El Embajador de Venezuela en Cuba, Alí Rodríguez Araque, asegura que su país está viviendo un “peligroso aumento de la intensidad de la acción opositora”
. La oligarquía pretende un desenlace ya: “Quieren sacar al Presidente Nicolás Maduro de Miraflores, pero la pregunta es cuál sería la opción alternativa, dado el caso hipotético de que lo lograran”.
La conversación tiene lugar en La Habana sobre los feroces ataques internos y externos a la convocatoria para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), donde coinciden grupos de poder en Estados Unidos, gobiernos aliados, los grandes medios de comunicación internacionales y la derecha venezolana.
Para Alí Rodríguez, uno de los intelectuales y dirigentes políticos más reconocidos de Venezuela, la decisión de Maduro de convocar la Constituye ante es no solo la mejor, sino la única propuesta política para quebrar el plan golpista y garantizar la paz en el país, y la estabilidad regional.
“¿Quiénes son en realidad los que mueven los hilos de esta situación?”, se pregunta Alí. “La oposición venezolano, como sabemos, no es autónoma. Detrás está el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que lleva al día la información del sistema financiero, de los procesos económicos venezolanos, de sus fuentes de inteligencia que son redes muy poderosas”.
La estrategia ha sido, y es, justificar la intervención “humanitaria”. Después de lo que fue la cruda experiencia de Corea o de Vietnam, “Estados Unido no manda a sus chicos a derramar su sangre. Utilizan a mercenarios bien pagados, como ha ocurrido en Iraq, Afganistán, en Siria. Vietnam les dejó una herida muy dolorosa en el recuerdo”, asegura.
Han trabajado duro a través de la OEA con el payaso de Almagro, con magros resultados, dice el Embajador. “Y no han podido ni siquiera movilizar a la OEA contra Venezuela. Hay organismos más vivos en América Latina que la OEA, y lo saben.”
América Latina y el Caribe no aceptarían la intervención
Se está aplicando el método que emplearon contra el gobierno de Salvador Allende, en Chile. Por una parte graves presiones económicas, manifestaciones de paramilitarismo, apoyo exterior. ¿Para qué tiene Estados Unidos siete bases militares en Colombia, otra en Curazao y en Cuba? ¿Contra quién es eso?, se pregunta Rodríguez, quien ocupara varios puestos ministeriales durante la Presidencia de Hugo Chávez.
Pero esta opción podría ser muy peligrosa para el Imperio y la oligarquía venezolana. “Atizar una guerra en Venezuela se convertiría en una chispa que incendiaría toda la pradera, parafraseado el famoso artículo de Mao. Es imposible que una situación de esta naturaleza no tenga un efecto inmediato en toda la región.”
¿Quiere decir que no lo van a hacer? “No sería la primera vez que un Imperio comete locuras. Nadie puede descartar que emprendan intervenciones más significativas, indirectamente y hasta directamente”, añade.
En Estados Unidos ya existe una ley, emitida por el Presidente Barack Obama, que define a Venezuela como una amenaza para Estados Unidos. Ese país podría aventurarse a realizar una “acción preventiva”, a la cual es muy aficionado, supuestamente para asegurar la paz. Ya lo han hecho contra Libia, Iraq y en días recientes contra Siria, recuerda.
Entonces, ¿cómo encarar el problema? “La primera condición es que se mantenga el espíritu combativo del pueblo y que el gobierno bolivariano siga conduciendo esta situación con la sabiduría que ha demostrado. No se puede mantener permanentemente al pueblo movilizado, pero sí en estado de alerta, como en aquella vieja consigna: ‘Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina…’ Aquí el alerta es imprescindible para defender los conquistas de nuestro pueblo y, también, porque en Venezuela no solo se defiende el destino de un país sino de toda la región.”
Una intervención en Venezuela o una contienda civil provocaría una guerra prolongada y extendida para la región, asegura. “Los pueblos de América Latina y el Caribe no se quedarán como simples observadores de una tragedia como esa. No tengo dudas de que muchos se convertirían en actores de primera línea.”
La oposición está casada con el Imperio
La oposición venezolana está casada con intereses imperiales y no se puede ignorar que en estos años se creó un sector espeso de la clase media que piensa como burgueses y se han aliado a los sectores más reaccionarios. Pero en medio de este torbellino –asegura Alí Rodríguez-, “la Revolución debe buscar una salida pacífica, que conjure el peligro de un vasto derramamiento de sangre”.
De ahí surge de idea de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, donde estén representados todos los sectores, que tenga poderes plenipotenciarios, que redacte una nueva Constitución, si así lo decide, o ponga en suspenso los poderes de la República con una convocatoria a elecciones. Podría ser la base para un Estado plenamente democrático.
Podría ser la resultante, dice, de un vastísimo desarrollo de los consejos comunales y de las comunas, única forma de convertir en un hecho irreversible el protagonismo del pueblo en la conformación y las decisiones de un Estado verdaderamente democrático, no por simple definición política, sino por la participación del pueblo en la elaboración, ejecución y control de las políticas.
¿Qué mejor oportunidad para la oposición?
Si esta es una “dictadura”, ¿qué mejor oportunidad para salir de ella que una elección directa, universal y secreta? “Sin embargo, se oponen. La actitud de la oposición me recuerda una vieja canción que dice: ‘tú lo que quieres es que me coma el tigre, que me coma tigre, mi carne morena…’”
El otro problema, admite el Embajador, es que estas actitudes han propiciado brotes significativos de fascismo, única forma de gobierno en el caso de que se instituya el poder a través de la violencia. La alternativa a la Revolución bolivariana es el terror del Estado.
“Me parece que la Constituyente es la única salida. Eso no se resuelve en conversaciones solo con los líderes opositores, que ya se agotaron. Se llegó a un punto tal de tensión económica, social, política, anímica, que necesitaba esta válvula de escape, mediante una formula democrática, participativa, que es lo que ofrece Maduro.”
¿Qué otra cosa se puede hacer que sea verdaderamente democrática?, añade.“Repasemos lo que propone la oposición: su único objetivo es la salida de Maduro. Supongamos que se da ese escenario, ¿y? ¿Quién asume el liderazgo del país? Tendría que ser una persona designada. ¿Acaso uno de ellos? Tendría la inmediata oposición de los otros, porque la vida interna de la oposición es un enjambre de hormigas furiosas.”
¿Un independiente? “De verdad que sería digno de compasión, porque terminaría con cada cual halándole la camisa, de un lado del o del otro… Y además no podría ese señor encaramarse en la silla presidencial sin el aval de EEUU. ¿Y qué harían las Fuerzas Armadas? ¿Qué haría el pueblo? Cualquier acomodo que se busque llevaría a un escenario sangriento, y la única vía que hay hacia la paz hoy es la Asamblea Constituyente. Que sea el pueblo el que decida.”
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