La combinación de exigencia y amor le permiten a madre e hija educar a sus pupilos de la escuela Serafín Sánchez, en la cabecera provincial
Las conocí en un momento fugaz, mientras llegaba por vez primera a la escuela primaria Serafín Sánchez Valdivia, de Sancti Spíritus. Madre e hija comparten el mismo sueño, aunque paredes de por medio, cada una tiene su propio librito; la primera en su aula de quinto grado, y la otra, con los alumnos de tercero.
Ernestina Cruz Martínez, con 45 años de labor en la educación y 38 en la Serafín Sánchez, reconoce quién es: “Los juguetes que pedía para el día de los reyes magos siempre tenían que ver con la escuela, desde que era niña me gustó enseñar, andaba con la tiza y el borrador”.
En el aula cuando dice: ¡silencio! , ¿qué sucede?
Tengo acostumbrados a mis alumnos a que los escucho, hasta las cosas más íntimas de su hogar, al que tiene o no problemas, al que es capaz de llegar y decirme qué le sucede con otro compañero, por eso me tienen que oír a mí, cuando les digo: ¡silencio!, es porque detrás viene algo importante y quiero que no lo olviden. Ese silencio hay que respetarlo.
¿Por qué tanto afán por la superación?
Al maestro le pasa igual que al médico, siempre tiene que estar estudia
Gracias periodista por el articulo.En esa escuela empeces mis estudios cuando eran 3 en una y el almuerzo costaba 25 centavos a la semana.Conozco de oidas a Ernestina y aqui si tenemos una VERDADERA master,de oficio y no de buro,estos maestros primarios llevan el trabajo mas pesado e importante y son los peores pagados.La piramide salarial esta invertida y hay que enderezarla si se quiere salvar la educaion.Ernestina es millonaria en amor,pero unos CUC de mas no le vendrian mal despues de una vida entera formando y educando nuestros hijos y nietos,incluyendo a su propia hija,que cumple con aquello de que «Cada hombre tiene derecho a que se le eduque y,en pago,contribuir a la educacion de los demas»