Sancti Spíritus es reconocida como uno de los territorios de mayor prestigio en el arte de miniatura
Ni el más preciso francotirador, con vista de águila, es capaz de descifrar los trazos de las obras del X Salón Nacional de Miniaturas, que llega siempre como parte del evento Martí, la ecología y las artes.
Con tamaños que no superan los 10 centímetros y el de menor medida con 1.5 centímetros se revelan antes los ojos, auxiliados por lupas, elementos que, aunque diminutos, regalan una visión universal como los zapaticos de rosa de Pilar; un abrazo entrañable entre Fidel y Martí o paisajes naturales. En conjunto la muestra convida a adentrarse en un mundo pequeño en dimensiones, pero inmenso en su valor artístico.
Con la presencia de 150 piezas, nacidas de las manos de 83 creadores de una decena de provincias, el salón, a juicio de José Ángel Naranjo, máximo representante del arte en miniatura en el oriente de la isla, se presenta como el mejor realizado hasta el momento en calidad y cantidad.
Pinturas, dibujos, arte naif, escultura, cerámica, grabados y creación con tejidos recrean diferentes posturas del legado del Apóstol y Fidel, así como sobre la necesidad de cuidar la naturaleza.
“Se debe apostar por que la convocatoria llegue a un mayor número de creadores, pues se evidencia el interés de personalidades de las artes plásticas como José Manuel García Rebustillo con sus emblemáticas habaneras que también apuestan por el menor tamaño para reflejar sus artes”, dijo el tunero Oni Barea Vilachan, presidente del jurado.
Tras evaluar el total de piezas, se decidió otorgar tres premios en igualdad de condiciones a aquellas piezas que fueron las mejores expresiones del dominio de la técnica y con un nivel exquisito al lograr detalles en una proporción imperceptible sin la ayuda de una lupa.
Los mismos recayeron en Elena E. Arévalo por un tejido a frivolité; Reinaldo Iglesias Alonso y Eduardo Nario Morell, ambos por un conjunto de pintura sobre lienzo.
Igualmente, se confirieron reconocimientos a José Ángel Toledo Reyes, quien laboró con la técnica de acrílico sobre semilla de tamarindos; el proyecto comunitario La honda de David, de La Habana; Osley Rodríguez y Marta M. Rodríguez.
Paralelo a la presentación de las piezas del salón, se efectuaron los intercambios entre artistas experimentados y noveles que cada año se realizan como parte del programa del Martí, la ecología y las artes. En esta edición, durante dos días, quienes participaron pudieron crear en contacto directo con la naturaleza.
Dispersos por el Jardín Botánico de la ciudad del Yayabo y apoyados en la riqueza de ese entorno honraron así al Apóstol.
“El Héroe Nacional siempre habló del ser humano insertado a la naturaleza para que se cuidara y respetara. El miniaturismo se ha convertido en un vehículo de divulgación del ideario martiano por lo que resulta imprescindible nutrirnos de su pensamiento para crear”, refirió Naranjo Pérez, multipremiado artista tunero.
La realización de este evento con carácter nacional como resultado de la fuerza que ha alcanzado el arte en miniatura en el país confirma cada año la valía del quehacer de quienes apuestan por esa tendencia en este territorio.
“Sancti Spíritus es un centro neurálgico para la evolución de este movimiento. Se mantiene a la vanguardia en Cuba, no solo por la incorporación de nuevos artistas, sino por los resultados del grupo, liderado por el empeño de su máximo representante en el territorio, Nelson Wenselao”, concluyó Gólgota, artista habanero.
Durante un mes, la muestra del X Salón Nacional de Miniaturas se expondrá en la sede de la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí.
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