Los daños del huracán también alcanzaron de forma importante al medio ambiente en la zona norte, en las áreas protegidas y bosques naturales
Las alrededor de 4 000 hectáreas de manglares del Parque Nacional Caguanes —ubicadas en la costa de Yaguajay y consideradas entre las mejores del país— cumplieron su función primaria como barrera protectora de ese litoral que no sufrió grandes impactos por el paso del huracán Irma, pero en pago quedaron con afectaciones considerables.
“Ese manglar era tupido al no existir en esa área vertimientos industriales. Después del evento meteorológico allí no se apreciaron considerables afectaciones de inundación, ni tantas especies muertas porque ese bosque protegió mucho. Pero ahora quedó severamente dañado, estamos estimando que el 90 por ciento de forma parcial, sobre todo desde el punto de vista foliar y con ramas partidas. Tenemos que trabajar para su regeneración que resulta bien costosa”, detalló Leonel Díaz Camero, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la provincia.
En este sentido precisó la urgencia de cortar las ramas dañadas y talar los arbustos más afectados, de acuerdo con las posibilidades y recursos disponibles, en tanto el resto de la población se restablecerá naturalmente y se continuará la política de reforestación con los viveros y posturas existentes.
Especialistas y trabajadores del Citma en el territorio aún se encuentran en la evaluación y cuantificación del impacto ambiental del potente meteoro en esta región, pero ya se sabe que las pérdidas resultan millonarias: “Las metodologías internacionales establecen valores signifi cativos; por ejemplo, por los servicios
que presta al ecosistema, la pérdida de cada hectárea de manglar está valorada en 16 000 pesos y recuperarla cuesta 4 500 pesos. Se está calculando que los daños en Caguanes son superiores a los 40 millones de pesos, a partir de los servicios ambientales que el manglar presta al ecosistema”, precisó Díaz Camero.
Por su parte, los bosques naturales de Jobo Rosado, Topes de Collantes y Banao, fundamentales como recurso turístico en esos territorios, también sufrieron considerables impactos, en estos momentos no pueden prestar los servicios de senderismo y se considera que su regeneración natural puede resultar compleja y demorada.
“Cada bosque natural o manglar tiene un plan de manejo aprobado. Sobre esa base, que tiene dinero asignado, hay que establecer una estrategia de recuperación. Ya se está trabajando en la tala de los árboles caídos, la limpieza para que esas áreas se regeneren. Además, se necesita plantar más viveros con las especies que demanda la reforestación”, precisó el delegado del Citma.
En cuanto a los daños sufridos por la fauna, lo más significativo resulta la muerte de más de 500 flamencos rosados —alrededor de la mitad de la población contabilizada en los cayos de Piedra de Caguanes—, donde habían comenzado a asentarse durante los últimos años, lo cual precisará volverles a crear condiciones de nidifi cación, así como sanear y limpiar las lagunas para su fomento.
Gracias colegas por su labor.También a Radio Ss.A La Voz de Yaguajay por el trabajo que hacen.