El histórico discurso de Fidel, el seis de enero de 1959 en el parque Serafín Sánchez de la ciudad de Sancti Spíritus, se encuentra digitalizado gracias a la contribución de Wilder Fuentes Ramírez
La fría y húmeda madrugada del seis de enero de 1959 fue testigo de un trascendental acontecimiento en la ciudad de Sancti Spíritus, el cual todavía se recuerda por muchos de quienes presenciaron el suceso: el arribo de la Caravana de la Libertad que venía desde el Oriente de Cuba con destino a la capital del país.
El área del parque central Serafín Sánchez resultó pequeña para la concentración. Todos querían ver a los barbudos bajados de la Sierra Maestra y, sobre todo, a Fidel Castro, el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, quien tras varios años de lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista había sido el artífice principal de las gestas emancipadoras de la última etapa insurreccional cubana.
Esta urbe, situada en el centro del archipiélago, había aportado una cuota de sacrificio y de sangre en el empeño libertario, lo cual fue resaltado por el máximo líder de la Revolución aquella noche, en la que se dirigió al pueblo desde uno de los balcones de la otrora Sociedad de instrucción y recreo El Progreso, hoy Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena.
No podía ser para mí, afirmó Fidel entonces, esta ciudad de Sancti Spíritus, una ciudad más en nuestro recorrido.
“Si las ciudades valen, agregó, por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más.”
Aunque aquella intervención fue grabada, no se supo más de ella hasta unos 15 años después, en que fue rescatada de manera fortuita.
Wilder Fuentes Ramírez, quien se desempeña como técnico operador de equipos de audio en el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Sancti Spíritus, evoca las circunstancias en que se rescató la grabación del discurso de una hora y 35 minutos de duración, cuya versión taquigráfica realizada en las oficinas del Primer Ministro de Cuba ocupa 16 cuartillas.
Yo quería, recuerda ahora Wilder, hacerme radioaficionado y entonces Ricardo Hernández, un amigo que fue operador de audio en la emisora Radio Sancti Spíritus y luego en la Empresa de Medios de Propaganda, me propuso ir a ver a Horacio Santana, quien tenía conocimiento sobre esa materia.
“Fuimos a su casa y en medio de la conversación Horacio, quien había sido uno de los dueños de la emisora en la década del 50 del pasado siglo, nos dijo que conservaba con mucho celo una grabación histórica que él había hecho y que nos podía interesar. Cuando supimos de qué se trataba nos dio mucha alegría.”
Santana les advirtió a los visitantes que podían llevarse la cinta magnetofónica para copiarla, pero debían devolvérsela porque quería conservarla.
En Medios de Propaganda, agregó Wilder, no teníamos todas las condiciones para regrabarla, entonces tuvimos que hacer un instrumento tipo rebobinador para pasar la cinta de carrete grande por una vieja grabadora.
“Al probarla a una velocidad de tres-tres cuartos pulgadas por segundo vimos que era la voz inconfundible de Fidel. Pero la grabación era muy larga y aquel equipo no nos servía. Alguien nos dijo que Zoe de La Cruz, directora de la Escuela de Idioma, tenía una grabadora que podía servirnos.”
“Cuando le explicamos nuestro objetivo, ella accedió gentilmente y entonces sí pudimos sacar varias copias de ese valioso material que enviamos a la Dirección del Partido en el municipio de Sancti Spíritus, a la Emisora de Radio, a Medios de Propaganda y a las oficinas del Primer Ministro”.
Gracias a la contribución de Wilder, hoy el histórico discurso del Comandante en Jefe, ya digitalizado, se conserva en algunas instituciones espirituanas, como la Emisora Provincial, y puede consultarse por historiadores, periodistas y cuantas personas se interesen por el material en el que el Comandante en Jefe, a solo días de la victoria rebelde del Primero de Enero de 1959, proyectó estrategias para el desarrollo de la naciente Revolución.
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