Días después de la llegada a su primer campamento en el lomerío del Escambray, en Planta Cantú, el Che y su Columna Invasora iniciaron acciones combativas contra el régimen, dando un viraje radical a la guerra liberadora en la región central de Cuba
No se facilita mucho el diálogo con gente que te recibe con una carta-amenaza marcando su territorio, de espaldas a los verdaderos intereses de Cuba, como ocurrió al Che y sus 140 combatientes de la Columna Invasora No. 8 Ciro Redondo a su llegada al Escambray el 16 de octubre de 1958.
Pero el Che era un hombre con cualidades humanas y revolucionarias excepcionales, cuyo afán de unidad y voluntad de cumplir a toda costa el compromiso asumido con Fidel a su salida de la Sierra Maestra era sagrado. El objetivo estaba claro: batir incesantemente al enemigo en el territorio central e interceptar hasta su total paralización los movimientos de tropas adversarias por tierra desde occidente a oriente.
En la “olla de grillos” que encontró el argentino en el escenario escambraico, cualquier disparate, abuso, atropello, amenaza, despojo, violación y hasta asesinato era posible y así no se podía continuar. Las fuerzas del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y algunas del Movimiento 26 de Julio apenas podían dedicarse a la lucha contra la dictadura por las amenazas y constantes acciones hostiles del llamado II Frente Nacional del Escambray.
Para revertir aquel estado insoportable de cosas, solo había dos salidas: la lucha inteligente e incesante por la unidad, emprendida por el Che desde un primer momento, y combatir a la dictadura, misión cardinal del movimiento guerrillero.
EN GÜINÍA SE ROMPIÓ EL COROJO
Pasadas las once de la noche del 26 de octubre de 1958, a solo 10 días de su llegada al macizo de Guamuhaya, los hombres de la Columna No. 8, en coordinación con el Directorio, iniciaron el fuego contra el cuartel de Güinía de Miranda, pequeña localidad del Escambray villaclareño. Como ocurriera después en Yaguajay, la reducida guarnición quedó mermada por la huida en esa fecha de su jefe, Pablo Armand Galafac, quien se había ido a Fomento, acompañado de los guardias más odiados, con el pretexto de buscar refuerzos, y allá se quedó.
El combate fue intenso y prolongado y se decidió cuando, casi a las cinco de la madrugada, el Che, impaciente porque el bazuquero no acababa de acertar con sus tiros, le pidió el arma e impactó de lleno la pared del cuartel. Unos minutos después, la maltrecha guarnición se rendía.
LA LUCHA SE GENERALIZA
A partir de Güinía, las acciones guerrilleras se multiplican en la cordillera de Guamuhaya y en el Frente Norte, en una aparente emulación de las tropas de ambos sectores, pues, si bien el Che toma ese pueblo en la mañana del 27 de octubre, ya Camilo se ha adelantado con una emboscada en el Circuito Norte el día 22, que repite el 27, con importante saldo de bajas y captura de pertrechos al enemigo. Además, ataca Venegas el 30 del propio mes.
Iniciado noviembre, la tarea principal fue impedir por todos los medios la realización de la farsa electoral preparada por la tiranía para dar una aparente salida democrática a la desesperada situación en que se encontraba, lo que fue realizado de forma magistral en las zonas guerrilleras, mientras en pueblos y ciudades el movimiento clandestino recrudeció sus acciones contra el régimen.
Casi sin intervalo se produjo el asalto a Caracusey por fuerzas del Directorio y se potenciaron las acciones de control de las vías de comunicación en toda la porción oriental de la provincia de Las Villas. Las tropas del Che incrementaron su accionar en las estribaciones del lomerío, y en medio de este esfuerzo trasladaron su Comandancia para el poblado de El Pedrero, donde el primero de diciembre se firmó el pacto de ese nombre entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio, al que se sumó el Partido Socialista Popular.
Entretanto, el enemigo lanza una ofensiva contra esa localidad con más de 1 000 soldados desde tres direcciones convergentes, pero las fuerzas rebeldes hacen fracasar los sucesivos intentos de los soldados por avanzar, y ya el día 5 los atacantes se ven obligados a retirarse derrotados con sensibles pérdidas. En esa propia fecha, contingentes rebeldes atacan Banao.
Los acontecimientos se precipitan. Las tropas del Frente de Las Villas se mueven en la zona de los centrales Agabama y Escambray. Luego avanzan hacia el Santa Isabel —pronto Ramón Ponciano— y por medio de la tropa de Armando Acosta, hacia Guasimal, Mapos, Tayabacoa y Tunas de Zaza, que son liberados en la segunda decena del mes.
El 16 de diciembre se iniciaron los combates por Fomento, que duraron tres días y costaron valiosas vidas de combatientes y civiles, en un ambiente inusitado donde de la expectación se pasó al temor, del temor a la esperanza y de esta, a la alegría sin frenos en la tarde del 18, cuando se consuma la victoria. Era como una página salida de lo real maravilloso donde el jefe vencido, primer teniente Pérez Valencia, se convirtió en gran admirador y soldado de su vencedor, un personaje fascinante que la Historia le pidió prestado a la leyenda.
* La explicación acerca de la orden de Fidel al Che aparece en el discurso del doctor Oscar Fernández Mell en el XXX aniversario de la liberación de Fomento y en su artículo La batalla de Santa Clara.
** A pesar de la severa valoración inicial del Che acerca de Peña que expresa en su artículo Un pecado de la Revolución, recogido en sus Obras Escogidas, este combatiente evolucionó hacia posiciones revolucionarias y dedicó su vida a la patria.
*** Los detalles se tomaron del trabajo Güinía de Miranda, primera acción militar del Che en Las Villas, publicado en al red por el colega Norland Rosendo González el 28 de octubre de 2009.
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