¿Si hubieran pagado de inicio, cuánto les hubieran devuelto?
A propósito de violaciones, más de una veintena depersonas, de esas que muchas veces y por negligencias u otras razones comprensibles no pueden pagar a tiempo, aseguran no entender por quécuando el cobrador va a la viviendadespués de la fecha de vencimiento del pago, aunque se abone el importede lo gastado hay que pagar un recargo de 3 pesos por dicho atraso, en muchas ocasionessin comprobante que lo respalde y por demás lo establecido es que dicho recargo se aplica por los costos del servicio de reconexión tras el corte de la electricidad.
El margen de error en la provincia está por debajo de lo planificado, pero al fin y al cabo son pifias que cuestan caro, y si bien son reprochables las múltiples ilegalidades por parte de la población al manipular los metro-contadores,también lo esun error eléctrico cuyo costo alcance los 300 pesos, sobre todo si se trata de viviendas con núcleos pequeños y de bajos ingresos.
Pero lo cortés no quita lo valiente: cuando alguien paga mensualmente la factura lo hace para recibir el servicio adecuado, por eso resulta negativa y poco justificativa la vulnerabilidad a la que se exponenlos clientes por equivocaciones en la lectura, toda vez que casos como los deJorge y Álidaconstituyen fenómenos que irritana cualquier ciudadano.
Además, empaña la labor de la Empresa Eléctrica y desestabiliza al consumidor que, en el lleva y trae para la devolución, pierde más dinero y parte de su tiempo, por tanto lo mejor para ambas partes sería ajustarse a las normas, que para algo existen.
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