Las últimas subseries han marcado un punto de giro para el elenco espirituano
A la mitad de la Serie Nacional de Béisbol en su versión 57, cumplida esta semana, los Gallos llegaron con mejor aliento.
Para ilustrarlo, lo acontecido ante un equipo con las agallas de Industriales, no solo porque pudo lograr un balance de 2-1, el que ha sido, al menos para mí, su mejor cotejo particular de esta campaña. Sancti Spíritus hizo gala de un juego agresivo, alegre, combativo ante la mejor concurrencia que ha vivido el “Huelga” en la contienda.
Los espirituanos jugaron como leones, lo mismo para anotar con un squeeze play que para correr las bases o reaccionar de una desventaja y una presumible pifia arbitral en el conteo, como en el segundo partido, cuando lograron dejar al campo a los capitalinos y hasta para mantenerse en su juego pese a los intentos “desestabilizadores” del mánager azul, tanto con los jugadores como con el público.
Justo es decir que jugaron al máximo de concentración, al punto de no cometer errores y coartar varias amenazas con doble play. También por los lanzadores, que redujeron la furia capitalina a siete carreras en 27 capítulos. Lo del tercer partido, por más que los más exigentes le busquen las cosquillas, se resume en lo difícil de barrer en una campaña tan pareja y un Noelvis Entenza que se presentó imbatible en ocho innings.
Pero no es solo frente a los giraldillos. Después de arrancar con cuatro fracasos en línea, los Gallos muestran signos de recuperación al ganar cuatro subseries sucesivas para, antes del inicio del compromiso vs. Artemisa, situarse en los bordes de la zona de clasificación, pues, ubicados en el noveno puesto, estaban separados a solo dos juegos del ocupante del cuarto lugar.
La reacción tiene que ver con la recuperación del pitcheo. Y no es que el 6.27 PCL con que terminaron ante los Azules sea para ponerse a cantar. Mas, resulta un aliciente para un equipo que rozó hace unos días las ocho limpias. Tanto abridores como relevistas han levantado, incluso cuando no han logrado ganar como Yuen Socarrás y Pedro Álvarez. Eso sí, quizás a los abridores se les pueda sacar mayor jugo si la dirección cumple con mayor asiduidad los roles. Ángel Peña, capaz de ganar sus dos primeros juegos las dos veces que lanzó hasta el quinto, aun sin consumir los lanzamientos reglamentarios, deviene ejemplo.
No es tampoco una camisa de fuerza. Es que con la intensidad del sol y los grados de calor de estas tardes cubanas la fatiga debe impactar en los pitchers, mucho más si viven, como en este caso, la tensión de lanzarle a Industriales y si se trata de un hombre al que en sus tiempos de gloria le costaba pasar del sexto.
El reverso de la moneda resultó el empleo de Yamichel Pérez y Pedro Álvarez, castigados en el séptimo, luego de rendir buenas faenas. Se dice que ese inning y el octavo es momento de acomodadores o relevistas intermedios. Entonces, nada más aconsejable que mirar al bullpen, donde siempre deben quedar opciones, si no mejores, al menos más frescas, como el veloz Ramón Zúñiga, al fin librado de la subutilización.
Hay que ponderar los desempeños de Yohanny Hernández, de quien habrá que vigilar el exceso de trabajo, traducido en dos victorias y tres juegos salvados; Yanieski Duardo, con idéntico balance y del cerrador Omar Guardarrama, con sus dos triunfos. Por ahora, habrá que evaluar el impacto de la posible incorporación de Javier Vázquez, Camilo Tamayo e Ismel Jiménez, sobre todo este último, que quizás esté de regreso ante Villa Clara después de dos años fuera del box por una traumática lesión en Canadá.
La respuesta de los bateadores ha roto pronósticos, como terceros del país con promedio de 303. Varios hombres sobresalen, dentro de ellos Yunier Mendoza y Frederich Cepeda, entre los primeros 10 con más de 400, en especial Mendoza, que ha respondido como toca a un tercer bate, al ser el máximo empujador del conjunto con 20. También Orlando Acebey, inmenso a la defensa con solo dos pifias y 368 de promedio, y el segundo impulsor del elenco con 17, y Dunieski Barroso, quien con 366 de average pudiera ser más eficiente en empujadas, pues solo tiene nueve. Resulta positivo hasta ahora el uso de la banca, aunque hay que vigilar la merma ofensiva de hombres claves como el segundo bate Daviel Gómez, que no acaba de encontrarse con la forma que exhibió en las dos últimas campañas.
Hay que ponderar, además, la mejoría de la defensa que llegó a ser de lágrimas y hoy, aun cuando no es lo que se exige de un equipo que, en términos generales, es experimentado, fildea para 969 y ya no es de lo peor de la lid.
En fin, los Gallos viven un buen momento. Y aunque el paralelo con el descalabro de la pasada lid es irrisorio, es justo señalar que a mitad de serie exhibían solo una victoria menos que las 13 de toda la serie 56. ¿Qué les queda? Mantener los grados de combatividad exhibidos ante Industriales, se pierda o se gane. Así puede soñarse con llegar al menos hasta los puestos del comodín (del quinto al octavo), por ahora lo más alcanzable.
Menos mal que en este punto, el mánager José Raúl Delgado parece tener los pies en la tierra. “Las victorias ante Industriales le dan una gran fuerza al equipo, que hizo lo que tratamos de inculcar desde el inicio. No estamos pensando en lo que queda, sino en el juego del día y el de mañana, tratando de salir a dar el máximo en cada salida”.
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