En el Politécnico Estanislao Gutiérrez, de Sancti Spíritus, se busca la completa formación de técnicos y obreros calificados
Luce mustia la imagen exterior del Centro Politécnico Estanislao Gutiérrez Fleites, con cerca de cuatro décadas de vida en las que el plantel no ha recibido una reparación total.
“Lo mejor se respira dentro, el curso pasado lo que sí se hizo fue impermeabilizar los techos”, comenta Yasmany Díaz García, subdirector de Formación Profesional.
SOLUCIONES A MANO
El curso escolar lleva varios meses en marcha y más de 500 estudiantes de 13 especialidades visten uniforme carmelita; de ellos varios becarios de los diferentes municipios en Construcción Civil, Electricidad y Explotación del Transporte.
La cobertura docente, insuficiencia real en la provincia, se mantiene a raya en el “Estanislao”, según acota Díaz García; de los más de 50 maestros en las aulas, la mayoría son graduados de la institución y con edades comprendidas entre 18 y 30 años; del total predominan los especialistas contratados de la producción y los servicios.
“En las clases siempre parto de mí. Soy producto de la Revolución, con 10 años limpiaba zapatos para ayudar a la familia, y me formé como instructor pedagógico en un internado de primaria, que era una experiencia que había visto el Comandante en Bulgaria o Polonia. Comencé en 1965. En la provincia he sido maestro primario, asesor, inspector, diputado a la Asamblea Nacional, delegado de dos circunscripciones. Todavía puedo dar un poquito más”, agrega Félix Andrés Valle Ballester, uno de los seis profesores reincorporados después de la jubilación.
Por las características de la Enseñanza Técnica y Profesional (ETP), la formación incluye actividades en los talleres y las aulas especializadas, y los meses de prácticas preprofesionales, laborales y para la obtención de la calificación obrera en centros productivos.
“Hace dos cursos se recibió un módulo nuevo de transporte. La Empresa Autos Nuevos donó cuatro motores el pasado año. ¿Qué falta muchas veces?: la materia prima. En la parte de ajuste se trabaja en el trazado, doblado, enderezado, remache y corte de diferentes metales. En construcción también pasa, para hacer una valla de replanteo necesitamos madera. Muchas veces los estudiantes o los padres las traen o por gestiones las conseguimos”, agrega Yasmany Díaz García.
Cuando no se encuentran los materiales, ¿qué se hace?
Se va a las aulas anexas, tenemos 11. Allí el estudiante tiene todas las condiciones; por ejemplo, en la escuela no existe un laboratorio para el análisis de materiales de construcción, pero en la ENIA (entidad dedicada a las investigaciones sobre los suelos), sí, porque están directamente vinculados a la producción. Se va a las empresas y se coordina la visita, existe un especialista que junto al profesor apoya la realización de las prácticas.
FORMACIÓN VOCACIONAL: SER O NO SER
Danisbel Rodríguez Saíz, alumno de segundo año y responsable de la atención a la ETP en el secretariado provincial de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, reconoce que existen compañeros desmotivados; mas se pregunta: “si todos fuéramos licenciados o ingenieros, ¿quién arregla el transporte o construye?”.
Yasmany Díaz García explica que se participa en la formación vocacional de los alumnos en las escuelas secundarias de la cabecera provincial. “Hay que ser realistas con los estudiantes, fundamentalmente con la parte de obreros calificados, que se vinculan con las empresas. Estas pagan de acuerdo con la Resolución No.17, y su salario será de 1000 y tantos pesos, pero sobre todo, el país necesita mucho de su fuerza de trabajo”.
En el caso de que un alumno desapruebe el ejercicio de culminación de estudios, ¿qué sucede?
“Es muy difícil porque son preguntas prácticas, ellos tienen un profesor y un tutor, las pruebas se realizan en el centro de acuerdo con las habilidades que deben ser vencidas por los estudiantes, pero si sucede tiene derecho a repetir el último curso”, aclara Díaz García.
Las motivaciones, como confiesan algunos, se hallan cuando se hacen las prácticas, además de recibir un estipendio de entre 86 y 96 pesos —alrededor de 4 por día para gastos de alimentación, bajo la Resolución No. 363 del 2015 del Ministerio de Educación—, aunque en la mayoría de los casos no alcance para todo lo que se necesita, “algo es algo”, apunta.
“Me pongo el pantalón de la secundaria con un pulóver”, “sería mejor un overol, pero no tengo”… son algunas de las ideas en cuanto a la gestión personal o de los padres de la ropa para el taller o el trabajo en las empresas durante los períodos correspondientes, una asignatura que sigue pendiente en la agenda de la Enseñanza Técnica y Profesional.
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