El espirituano Faustino Pérez fue uno de los símbolos más altos de la clandestinidad en apoyo al combate en la Sierra Maestra y tras el triunfo de la Revolución asunió tareas en las que acompañó siempre a Fidel
El líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, junto a 15 sobrevivientes del desembarco del Granma y varios campesinos partió desde Cinco Palmas para iniciar la lucha guerrillera en el centro de la Sierra Maestra el 25 de diciembre de 1956.
Sin embargo en aquel grupo había una ausencia inexplicable para los que desconocían que el expedicionario Faustino Pérez días antes y por indicación de Fidel, partió clandestinamente para la capital con la peligrosísima misión de fortalecer el movimiento insurreccional en la ciudad en la que se hizo legendario aquel médico de 36 años.
Faustino nació el 15 de febrero de 1920 en Zaza del Medio, en la antigua provincia de Las Villas, y desde niño trabajó para ayudar a la familia en el cultivo del tabaco y gracias a su esfuerzo y espíritu de superación pudo matricular la carrera de medicina en la Universidad de la Habana, pero subordinó su proyecto personal de vida a la Revolución y posterior al golpe del 10 de marzo de 1952, decidió no presentar su tesis de graduación para que su título no estuviera firmado por un personaje batistiano.
En la lucha estudiantil contra la dictadura conoció a Fidel y a Armando Hart e integró la primera Dirección Nacional del 26 de Julio en 1955, con la que participó en la organización de la insurrección en el país y en correspondencia partió para Méjico, regresó en el Granma y tras el Combate de Alegría de Pío y la dispersión acompañó al Comandante en Jefe junto a Universo Sánchez hasta reencontrarse en Cinco Palmas con los del grupo de Raúl Castro, con Juan Almeida, Ernesto Che Guevara y otros combatientes.
Después del triunfo revolucionario, Armando Hart escribió que “Faustino se convirtió con el tiempo en el líder natural de la lucha clandestina en La Habana; era respetado por los grupos de acción y tenía una gran capacidad de relación con todos los medios sociales y políticos. Frank en Oriente y Faustino en La Habana son, en mi opinión, los símbolos más altos de la clandestinidad en apoyo al combate en la Sierra Maestra”.
Ante las narices de los aparatos represivos de la dictadura, que prácticamente tomaron La Habana, y a fuerza de arrojo e inteligencia el destacado dirigente fue Jefe del Movimiento 26 de Julio en la capital y organizó y ejecutó acciones contra los cuerpos represivos , sabotajes y operaciones exitosas de gran complejidad como el traslado del periodista Herbert Matthews a la Sierra Maestra, y el secuestro del campeón mundial de automovilismo, Juan Manuel Fangio, durante una carrera realizada en febrero de 1958 y que demostró al mundo la pujanza del movimiento 26 de Julio frente a la dictadura.
Después del fracaso del intento de una insurrección generalizada en La Habana y otras ciudades del país durante La Huelga de Abril de 1958 y tras un análisis crítico de los errores, Faustino , según Hart, “muestra una vez más de su honestidad y firmeza revolucionaria regresa a La Habana para entregar la dirección a otros compañeros y se reincorpora el 28 de junio de 1958 a la Sierra Maestra, bajo las órdenes de Fidel, donde finaliza la guerra”.
Al triunfo de la Revolución, cuando era necesario garantizar la sensible misión de que volvieran al pueblo las riquezas y bienes malversados por los ladrones y esbirros de la dictadura y burgueses, fue nombrado Ministro de Recuperación de Bienes Malversados, institución que en 1959 recuperó 400 millones de pesos, resultado en el que se destacó por promover con su ejemplo personal en sus colaboradores total honradez en la administración de los recursos del pueblo, otro de los legados del destacado luchador.
También se desempeñó en tareas de la defensa como jefe de sanidad del Ejército Central, por lo que participó en los combates de Playa Girón y en la Lucha Contra Bandidos hasta que en 1962 se le asignó la fundación, por indicación de Fidel, del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y bajo su dirección se construyeron las primeras presas y obras ingenieras en que descansa ese sistema.
Fue miembro del Comité Central del PCC y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Se desempeñó como dirigente del Partido en
Sancti Spíritus y como embajador de Cuba en Bulgaria de 1973 a 1976.
Al sentirse enfermo no se resignó a retirarse al descanso, aunque lo realizado en sus más de 50 años de lucha revolucionaria le daba ese derecho, y asumió un programa de desarrollo social de la Ciénaga de Zapata en lo que fue su último servicio a la Revolución cuando lo sorprendió la muerte el 24 de diciembre de 1992.
El destacado dirigente Pedro Miret ante su tumba lo caracterizó como humilde y desafiante.
Otros adjetivos no podrían ser más precisos para sintetizar la vida de Faustino Pérez, quien aceptó el doble desafío de dar la vida si fuera preciso en las duras circunstancias de la lucha en el llano y la Sierra y que tras el triunfo, de forma callada, sencilla, sin estridencia y con total honradez se dedicó a construir los sueños e ideales con los que acompañó siempre a Fidel.
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