A pocos de días de constituido el Ejército Central, al mando del Comandante Juan Almeida Bosque, tuvo su bautismo de fuego en las arenas de Playa Girón
Cuando el Gobierno de Estados Unidos de América desató, en abril de 1961, la artera agresión armada por las arenas de Playa Girón y Playa larga, al sur de la provincia de Matanzas, el 17 de abril de 1961, el Ejército Central apenas tenía 13 días de creado.
Su Estado Mayor, con el Comandante Juan Almeida Bosque al frente, se encontraba en la ciudad de Santa Clara y apenas contaba para entonces con algunos batallones en proceso de formación integrados por combatientes del Ejército Rebelde y milicianos procedentes de la Primera Limpia del Escambray contra las bandas contrarrevolucionarias armadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), primera misión encomendada por el alto mando de la Revolución al Ejército del Centro, como se le denominó inicialmente.
Como parte del proceso inicial de institucionalización de la naciente Revolución cubana, con anterioridad, el 16 de octubre de 1959, se había constituido el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, bajo la dirección del Comandante (actual General de Ejército) Raúl Castro Ruz, y 10 días después se inició la incorporación masiva, voluntaria y organizada de las Milicias Nacionales Revolucionarias, con pequeñas unidades formadas por milicias campesinas, obreras y estudiantiles, el brazo armado inicial del pueblo para defender la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, como la bautizó su líder, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Un reducido grupo de milicianos que custodiaba las instalaciones de Playa Girón y una escuadra del Batallón 339 de Cienfuegos, ubicada en la caseta de la microonda en Playa Larga, detectaron el desembarco enemigo al amanecer del 17 de abril y de inmediato informaron a la jefatura del batallón, situado en el central Australia.
Fue esta pequeña unidad la primera en entablar combate contra el enemigo, razón por la cual sufrió 53 bajas en el desigual encuentro, pero constituyó un factor importante en la derrota del enemigo, al retardar sus acciones y viabilizar la entrada al frente de combate de las fuerzas revolucionarias enviadas desde distintos puntos del país.
La segunda fuerza de contención fue la inmediata llegada al escenario de las acciones combativas de una compañía formada para esta contingencia por los alumnos de la Escuela de Responsables de Milicias, acantonada en las afueras de la ciudad de Matanzas, unidad que desempeñó un rol decisivo en los primeros combates librados en Pálpite y Soplillar y posteriormente en Playa Larga, en cuyas acciones perdieron la vida 21 de los bisoños futuros oficiales.
Amén del importante papel desempeñado por el entonces capitán José Ramón Fernández —enviado por Fidel al teatro de operaciones militares— en la organización e introducción escalonada de las fuerzas allegadas al central Australia, donde había instalado su estado mayor, desde el arribo del Comandante en Jefe, este personalmente se hizo cargo de la dirección de la operación defensiva y posteriormente acompañó y dirigió, desde un Sistema Autopropulsado SAU 100 (cañón de 100 milímetros sobre un blindado de esteras), la ofensiva que propició la derrota de la fuerza invasora en apenas 72 horas.
En los meses siguientes del año 1961 el mando del Ejército Central constituyó 10 divisiones para tiempo de guerra, entre ellas la 34 División de Infantería (UM 1185) en Trinidad, la cual fue reforzada teniendo en cuenta la importancia de la zona que defendía. Paralelamente se formaron varias unidades de aseguramiento combativo y las primeras escuelas. Al mismo tiempo se crearon el Ejército Oriental y el Ejército Occidental, mientras se continuaba de forma ininterrumpida en el siguiente año 1962, el fortalecimiento del Ejército Central, que llegó a tener un Cuerpo de Ejército subordinado en Camagüey.
El 3 de julio de 1962 se crea la Sección de Lucha Contra Bandidos (LCB), subordinada al Ejército y bajo el mando del comandante Raúl Menéndez Tomassevich, con una estructura de cinco sectores y numerosos subsectores, batallones, compañías y una división operacional radicada en Trinidad, que operó contra las decenas de bandas terroristas basificadas en las antiguas provincias de Las Villas, Matanzas y Camagüey, especialmente en el macizo montañoso del Escambray, centro fundamental del bandidismo en Cuba, hasta lograr la captura de la última banda en julio de 1965.
Y cuando el 22 de octubre de 1962, ante el bloqueo naval impuesto por el gobierno de los estados Unidos de América a nuestra Patria, durante la llamada crisis de los cohetes nucleares, el Comandante en Jefe ordenó la movilización general del país para hacer frente a la inminente invasión militar directa de las fuerzas armadas profesionales de la mayor potencia militar y económica del universo, en un breve plazo el Ejército Central puso en completa disposición combativa a más de 55 000 hombres y mujeres, entre ellos unos 39 000 reservistas. Páginas de heroísmo atesoran también los combatientes de varias unidades del mando central de las FAR en diversas misiones internacionalistas.
A partir del II Congreso del Partido, realizado en 1980, cuando sobre nuestro país se cernían serias amenazas de invasión, se plantearon nuevas exigencias a la defensa. Surgió así la concepción de la guerra de todo el pueblo, cuya esencia se ha definido como la solución de masas para la defensa del país y la adopción de un sistema único de preparación y realización de la guerra bajo la dirección del Partido, donde cada cubano disponga de un medio, un lugar y una forma de lucha contra el enemigo. Se estructuró un sistema defensivo territorial compuesto por los Consejos de Defensa provinciales, municipales y de Zona de Defensa y el Consejo Militar del Ejército.
Tal concepción “… garantiza la presencia de tropas y la existencia de dispositivos de defensa en todo el territorio nacional, (…) facilita combatir sin tregua ni descanso, crea condiciones para proseguir la lucha aun si parte del territorio fuere temporalmente ocupado, y asegura la efectividad de la resistencia frente al enemigo, su desgaste y con ello nuestra victoria (…) “.
(Esta reseña fue elaborada a partir de los datos contenidos en el libro: Ejército Central: 45 años de defensa de la Patria y el Socialismo, Casa Editorial Verde Olivo, 2006).
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