Elizabeth Valdés Rodríguez apuesta por la formación artística de niños y niñas en esa localidad del municipio espirituano de Taguasco
Ni el zumbido de una mosca se escucha en la añeja casona del poblado cementero de Siguaney. Solo unos ojos inmensos escoltados con la inocencia infantil le siguen los movimientos como si quisieran atraparlos y hacerlos suyos. A pesar de tanta seriedad, Elizabeth Valdés Rodríguez reitera, una y otra vez, que juegan.
“El trabajo con los niños es muy complejo. Si te gusta hacerlo y te dedicas a ellos, la fórmula para que funcione está en divertirte. Cuando montamos un texto no valen regaños y dogmatismos. Debes ser muy cautelosa para reconocer cuándo están cansados o, sencillamente, que no les interesa lo que estás haciendo. Sus caras se convierten en el mejor medidor de tus acciones”, explica esta joven instructora de la especialidad de teatro, quien desde hace varios años apostó por asumir el timón del proyecto infantil El hormiguerito en la comunidad taguasquense, donde reside.
Egresó de la segunda graduación de la otrora Escuela de Instructores de Arte Vladislav Volkov con tantas inquietudes que al llegar a la Casa de Cultura Noel Cardoso Plasencia, de Siguaney, intentó acomodarlas como un rompecabezas y solo encontró una solución: canalizar todas sus necesidades mediante la formación artística de niños y niñas.
“Poco tiempo después de mi regreso a la localidad acepté la dirección del proyecto, fundado por Nelson González, a fin de aunar a pequeños con problemas de conducta y a quienes pudieran interesarse por el teatro. Luego, por el carácter mixto de sus integrantes, decidí, como parte del mismo, crear el grupo Polichinela”, refiere.
La diferencia entre ambos radica en las edades de sus miembros y que en el proyecto se interpretan únicamente obras teatrales escritas en décima y ya en Polichinela se alternan los 10 versos octosílabos con la prosa. La Casa de Cultura Noel Cardoso Plasencia es testigo todos los días en cada ensayo.
“Así no solo fomentamos el amor y reconocimiento por la décima, verdadera joya de nuestro acervo cultural, sino que es mucho más sencillo para aprendérselas de memoria. Disfrutan mucho más el proceso y eso para mí es esencial”.
Las piezas que sube a escena llaman la atención porque desde un lenguaje sencillo y con la propia ingenuidad infantil tocan particularidades de nuestra realidad. ¿Cómo surgen esas ideas?
“No creo que el hecho de que sean niños los protagonistas de las historias signifique un impedimento para reflexionar sobre tópicos actuales de nuestra sociedad, desde una mirada nacional para que funcionen tanto en Siguaney como en La Habana. Respetando cómo se piensa en sus edades, hemos logrado analizar asuntos tan diversos como el trabajo por cuenta propia. Yo misma las escribo a partir de historias que conozco y un colaborador de la Casa de la Cultura me lleva la prosa a décima”.
Luego llega la otra parte del proceso: hacer que cada niño interiorice su personaje: “En los ensayos repito mucho cada bocadillo para que sean mejor comprendidos. Incluso, he tenido pequeñitas que no han sabido leer y sus madres han sido fundamentales para que las ayuden a memorizar”.
¿Quiénes son los mejores evaluadores de tus textos?
“Los propios integrantes del proyecto. Cuando les presento la obra me dedico a observar cada gesto de sus rostros. Si no muestran interés y evidencian que se sienten incómodos busco alternativas. Ya he aprendido que si los protagonistas no se sienten atraídos el público tampoco”.
Pero no solo la joven Elizabeth Valdés Rodríguez carga sobre sus hombros la responsabilidad del proyecto teatral. Ella recibe el apoyo de toda una comunidad, que asume como suya cada una de las presentaciones.
“La familia de los pequeños, los propios trabajadores de la fábrica de cemento y otros centros nos ayudan con lo que necesitamos para hacer el vestuario y la escenografía. Siguaney es una comunidad que tiene cultura y disfruta las propuestas teatrales, sobre todo durante la semana de cultura que se realiza en mayo. Ya es una tradición popular el sentido de pertenencia con nuestro trabajo”.
