Del 2000 a la fecha en México fueron asesinados 126 periodistas, según datos actualizados de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
El último que perdió la vida de forma violenta fue Javier Valdés, corresponsal del diario La Jornada en Culiacán, estado de Sinaloa, y autor de varios libros e investigaciones sobre el azote de los grupos criminales que hacen vida con el tráfico de drogas.
Varios encapuchados dispararon contra Valdés la víspera en una céntrica avenida de Culiacán en lo que el presidente Enrique Peña Nieto calificó de ‘indignante crimen’.
Con la declaración de guerra contra el narcotráfico, iniciada en el gobierno de Felipe Calderón y continuada por Peña Nieto, el número de asesinatos y agresiones contra periodistas se triplicó en el país, al pasar de 20 homicidios entre 2000 y 2005, a 61 de 2011 a la fecha.
En lo que va de año suman seis los profesionales de la prensa ultimados presuntamente por sicarios del crimen organizado. Sus muertes, y las de otros colegas que perdieron la vida anteriormente, continúan impunes.
Tales estadísticas, que coinciden en términos generales con información de organizaciones de la sociedad civil y del gremio periodístico del país y extranjero, colocan a México como uno de los países más peligrosos del mundo para el periodismo.
Es una profesión que se ejerce en medio de la impunidad que permite a los grupos criminales, con autoridades corruptas y coludidas con el crimen organizado, silenciar a voces críticas, afirma hoy La Jornada.
La CNDH también tiene registrada la desaparición de 20 profesionales de la prensa y 51 atentados contra medios de comunicación desde el 2006.
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