Una de las mejores pívot del baloncesto cubano asume todo el peso del liderazgo en el equipo de Sancti Spíritus
Por encima de sus dolencias de rodilla y otras molestias no precisamente físicas, Marlene Cepeda Valle se elevó hasta el aro del estrellato durante el 2016 para merecer la condición de mejor atleta espirituana de deportes colectivos.
Quien ha sido una de las mejores pívot del baloncesto cubano reverdece laureles a sus 31 años y hala a su equipo hasta la Liga Superior de Baloncesto que volverá a exigirle a partir del día 17, cuando se juegue la primera fase en Santiago de Cuba.
Durante el torneo de ascenso se echó el equipo a cuestas, jugando todos los partidos, algo que no siempre pudo completar en años anteriores, casi siempre asediada por lesiones. Por eso tendrá sobre sí más ojos que de costumbre, con el peso del liderazgo ante la ausencia de su compañera de canastas Yamara Amargo.
“Hice una preparación férrea, la rodilla estaba limitando mis resultados, me tracé la meta de preparame bien físicamente, fortalecí esa zona, trabajé con la gente de La Habana, en la playa y mucho trabajo psicológico, me había operado y no debía tener nada; gracias a todas las personas que me apoyaron estoy aquí”.
¿No hay otras motivaciones?
Sí, me motivó el pueblo; pese a mis resultados internacionales, a mi provincia no la convencía, pues daba la casualidad de que siempre estaba lesionada mi rodilla. Lo que hice fue demostrarle al pueblo, a mis entrenadores y al Inder que estoy en óptimas condiciones y que hay Marlene para rato.
¿Tienes potencialidades escondidas?
No tanto escondidas, sino algunas insatisfacciones, y al tenerlas no mostraba el ciento por ciento de esas potencialidades; aunque no estoy contenta completamente, pero me toca demostrar que hay cantera para trabajar y un empujoncito mío nunca estará de más.
Con 18 años en lo alto del baloncesto cubano, ¿cómo te integras en un equipo tan joven?
Trato de sentirme joven, tener un poquito de niñez y de “muchachá”, eso me ayuda a incorporarme y que ellas me acepten. Tengo el carácter un poco fuerte, estuve muchos años de capitana del equipo nacional, he lidiado con varios caracteres, pasé por esa edad, las conozco y sé como piensan, me queda apoyarlas.
Pocos cuentan a Sancti Spíritus entre los favoritos. ¿Cómo lo ves?
A diferencia de otros años, veo al equipo muy motivado; yo lo estoy, con el apoyo de las villaclareñas Francis Ochoa y Yudania Alfonso, esperamos llegar a la final y darle un alegrón al pueblo.
¿Cómo te fue en Argentina?
Superbién. No es una gran liga, pero ayuda al desarrollo y es importante pues el básquet es de juego y ahí se hace todo el año, la preparación física es muy buena. Participé en la liga boliviana y la argentina el año pasado y la argentina es un poquito mejor, pero la nuestra tiene buen nivel comparada con ese país y con otros. Nos falta jugar más internacionalmente, allá juegan desde niñas y se ve el desarrollo progresivo de las atletas. Las nuestras tienen futuro.
Sin embargo, no clasificaron para Río.
En lo personal me afectó mucho psicológicamente, estuve 15 días en casa sin poder hablar con nadie porque me veía en la Olimpiada, tuvimos una preparación perfecta, con varias jugadoras insertadas en ligas extranjeras y pensé que podíamos lograrlo, pero no se pudo. Es duro este cuatrienio, pues el equipo se cambió completamente, todas son jóvenes, con poca competencia internacional, aunque tienen calidad y deseos de trabajar. Este año tendremos el Centrobasquet y la Copa América, si salimos airosos en correspondencia con nuestro nivel, va a ser un buen año.
Pese a la renovación, Marlene sigue.
Me siento joven, pero ya no lo soy tanto, me chocó un poco que mis compañeras de un momento a otro pidieran la baja, lo pensé, pero todavía no me siento lejos del baloncesto; a lo mejor el año que viene piense hacer mi familia, no ahora.
¿Alguna rivalidad por jugar junto a Yamara?
Para nada, ella juega una posición y yo otra, fuera y dentro del terreno somos las mejores amigas; me sentí muy triste cuando supe que ella no podía ir al preolímpico porque sabía que era un puntal, decidió ser madre que es lo mejor que puede pasarle a una mujer. Para mí es un espejo, por su personalidad, su forma, su calidad; creo que hoy por hoy no ha nacido una que la pueda sustituir ni en la provincia ni en el equipo nacional y estoy loca por que empiece a tirar pelotas de nuevo.
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