¿Qué ocurre más allá de los límites geográficos de Siguaney?
La Casa de Cultura Almira Campos Brito, de Taguasco, establece estrategias para que cada año nos podamos presentar en diferentes comunidades, sobre todo, las más alejadas como Gómez Toro, Tres guanos… Hasta allí llegamos junto a otros grupos y realmente resulta un momento muy especial porque te esperan con tantos deseos de disfrutar tus propuestas que es muy provechoso el diálogo que se genera entre los niños y el público. Además, asistimos a todos los festivales que se convocan en la provincia y agradecemos los espacios que se nos dan en los días de la Feria del Libro en Sancti Spíritus. Creo convencidamente que para hacer teatro urge el trabajo en colectivo. De otra forma, se podrán tener las mejores ideas, pero no llegarán al auditorio.
¿Esa es la clave de tanto amor por el teatro?
Es mi medio para liberar todas las ideas. No encuentro otra forma para compartirlas. Por eso siempre me encontrarás aquí entre ellos y en esta Casa de Cultura.
Muchas felicidades para mi istructora favorita muy especial en la vida de mi hijo que gracias a ella es integrante de ese grupo desde su inicio te queremos mucho por tu esfuerzo cada dia y dedicación por formar a nuestros niños.??
Eres uno de los seres humanos más ecepcionales que he conocido en mi vida. Eres una gran profesional y mereces muchisimos exitos en tu vida. Desde muy muy lejos te saludo y te recuerdo. Conocerte fue una de las grandes experiencias de tu vida. Sigue adelante llenando de alegria de otros que ahora disfrutan de tus enseñanzas y tu bondad. Felicidades Eliza 🙂
Muy buenos días Lisandra, primeramente quisiera darte las gracias por tu excelente trabajo periodístico que como siempre aborda temas sumamente importantes e interesantes; en segundo lugar desearía me permitieras agradecerte por haber elegido a la joven Elizabeth Valdés Rodríguez, y con esto me atrevería a decir que es un agradecimiento colectivo de todos las personas que han tenido la gran oportunidad de conocerla y gozar de su excelente trabajo, y como le mencioné pues puedo decirle que estoy orgullosamente satisfecho con este reconocimiento al abnegado trabajo de esta gran joven, pues con propiedad le puedo asegurar que esta joven y talentosa Instructora de Arte de la Especialidad de Teatro hace gala y derroche de cualidades, buenos sentimientos, dedicación, y un grandísimo amor por su trabajo; yo le puedo decir aunque no soy un experto en la materia que es una gran artista que se ha ganado su reconocimiento a fuerza de tesón, mucho esfuerzo y muchas horas de enseñanza, además puedo decirle que es una profesional de la cultura muy calificada que ha sabido muy bien conjugar la teoría recibida en las aulas con la práctica en su desempeño; también puedo decirle que es una joven muy dinámica que dirige amorosamente su grupo teatral de pequeños de la comunidad de Siguaney; además puedo mencionar que como bien se explicó en la entrevista es un grupo que interactúa dinámicamente con todo los centros del poblado y el municipio ya sean laborales, escolares o culturales; además de que apoya personalmente todas las actividades de los organizaciones de masas de los diferentes centros; de lo cual especialmente me gustaría agradecerle por su apoyo incondicional para con la Fábrica de Cemento Siguaney de la cual formé parte ya hace unos años, pues siempre se pudo contar con ella y su grupo para todas las actividades y eventos, mencionar también que ha muestras de su talento y su gran calidad humana en actividades con los niños de la sala 4 del Hospital Pediátrico de Santa Clara (Hematología–Cardiología-Quemados), es por eso que le expreso mis más sinceras felicidades a esta grandísima profesional y le deseo un futuro lleno de éxitos en su carrera a la teatrista Taguasquense que cada día pone bien en alto la valía de la Juventud Cubana.
Elizabeth, siempre fuiste una excelente profesional. Te deseo muchos éxitos en tu carrera artística. Saludos