Árbitro nacional e internacional de tiro, el espirituano da en el blanco durante un diálogo con Escambray
Desde que Julio Hernández entró al mundo del tiro nunca más salió de él. El pacto comenzó cuando lo practicó en su edad escolar y juvenil hasta hoy, que conduce los destinos de la Comisión Nacional del deporte.
Mas, lo que distingue a este espirituano es su condición de árbitro nacional e internacional, que lo ha llevado a ser más de una vez el más destacado del territorio por el trabajo de un año. A impartir justicia en esta especialidad llegó en los inicios de la década del 90 del pasado siglo y desde entonces ha sido decisivo en eventos de envergadura.
“He pasado varios cursos internacionales, pero lo más importante es estudiar, dominar el reglamento internacional que es muy cambiante, como ahora en este ciclo que se transformó totalmente. El tiro ha mejorado el sentido del espectáculo, hay eventos tradicionales que se van del ciclo, pero se incorporan otros. Todo tienes que dominarlo, pues en la competencia debes defi nir en fracciones de segundos y no puedes estar buscando un libro a esa hora. Otro aspecto clave es el dominio técnico del arma, saber su fundamentos básicos, la cancha”, explica.
Desde la autoridad arbitral Julio ha participado en juegos centroamericanos y, como prueba mayor, los de Veracruz, México, en el 2014.
“Cada evento te nutre en experiencia de personas que siempre te enseñan, aunque domines cosas hay quienes saben más que tú. Un elemento que tenemos es el inglés, todas las voces son en ese idioma, he tenido que aprender y mejorar en ese sentido”.
¿Cómo adoptas la mejor decisión?
“Con la imparcialidad. Se trabaja con sistemas electrónicos, cuando un atleta reclama que no marcó un disparo, debes saber trabajar con el software para que salga, y en el caso de los blancos de papel, a la hora de calibrar los disparos hay que ser justos.
“Nunca he tenido una reclamación, siempre trabajo en favor del tirador. Cuando hay un disparo dudoso que va a rozar la banda que da un disparo superior se la doy porque para eso son los atletas. Lo otro es velar por la seguridad de ellos, nuestro deporte es mortal y por la concentración pueden virarse con el arma y tienes que estar a la viva”.
Pero no es lo mismo impartir justicia en una competición que tratar que el tiro cubano se mantenga en la mira del alto rendimiento internacional en cuanto evento múltiple se celebre, siendo este un deporte tan longevo como las mismísimas Olimpiadas. Eso lo ha sabido desde febrero pasado, cuando comenzó al frente de la comisión nacional.
“Pese a las limitaciones de balas, de recursos, ya que en el mundo se tira con blanco electrónico y no de papel como nosotros, fortalecemos el trabajo en las provincias en los disparos en seco, sin balas, como mismo se hace en el equipo nacional; además de con el perle. Se ha visto el resultado en los Juegos Escolares, Juveniles y en la primera categoría, donde atletas de provincias obtienen medallas por encima de otros del equipo nacional; se advierte el nivel de profesionalidad de los entrenadores. Con los cambios del reglamento para los Juegos Centroamericanos del 2018 se discuten 34 títulos, nosotros tenemos opciones de entre 12 y 16 títulos”.
Algunos se oponen a los cambios tecnológicos, ¿por qué?
“Hay federaciones internacionales que están en contra, la cuestión es que el tiro tiene que cambiar sin perder su esencia, nuestro país está por la permanencia, si te opones podemos salir del cronograma olímpico y eso nadie lo quiere.
“El atleta de tiro tiene que ser una persona muy concentrada en lo que está haciendo. Antes era un deporte monótono en el que no se podía ni hablar, hoy se puede hasta aplaudir. Lo que no se permite es gritar ni ofender, se puede poner música, aprobada por la Federación; ya nuestros atletas han competido en esas condiciones y han ganado medallas”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.